El mismo Central, pero otro. Hay un Central que viene de meter un enorme resultado en el debut de la Copa Libertadores y es exactamente el mismo de ese deficitario andar en la Copa de la Liga. Central es hoy las dos caras de una misma moneda, la de la ilusión y la desilusión. Y esta noche el equipo de Miguel Angel Russo irá nada menos que al Monumental para pegarle un par de pinceladas de maquillaje a esta situación ciento por ciento incómoda de, a dos fechas del final de la fase de grupos, haber quedado sin chances de defender el cetro de campeón. River lo espera para ver si este Central está en condiciones físicas, futbolísticas y mentales para aprovechar la gran victoria ante Peñarol en un debut copero ideal, con coletazos emocionales por los graves incidentes que se produjeron, pero deportivamente ideal.
Después de esa alegría, Central se saca el traje de gala para calzarse el de fajina, pero teniendo muy en claro que por más que se esfuerce ya no podrá volver el tiempo atrás y luchar por un lugar en los cuartos de final. No obstante, hay otras pequeñas cosas por la que pelear. Cada partido del torneo local lleva consigo la obligación de sumar para la tabla de la clasificación a copas internacionales y también para que la compete a la permanencia. Motivos sobre la mesa siempre hay.
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Quintana celebra junto a Malcorra y Campaz el gol que le dio a Central el triunfo ante Peñarol.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
Central tiene argumentos de sobra como para tomar el partido de esta noche en el Monumental con la misma seriedad como si estuviera peleando por el título. La razón fundamental hay que hallarla en lo vivido el jueves en Arroyito, donde encendió la llama de la ilusión en la Copa Libertadores, al menos para lograr el primer gran objetivo de esta contienda internacional: meterse en los octavos de final.
Ese triunfo fue sufrido, trabajoso, pero de la misma forma de un impacto emocional de proporciones. Y por qué no pensar entonces que de esa victoria pueda obtener una cuota de motivación extra como para faltarle el respeto en su propia cancha a este River de Martín Demichelis.
La Copa de la Liga como alimento
Pero pensarlo de esa forma es hacer referencia a la mitad de la rueda. La otra es la que le abre la puerta a la especulación de que un buen resultado en el Monumental sería el condimento ideal como para ir a Brasil (el próximo miércoles visitará a Atlético Mineiro) a buscar, aunque sea un mínimo que colabore con esos tres puntos ya en el bolsillo logrados frente a Peñarol.
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Central viene muy mal pisado en la Copa de la Liga. En la derrota ante Barracas Central se quedó sin chances.
Marcelo Bustamante / La Capital
Porque se sabe que esto de afrontar dos competencias al mismo tiempo tiene más contraindicaciones que beneficios, pero así como puede entrarse en un círculo vicioso también puede generarse uno virtuoso. Central viene de ganar y eso puede servirle para afrontar este choque contra River y si sale bien parado de esta sin dudas será un incentivo de cara al miércoles.
Por supuesto que en el medio estará el equipo que ponga en cancha Russo, lo que no es un dato menor. Hay muchas más chances de hacer un buen partido hoy con la mayoría de los jugadores que estuvieron el jueves pasado en el Gigante, pero aportar por ellos sería desgastarlos. Una decisión difícil para el entrenador.
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Miguel Angel Russo tiene mucho por analizar porque al canalla se le viene una seguidilla de partidos importante.
Sebastián Suárez Meccia / La Capital
También está sobre el tablero el descalabro emocional que ocasionaron los serios incidentes que se produjeron en el Gigante en ese debut copero, pero es algo de lo que plantel y cuerpo técnico deben mantenerse al margen. Porque para Russo y sus jugadores la ecuación es ciento por ciento futbolística y no pueden ni deben detenerse en temas que no le competen.
River es un lindo examen para este Central que llega golpeado por salir a jugar un partido que no le brindará chances de pelear por el título, pero envalentonado como para apartarse de esa historia y pensar en jugar y ganar para retroalimentar su ego.