En el inicio de la temporada, la NBA se vio sacudida por la grave lesión de Hayward, en su debut con la camiseta de los Celtics. Había firmado como agente libre luego de pasar siete temporadas con Utah Jazz.
En la dolorosa acción, Hayward dio un salto en busca de un alley-oop que no pudo completar y tras el que, con una enorme mala suerte, cayó de tal manera que su tobillo izquierdo quedó atrapado y fracturado al instante.
La fractura saltaba a la vista, pero al menos esta solo afectó al tobillo y no a la tibia o al peroné, lo que podría haber complicado aún más la lesión.