Otra vez, el 9, es un tema a resolver en Newell’s. De acuerdo a lo que expresó Mariano Soso en la rueda de prensa tras el empate sin goles ante Atlético en Tucumán, en su debut oficial al mando del plantel rojinegro, el nuevo entrenador prefiere los centrodelanteros con herramientas y fundamentos técnicos para poder ingresar y hacerse sentir en el circuito de juego colectivo del equipo.
Pero, poniendo el foco de análisis cerca de la cruda realidad leprosa, los 9 tradicionales están atravesando un muy pobre nivel de rendimiento, mientras que cuando hubo intentos por encontrar alternativas, quienes ocuparon ese puesto no se vieron cómodos y bajaron claramente sus producciones cuando fueron requeridos en ese sector.
En esa plataforma de evaluaciones que está llevando adelante el cuerpo técnico rojinegro, ya hay una pregunta que empieza a merodear entre los hombres que toman las decisiones en el fútbol. ¿Newell’s debe buscar un 9, con el perfil y los requisitos que está imaginando el nuevo DT para la próxima temporada?
Ese, entre muchos otros interrogantes, surgen y se plantan a manera de desafío de cara a la siguiente Liga.
Poniendo esta problemática bajo la lupa, el Colo Ramírez y Juanchón García, dos centrodelanteros tradicionales, de área, de poca movilidad y participación, no encajan en este encuadre de pretensiones que exhibe el entrenador. Además, ninguno de los dos viene atravesando un buen momento deportivo y en estos días tampoco representan aportes mínimos de goles como para levantar carteles de exigencias, de pedidos de titularidad.
En cada partido, fueron perdiendo presencia ofensiva e incidencia en la finalización de las jugadas Fueron perdiendo convicción y confianza, y hoy son protagonistas secundarios, casi siempre tapados de levedad e intrascendencia, en las historias que impone cada compromiso.
Tanto al Colo como a Juanchón le dieron partidos, muchas oportunidades, y no apareció todavía una reacción confiable en escena. Estos dos 9 vienen exponiendo versiones muy opacas de sus rendimientos, y se fueron sacando solos del elenco de arranque, y fueron obligando a los distintos cuerpos técnicos que tuvo Newell’s en esta temporada tan angustiantemente gris, a mirar más abajo, en las divisiones inferiores y forjar opciones que hasta ahora no funcionaron de manera convincente.
Apuestas que no funcionaron
En ese panorama de búsquedas aceleradas, muchas veces forzadas por las mismas necesidades, se termina contaminando lo que viene funcionando de buena manera. Algo de eso pasa en este Newell’s de Soso con los delanteros Mateo Silvetti y Giovani Chiaverano, dos pibes surgidos de la cantera del club muestran que funcionan mejor jugando por afuera, y hasta ahora evidenciaron que bajan sus producciones cuando son corridos a esa posición o con esa responsabilidad táctica.
Estos dos atacantes, por características naturales y por hábitos de formación no son centrodelanteros, pero muchas veces, producto de seguir ganando espacio en la primera, son requeridos en otros puestos y esa buena prediposición, muchas veces finaliza afectando el nivel de juego, ya que no encuentran las mismas comodidades y los potenciales que sienten en otras posiciones.
Según trascendió desde el predio de entrenamientos de Bella Vista, ambos fueron probados en esa zona desde que arribó Soso al parque Independencia y mostraron que a nivel individual y grupal, es más lo se pierde que lo que se gana con esos movimientos.
Lo concreto es que tanto el Colo y Juanchón, como los pibes Silvetti y Chiaverano, parecen no representar la solución adecuada para esta notable carencia que evidenció Newell’s a lo largo de todo el año.
A Soso, quien tiene todo el margen de maniobra posible dentro del universo rojinegro porque recién está esbozando sus primeros pasos, los últimos dos partidos que le restan a su equipo (Boca en Rosario y Talleres en Córdoba) tienen que servirle para seguir probando y llegar a una estación de más certezas.
Por el momento, el puesto de centrodelantero, es otro de los dolores de cabeza que tendrá que superar. Habrá que ver si lo consigue con trabajo de pizarrón o pidiendo refuerzos para el próximo año.