Muestra poco. Casi nada. Central no tiene una línea de juego. O no la encuentra. Lo colectivo no es su idioma. Anoche terminó empatando ante Godoy Cruz 2 a 2 en una velada donde las ideas quedaron en el tintero. El equipo del Kily González se tornó dependiente de Emiliano Vecchio. El entrenador canalla continúa cimentando su labor desde el borde del precipicio. Mientras tanto, las fechas se consumen entre la irregularidad y la débil puesta en escena.
Hizo lo que pudo una vez más. Esta versión auriazul tiene sus limitaciones. Todo parte desde la base. O desde la raíz, donde las consignas siguen sin dar frutos.
La noche comenzó siendo muy torcida para Central. Ninguno había calentado motores ni ubicado en sus reales posiciones cuando Renzo Tesuri capitalizó un despeje de Broun. El volante del Tomba captó el rebote de Fatu y terminó clavando un golazo de media distancia que dejó sin reacción a Central.
A Central le costó mucho hacer pie. Godoy Cruz se adueñó de la pelota desde el vestuario e hizo un trabajo colectivo más intenso y práctico. Lateralizó de manera sólida con Ferrari y Tesuri. Además, Abregó era una mente creativa y punzante de tres cuarto hacia adelante.
PARTIDAZO Y EMPATE EN ROSARIO | Rosario Central 2-2 Godoy Cruz | RESUMEN
Aunque con el correr de los minutos, el equipo del Kily González fue resurgiendo. Y comenzó a dar señales de estar vivo. Tal es así que un par de minutos llegó al área rival y casi hace saltar la banca. Primero fue con un remate de Zabala, quien exigió a Espíndola. Luego el arquero visitante voló ante un centro envenenado de Lautaro Blanco.
Pero la tercera llegada fue la vencida. A esta altura, los dos equipos daban ciertas licencias en el fondo. Era cuestión de atacar y dar en el blanco. Estaba para cualquiera.
El canalla logró empardar el juego mediante un penal ejecutado y materializado por Vecchio. El 10 auriazul le sacó jugo a esa acción con un disparo seco.
Godoy Cruz bajó la guardia de manera significativa en un lapso breve. Y Central aprovechó para noquearlo tras una estupenda jugada colectiva que inició Gastón Avila, prosiguió con Zabala y Vecchio y culminó con una palomita goleadora del pibe Luca Martínez Dupuy.
El elenco de Arroyito pasó de la pesadilla al sueño esperanzador en cuestión de minutos, pese a que no mostró un repertorio confiable. Solo los chispazos de Vecchio hicieron la real diferencia. Como casi siempre sucede desde que volvió al club.
La segunda etapa ofreció un banquete con algunas polémicas. Como un supuesto penal no sancionado de Escobar a Vecchio en el arranque. O como una acción donde Broun le ahogó el grito a Colman y la visita clamó expulsión a Fatu por ser el último hombre. Todo lo demás fue casi confusión o intermitencia.
Lo concreto es que la visita también tuvo un jugador diferente. Y fue Renzo Tesuri, quien decretó el 2 a 2 sin piedad a los 18’. Ese tanto dejó al desnudo, una vez más, las serias falencias y limitaciones auriazules a la hora del retroceso.
El punto terminó siendo equitativo. Porque los dos equipos mostraron más errores que virtudes durante toda la noche. Aunque para Central, este empate terminó siendo básico, con muy pocas ideas y un estilo de juego que sigue sin aparecer por Arroyito.
El Kily González se llevó, una vez más, mucha tarea por resolver. Porque Central continúa en la línea de montaje, siendo un mero proyecto en realidad. El equipo sigue sin aparecer.
Sangiovani no la pasó bien
El Kily González le pifió feo al ubicar al pibe Rafael Sangiovani en el corazón del mediocampo. Quiso inventarle un puesto y lo terminó exponiendo. Aunque el entrenador canalla volvió a fallar desde la estrategia y la puesta en escena. Porque Central ratificó ser un equipo donde el funcionamiento colectivo sigue sin aparecer. Las ideas no se caen en líneas generales. Anoche, el juvenil de Arteaga no la pasó bien cuando se clavó de 5. Se lo vio aturdido y corriendo sin rumbo. Trató de suplir el desconocimiento del puesto con enjundia, aunque no tuvo mucha suerte. Cuando se volcó por la derecha dio la sensación de hacer pie e intentar generar más peligro que el experimentado uruguayo Diego Zabala. El juvenil ratificó que ese es su puesto natural y donde puede rendirle más al equipo. Hizo lo que pudo en un encuentro donde las intermitencias fueron el común denominador.