Cuando un ciclo termina y otro comienza es imposible no pensar en ciertos ingredientes nuevos que debieran aparecer, al menos para cambiar pequeñas cosas, que colaboren para dar algún pasito hacia el frente. Bueno, nada de eso sucedió con este Central que estrenó técnico en cancha de Tigre, pero que se movió en la misma sintonía en la que lo venía haciendo. Y en medio de todas esas viejas fallas hubo algo que, quizá, causó una preocupación extra: en los más de 90 minutos disputados el equipo no tuvo una sola chance clara para convertir, en la derrota por 2 a 0. Apenas una sucia de Ruben. Así será muy difícil.
En el ocaso del ciclo del Kily (y desde antes también) se hablaba de los problemas físicos que el equipo podía estar sufriendo, pero a la luz de los resultados habría que darle la razón a Marco Ruben, quien en los días previos al clásico habló de que el mayor inconveniente era “mental”. Lo de anoche en Victoria fue claro, porque ante la adversidad el equipo jamás tuvo la sapiencia necesaria como para torcer el resultado. Paradójicamente fue el momento en el que mejor pudo manejar la pelota durante algunos minutos, pero fue eso lo que puso más aún en evidencia al equipo. Allí las ideas estuvieron totalmente ausentes.
Esto recién empieza para Somoza porque son poquitos los días de trabajo, pero es el ABC del fútbol esto de pensar que, con los días que tenga, algo debiera haberles podido inculcar a los jugadores.
Hubo sí muchas indicaciones, especialmente con Emiliano Vecchio, quien a cada rato se daba vueltas para mirar al DT e intentar entenderlo de manera más rápida, pero todas esas indicaciones no fueron suficientes.
Claro, lo que se pensó es que durante la semana Somoza ya debía haber hecho lo mínimo indispensable para que la cara fuera otra, pero a la luz de la puesta en escena y el resultado tampoco sucedió. Este Central que venía golpeado, sin jugar a nada y cayéndose ante el primer golpe, quedó más confundido todavía. No mostró nada y, otra vez, se cayó cuando lo golpearon. Un continuismo que enciende las alarmas.
Quedó penúltimo
Se sabía que esta 8ª fecha sería una verdadera prueba de fuego. Porque venía de la derrota en el clásico que además eyectó al Kily González y estrenaba un nuevo ciclo en las peores condiciones. Que además se reflejaba por supuesto en la tabla de posiciones. Arrancó penúltimo, compartiendo ese lugar con Arsenal y finalizó la jornada en ese mismo lugar pero solo, apenas un punto por delante del colista Lanús, que cayó ante Vélez en duelo de últimos. Si hubieran empatado, estaría directamente con esos equipos en el vagón de cola.
Central quedó a 6 puntos de su objetivo primario, que era clasificar entre los cuatro primeros, posición que ostenta Aldosivi. Arriba del sorprendente Tiburón están Tigre, su vencedor de ayer, Estudiantes y Boca. Con seis partidos por jugar, la empresa será harto difícil para el cuerpo técnico de Somoza.
Los 18 puntos que disputará Central serán ante Colón de local el viernes, el propio Aldosivi en Mar del Plata, Lanús también de visitante, Independiente de local, Huracán en el Ducó y cerrará en el Gigante ante Estudiantes.
Pero más allá de que las chances matemáticas por supuesto estarán en la medida que vuelva a sumar de a tres, hoy por la puesta en escena de anoche en Victoria parece más una quimera que a una posibilidad.