Llegó el gran día de la finalísima. Se terminó el tiempo de espera. Es el momento en el que sobran las palabras y hay que salir a jugar. Es el partido más importante para Central en este primer semestre de 2019 porque en los 90 minutos que disputará esta noche ante Boca está en juego un campeonato, una estrella, un título, que de conseguirlo se inscribirá para la eternidad en la historia grande del club del Arroyito. A los pies de la imponente cordillera de los Andes, en los dominios del gigante cerro Aconcagua, Central buscará escalar a los más alto del fútbol nacional y atesorar la Supercopa Argentina.
El encuentro genera una expectativa enorme y tendrá un altísimo voltaje emocional. El canalla de Diego Cocca va por todo ante el xeneize de Gustavo Alfaro, justo un DT de paso decepcionante por el banco auriazul. Los condimentos sobran, tanto futbolísticos como extras del juego en sí. Es imposible soslayar lo que fue el bochornoso arbitraje de Diego Ceballos en la definición de 2015 entre idénticos rivales. Un cóctel de ingredientes que convierten al cotejo en único e irrepetible. Es la hora de la verdad, con un Central que ofrecerá su corazón ante el poderío de Boca. El canalla tiene una cita con la gloria y no la quiere dejar pasar.
Hay pocos partidos que ofrecen en la previa un menú tan amplio de ingredientes tácticos, estratégicos, pasionales, emotivos y con árbitros siempre en el ojo de la tormenta, como el que animarán esta noche Central y Boca en esta bellísima capital mendocina, en un estadio Malvinas Argentinas que estará colmado de hinchas de ambas parcialidades, claro que con los fieles canallas bancando estoicamente la ilusión de ser testigos de la coronación del club de Arroyito.
Desde el juego propiamente dicho no hay margen para las dudas. Al menos en la previa. Porque Central llega de punto, claramente un escalón por abajo de Boca. El canalla está en plena etapa de búsqueda de identidad. Diego Cocca está terminado de conocer el potencial de sus jugadores y por ello el once inicial aún no le sale de memoria. Prueba de un partido a otro y mueve jugadores como fichas del dominó.
El DT canalla sabe que hoy también se juega mucho desde lo simbólico para lo que viene. Porque no cerró de la mejor manera la última Superliga, quedó eliminado de la Copa Libertadores, dilapidó la chance de meterse en la Sudamericana y también fue escueta la participación en la Copa Superliga. Así, el cotejo de esta noche se inscribe en lo más importante que se juega Central en lo que va del 2019. Porque la chance de gritar campeón ante Boca tiene un valor inconmensurable, tanto para la alegría del presente como para la confianza a futuro. Justo un futuro en que la lucha por la permanencia será el objetivo prioritario del segundo semestre.
Central apostará a un partido de concentración, líneas juntas, aprovechamiento de pelota quieta y marca pegajosa a los temibles puntas de Boca. Ante el mínimo error el castigo puede ser sacar del medio. La sorpresa de la contra puede ser la llave a la victoria canalla.
Por el lado de Boca, la constelación de figuras es lo que lo ubica como favorito en las apuestas, ya que en cuanto al funcionamiento colectivo el equipo de Alfaro aún entrega grietas. Lo que no se puede omitir es que el xeneize cuenta con varios jugadores, en especial en ataque, que con tan solo una aparición están capacitados para torcer la historia de la final. Eso debe neutralizar Central.
Un protagonista relevante, aunque no patee la pelota, será Fernando Rapallini, el árbitro que llevará las riendas de un cotejo picante por dónde se lo mire. Es que son 90 minutos a todo o nada y en el que no hay margen para equivocaciones en los fallos. Justamente el fantasma del bochornoso arbitraje de Diego Ceballos en la definición de la Copa Argentina 2015 sobrevolará la escena. Aquella vez el canalla fue groseramente despojado de la chance de ser campeón. Hoy la historia es otra, pero las camisetas que se cruzan son las mismas.
Central arriba a esta finalísima por la obtención de la Copa Argentina a fines de 2018 de la mano del Patón Bauza, que justamente este año fue despedido del cargo, luego tuvo un paso fugaz Paulo Ferrari y ahora está Cocca, que irá por el cinturón de campeón. Mientras que Boca fue el vencedor en la Superliga 2017/18 y por ello hoy está en Mendoza.
Será la unificación de las coronas y así el fútbol argentino tendrá un nuevo monarca en cuanto a sus máximas competencias. Claro que es un título de un partido, pero vale como cualquier conquista por el camino transitado para llegar aquí.
Central va por todo. Sabe que la misión es muy difícil, pero el sueño está. Tiene una cita con la gloria, y justo enfrente está el rival con el que necesita tomarse revancha. Casi como una cuestión de honor.