Melbourne.- El serbio Novak Djokovic derrotó hoy a la revelación francesa Jo-Wilfried Tsonga por 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6 (7-2) y se adjudicó el Abierto de tenis de Australia.
Melbourne.- El serbio Novak Djokovic derrotó hoy a la revelación francesa Jo-Wilfried Tsonga por 4-6, 6-4, 6-3 y 7-6 (7-2) y se adjudicó el Abierto de tenis de Australia.
Para Djokovic fue su primer título de Grand Slam y quebró así una racha de tres años en los que los éxitos estuvieron repartidos entre los número uno y dos del mundo, el suizo Roger Federer y el español Rafael Nadal.
Una derecha ancha de Tsonga determinó el final de un partido de 3 horas y 6 minutos de duración en el que Djokovic debió luchar no sólo contra el impulsivo y sorprendente francés, sino también sobreponerse a un público mayoritariamente favorable a su rival.
Djokovic se consolidó así como número 3 del mundo y quebró tres años de dominio de Roger Federer y Rafael Nadal en finales de Grand Slam.
El último campeón de Grand Slam con apellido “diferente” había sido el ruso Marat Safin, ganador de Australia 2005.
Tsonga, apodado “Muhammad Alí”, hizo honor al mote, porque entró al Rod Laver Arena dando saltitos y saludando a los espectadores. ¿Cancha de tenis o ring? ¿Melbourne o Kinshasa? El público recibió encantado el gesto, y ya en ese instante le hizo notar a Djokovic que no era su preferido.
Al serbio le importó poco, porque quebró de entrada el servicio de su rival, dominando con su derecha.
Pero enseguida habría sorpresa, porque Tsonga quebró a Djokovic en el siguiente juego y tomó el control del partido. El serbio estaba claramente nervioso y el francés disfrutaba con ese dejo de insolencia que desprenden su juego y sus actitudes en la cancha.
Desde las plateas unos espectadores exhibían una foto de Alí, y Tsonga noqueó en el momento justo: con Djokovic sirviendo 4-5, el francés conectó un passing-shot de derecha cruzado tras un smash fallido de su rival para ponerse set point, y se llevó el parcial con un notable globo de derecha con top spin que dejó petrificado al serbio.
Tsonga, que desde mañana será el 18 del mundo, se llevó el set por 6-4 en 49 minutos y recordaba por momentos a la máquina que aniquiló en semifinales al español Nadal.
No obstante, el serbio tomó el control en el segundo y el tercer set, en buena parte por sus méritos, pero también por fallas del francés, que erraba más de lo habitual con su derecha y más de una vez tomaba la decisión errónea a la hora de definir.
Más que de físico, Tsonga parecía estar agotado mentalmente por el gran trajín que tuvo que soportar hasta llegar a la final.
El cuarto set adquirió cierto tinte dramático: saque a saque, llegaron al tie break, en un parcial en el que Djokovic debió ser atendido por calambres. Hubo un punto, que llegó a ganar, en el que el serbio se derrumbó, porque sus piernas no lo sostenían.
El apoyo del público a Tsonga era a esa altura ya desmesurado, y más que incómodo para Djokovic. El tie break comenzó con una ovación al francés, que pagó su inexperiencia.
En vez de tomar en cuenta que el físico de Djokovic quizás no resistiría un quinto set, Tsonga sumó cuatro errores en el desempate, entre ellos una doble falta, y le abrió las puertas de la gloria al serbio.
Superado por la alegría, Djokovic se derrumbó sobre la azul superficie del Rod Laver Arena. Tras un abrazo con Tsonga, saludó a su familia en la primera fila del estadio y volvió a alzar los brazos.
Djokovic corrió por toda la cancha, revoleó su raqueta a las tribunas y le demostró a todos que hoy dejó de ser una promesa para convertirse en una real amenaza para Federer y Nadal (Télam)
Por Eugenia Langone
Por Elbio Evangeliste