Lo que vivió Ledesma en estos últimos meses fue un tanto atípico. Porque de estar como suplente, pero a expensas de un contratiempo del Ruso Rodríguez bajo la conducción de Paolo Montero pasó a ser número puesto para Leo Fernández.
Lo que vivió Ledesma en estos últimos meses fue un tanto atípico. Porque de estar como suplente, pero a expensas de un contratiempo del Ruso Rodríguez bajo la conducción de Paolo Montero pasó a ser número puesto para Leo Fernández.
Los bajos rendimientos del Ruso Rodríguez coincidieron con unas muy buenas actuaciones de Ledesma en la Copa Santa Fe, con título incluido para el equipo de juveniles que dirigió el propio Fernández. Por eso, cuando a Leo lo llamaron para tomar la posta de Montero ni lo dudó. Le dio la chance y la responsabilidad de defender el arco canalla.
En ese entonces el reconocimiento del hincha siempre fue palpable. Bastaba ver cuando el arquero corría a cualquiera de los dos arcos a tomar posición para darse cuenta el respaldo que bajaba de las tribunas. Con ese apoyo fue haciendo su camino. Con aciertos y también con errores, típico de un jugador que hace pie en primera división, más tratándose de un arquero.
Tuvo encuentros en los que fue determinante para bien del equipo y otros en los que expuso su grado de inexperiencia. Ni más ni menos que los viejos y conocidos altibajos.
Sus primeros partidos fueron de regular para arriba. Es más, en muchos de esos casos fue catalogado (al menos por Ovación) como la figura del equipo. Se recuerdan, por ejemplo, los encuentros contra Tigre (apareció como titular a último momento por una lesión del Ruso Rodríguez). La rompió ante Talleres (primer partido de Leo Fernández como DT) y después de eso se puede decir que cumplió. Sus peores presentaciones llegaron sobre el final del campeonato, donde tuvo errores, especialmente a la hora de intentar jugar con los pies. Racing, Defensa y Justicia (de una falla propia intentando una gambeta llegó uno de los goles del Halcón) y Arsenal fueron, claramente, sus actuaciones más deficientes.
Más allá de eso, en líneas generales tuvo un rendimiento parejo, aunque lo más importante que sacó de este semestre futbolístico que acaba de terminar fue la experiencia. En caso de que le toque con Bauza tendrá sobre sus hombros ya 22 partidos (incluidos los dos contra San Pablo, por Copa Sudamericana), lo que no es poco, igual sabiendo que es todavía muy largo el camino que le queda para lograr afianzarse.
Por eso dependerá del él, pero también del arquero que llegue. El nombre que pidió el Patón es Alexander Domínguez y si el ecuatoriano recala en Arroyito seguramente se adueñará del arco. Con los otros candidatos que hay en carpeta la lucha podrá ser más pareja.
Con Emilio Di Fulvio con un pie prácticamente afuera (su contrato vence dentro de 15 días y aún no renovó) es muy factible que llegue otro arquero a Central. Bauza lo considera indispensable. Cuando eso suceda habrá más certezas sobre si vendrá para atajar o para pelear el puesto con Ledesma.
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