Si el Central que llegaba golpeado tras el clásico y con cambio de entrenador debía dar una imagen distinta y mostrar algún atisbo de rebeldía, la distancia entre el dicho y el hecho fue enorme. Y así, lo que debía ser un debut de Leandro Somoza con indicios de que la recuperación era viable en lo inmediato quedó en una mera intención, pero con el dolor a flor de piel más que nunca después de una nueva derrota (una más en el torneo) que no hizo otra cosa que poner al canalla en una situación de extrema complicación de cara a la clasificación a las instancias finales del torneo. Un partido para el olvido, en el que lució desdibujado de principio a fin y que perdió por 2-0 con absoluta justicia en la casa del Matador.
Primeras y rápidas conclusiones de este Central versión Somoza, fue un equipo sin rebeldía, sin amor propio, al que el flamante entrenador indudablemente no le pudo inculcar cosas nuevas en este puñados de días que llega al frente del grupo. Pero lo fundamental, y sin que resulte apresurado por tratarse del primer partido de Somoza, el canalla sigue siendo un equipo de mandíbula débil, que flaquea ante el primer golpe. Porque vale la pena aclararlo, pese a manejar un poco mejor la pelota tras el penal de Magnín siempre quedó en evidencia la incapacidad de Central de torcer la historia.
Ese ímpetu de lo primeros minutos fue lo que mostró Central en el inicio del partido, que rápidamente decayó, cuando Tigre comenzó a hacerse de la pelota. Es que ese esquema con dos tres cuartistas (Infantino y Vecchio) y Ruben arriba era poco para presionar la salida. Y la generación jamás tuvo vida. Es que Vecchio estuvo ausente y sin compinches futbolísticos.
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Benítez despeja de cabeza. El zurdo jugó en al menos dos posiciones.
Héctor Rio / La Capital
El dinamismo de Montoya por derecha y Benítez por izquierda no era tal y eso fue algunos de los varios inconvenientes que mostró el canalla en ese primer tiempo en el que, aunque por poco, padeció el dominio de Tigre.
Al minuto a Infantino le quedó de aire entrando por izquierda pero lo cerraron justo. Fue lo único del canalla en esos primeros 45 minutos. Sí, apenas eso. Poquito, poquito. Claro, del otro lado a tigre no le sobraba nada, porque sí mostraba mejor manejo de tiempos y geografía, pero sin punch. El molde casi se rompe cuando Prietto desde la izquierda metió la pelota en el corazón del área para que Protti intentara someter a Servio, pero se mostró muy bien parado, aunque la pelota estaba claramente afuera.
¡El MATADOR derrotó al CANALLA y es LÍDER! | Tigre 2-0 Rosario Central | Resumen
Pero lo papales a Central se le empezaron a quemar en el inicio del complemento, con esa mano infantil de Báez y el penal claro (ni siquiera fue necesario recurrir al VAR) para que Magnín le pegara el primer mazazo a un Central que, llamativamente, empezó a manejar un poco más la pelota, sin la más mínima idea para generar algo de peligro.
Y esta versión del Central de Somoza fue similar a la anterior, a la del Kily, con un equipo que nunca dejó en claro a qué quería jugar. Es que el DT rompió el esquema inicial, puso otro delantero y ya con el 0-2 (golazo de Blondel), metió otras tres variantes que parecieron más de compromiso que por convencimiento.
Cuando se habla de la incapacidad del equipo para generar en ofensiva vale recordar lo que fue esa jugada en la que Ruben rompió por derecha y cuando llegó al fondo levantó la cabeza y no le quedó otra que meterle un fuerte remate al primer palo porque dentro del área no tenía ningún compañero.
La imagen de los tres cambios juntos en el final, con el 0-2 ya establecido y claro también puede tomarse como un caso testigo de esta historia triste de Central en cancha de Tigre, donde vino por algún pequeño indicio de recuperación y donde consiguió sumar más dolores de cabeza.
El efecto Somoza no resultó y Central fue más de lo mismo. Y mientras eso suceda al canalla se hundirá cada vez más en ese estado de preocupación en el que está inmerso.