El Gigante estaba para que se viviera una linda historia para Central, por los 300 partidos de Russo, por la estela emocional que había dejado la clasificación en la Copa Sudamericana, pero la noche terminó de la peor manera. Es que en un partido en el que el Canalla no hizo casi nada bien la felicidad de la trama fue para el puntero Huracán. Se puede tomar el atenuante de la enorme rotación, pero así como se ponderó la actuación ante Sarmiento, bien vale hacer hincapié en esta pobre tarea. Fue apenas 1-0 en contra, pero por momentos pudo ser más. Y explicaciones al margen lo que quedó fue la incapacidad de sentirse envalentonado, ganador y capaz de bajar al líder. Superado claramente en el juego, el equipo de Russo pagó como debía, con una derrota.
Apenas 20 segundos de partido, una corrida entusiasta de Módica sacándose un hombre de encima y fallando en el segundo intento. Pareció el prólogo de un Central intenso, con hambre, pero no fue más que una imagen aislada de un equipo que nunca logró hacer pie en el primer tiempo, al que todo le costó demasiado por esa fragilidad futbolística inmediatamente expuso. Sólo el buen criterio de Caramelo Martínez para administrar y salir limpio, pero nada más.
Y Huracán rápidamente le demostró al Canalla que podía complicarlo, como lo hizo a los 4’ con una mediavuelta de Mazzantti que se fue cerca. Con los laterales no pudiendo hacer pie por completo y Ortiz recuperando poco, eran Barbieri y Giménez los más expuestos. Pero el principal problema de Central era que arriba no generaba nada, porque ni Lovera por derecha ni Lo Celso por izquierda lograban el desequilibrio. Malcorra tampoco por el medio. Entonces el fútbol no aparecía y las ganas chocaban una y otra vez con la propia incapacidad.
El remate de Mazzantti en el travesaño que no valía porque estaba en off side fue un aviso enorme del que nadie se percató. ¿Por qué? Un minuto más tarde Barbieri y el Gitano Martínez no cortaron por derecha, Fattori recibió profundo, habilitado porque Coyote nunca entendió que debía dar un paso al frente, y tras el centro Mazzantti le ganó la posición al propio Coyote y definió.
Un golpazo y también cierto fastidio, que se hizo presente cuando a los 33’ Ortiz dio un pésimo pase hacia atrás y provocó una contra de gol. El “movete canalla movete” apareció en escena. ¿Y Central? Un manojo de voluntades carentes de fútbol. El tiro libre de Malcorra, cerca del final, si pasaba la barrera iba a ser el primer remate al arco. Se desvió y se fue al córner. Un mal primer tiempo, para recapacitar en el vestuario.
Tan escasa fue la capacidad para recapacitar en el descanso que a los 2’ del complemento Huracán pudo asestarle otro golpe, en una jugada que inició con un córner a favor y que terminó con una gran doble tapada de Broun. El desconcierto era mayor. Y al toque Mazzantti falló luego de eludir a Fatura. Russo entendió que era tiempo de mover el banco (ya había ingresado Coronel) y optó por Giaccone y Campaz, dos revulsivos. Igual hubo que esperar un largo rato para que el canalla generara la primera jugada con cierto riesgo, en esa contra de izquierda a derecha en la que Giaccone abrió para Caramelo Martínez y su remate fue defectuoso.
Lo peor que tuvo Central fue no poder dar vuelta un trámite adverso y claramente a contramano. Porque cuando lo intentaba alguna contrariedad aparecía, como esa mala salida de Ortiz en la que Garate se apiadó de Broun y la tiró a las nubes.
Fue apenas un veranito de un par de minutos lo que tuvo el Canalla en ese complemento en el que intentó de todo, pero no le salió absolutamente nada. Ni por arriba ni por abajo, ni de la forma que sea. Sólo ese remate de Módica que se fue muy alto sirvió para que los hinchas creyeran que se podía. Muy poco para un equipo que aspiraba a algo un poco más serio.
Central no fue el de Sarmiento, tampoco el de Inter aquí en Arroyito o allá en Porto Alegre. Central fue ese equipo que no supo ni siquiera aprovecharse de esos buenos resultados.
Y si el fútbol no aparece, el empuje debiera hacer lo suyo, pero no fue el caso.
Un paso atrás del canalla, con todas las letras.
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