.El fútbol suele ser cruel. Y una vez más quedó demostrado. Porque cuando no golpeás al rival, a la larga lo podés padecer. Newell's había hecho algo más en noventa minutos, pero en la última jugada lo terminó perdiendo. Como para que el panorama, que hasta la igualdad no era tan crítica, afiance la incertidumbre con la tercera derrota consecutiva. Se puede hablar de merecimientos, pero eso es algo que en este deporte no debe utilizarse. Porque la Lepra no tuvo la potencia ofensiva para golpear cuando arrinconó al Lobo y eso fue un pecado de juventud. Por eso el dolor intenso de los leprosos. Por eso el desahogo de un Gimnasia ordinario, pero que nunca se dio por vencido. Para pesar de los rojinegros.
Sí, hubo un antes y un desarrollo que puede despertar aún más amargura en el Parque. Desde el inicio, Newel's tuvo que aguantar los embates de un Lobo herido y necesitado de una victoria como la misma Lepra. Pero el local debió tomar la iniciativa obligado por las circunstancias, aunque la endeblez que tiene como equipo hizo que fueran sólo ganas. Recién a los 14' el Tanque Silva metió un cabezazo, pero lejos de los palos de Aguerre.
En cancha se observaban dos equipos apurados. Por las mismas presiones de sumar puntos pensando a futuro, que aparece bastante oscuro. Muchas ganas, intenciones y a los ponchazos. A tal punto que la primera acción clarita de riesgo la tuvo Víctor Ayala a los 27' cuando estampó la pelota en el palo en un tiro libre. Aguerre sólo atinó a observar la bocha porque nada podía hacer.
A Newell's le costaba por momentos controlar la pelota y cuando lo hacía y encaminaba las naves le generaba un disturbio al fondo tripero, que era una invitación a atacarlo. Cada vez que la Lepra lo hacía sufría Moyano. Como cuando a los 35' Nadalín apareció por derecha pisando el área como un atacante y con un derechazo hizo pasear la redonda por todo el frente del arco.
Newell's se fue acomodando en el partido después del barullo inicial. Los pibes fueron tomando confianza, ánimo y se dieron cuenta de que podían darle pelea a un Lobo insípido y desorientado. Moreno, con un puñado de minutos más que Requena, el otro pibe del mediocampo, tomó el mando en esa zona y tuvo buenas intervenciones. Por supuesto que dentro del contexto de lo que fue un juego bastante enredado.
El desorden y la torpeza en el fondo tripero invitaron a que Newell's presionara mucho más arriba. Y de esa manera le armó un lío importante. Bidoglio mandó a
Fydriszewski e Insaurralde por Alexis Rodríguez y Leal, respectivamente, con intenciones de romper el cerrojo de un rival sin demasiada reacción. Formica despertó el "uh" de la tribuna con un cabezazo que controló Moyano. Mientras la parcialidad local agotaba su paciencia y exigía una victoria a pesar de que veía una enorme inacción.
Todo fue mutando a lo largo del desarrollo, porque la iniciativa la terminó teniendo Newell's como si fuera el anfitrión. Y el local, resignado por la presión leprosa, atinó a defenderse, cerrar filas atrás y apostar algún contra. No le dio el piné, pero tampoco la Lepra tuvo la suya para sentenciar a un rival que muchas veces bajó la guardia. El problema es que no tuvoquien oficie de noqueador, porque los de arriba fracasaron ni generaron el espacio para pegar. Ni siquiera Callegari pudo acertar con el testazo a los carteles publicitarios. Es cierto, lo pudo perder si Aguerre no volaba como una paloma y le sacaba el grito de gol a Ayala.
El punto parecía abrochado. Nada hacía presagiar una sorpresa, pero una salida rápida de un lateral de Nadalín que la perdió increíblemente Moreno, derivó en una jugada embrollada de campito y terminó con un golazo de Tijanovich que hizo trizas todo lo hecho por la Lepra. Duro castigo y un presente gris oscuro.