Mientras que en Rosario lo único que sube más que el dólar es la cantidad de asesinatos, la inflación sigue carcomiendo a todos los argentinos. Para no caer en la indigencia, un matrimonio con dos hijos debe tener un ingreso de 30 mil pesos. Para no ser pobre, esa misma familia necesita 70 mil pesos. Un horror.
El intendente de la ciudad de Rosario, Pablo Javkin, considera que lo prioritario, ahora, es estar cerca de los familiares de las víctimas. Incluso, en las próximas horas habría un pronunciamiento del jefe del Palacio de los Leones. “Se van las cámaras y no queda nadie”, se escuchó decir en las cercanías del alcalde rosarino, El gobernador Omar Perotti no apareció por Rosario, y no está agendada su presencia. Sería muy bueno que la clase política se una, al menos para defender la vida y la propiedad de los rosarinos. La intención del intendente es seguir los operativos policiales junto al Ministerio de Seguridad. A Perotti le va mejor en las encuestas que en la realidad empírica de todos los días. Vaya uno a saber por qué. ¿Billetera Santa Fe mata galán?
Hay olor a pólvora en Rosario. Todos los días. Ya no sirve ese argumento miserable: “Se matan entre ellos, es una autodepuración beneficiosa”. Como la mancha de humedad del libro de Juana de Ibarbourou, la violencia y la inseguridad se van extendiendo hasta hacer foco en los robos violentos. Las crisis económicas no solo impactan en los bolsillos.
Ayer, en una entrevista con La Capital, el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta se mostró horrorizado por los datos de la inseguridad en Rosario y se preguntó qué estaba haciendo el gobierno de la provincia. Hubo silencio como manifestación de la voluntad a la hora de las respuestas. Dejó entrever el alcalde porteño que la responsabilidad absoluta de la provincia en el tema seguridad (o inseguridad) amerita que Rosario vaya intentando crear su propia policía, como él hizo en ciudad de Buenos Aires.
Hay un dato que es patético: Rosario tiene una tasa de homicidios de 17 cada cien mil habitantes. La ciudad de Buenos Aires sólo 3 cada cien mil. Lugar común, la muerte en Rosario. El gran problema que tiene ahora Perotti es que las clases medias han reaccionado. Fue potente, nutrida y estridente la movilización por el crimen de Joaquín. Los insultos para Perotti impresionaron a los periodistas que fueron a cubrir la concentración. Pero también hubo reproches para toda la grilla de funcionarios. No se salvó nadie.
Van a pasar cosas
El día después de las elecciones van a pasar cosas. Nacionalmente, si la derrota del Frente de Todos se hace más profunda, no hay que descartar cismas. Que ya se ven en la superficie. Al tiempo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, busca con Juan Manzur un acuerdo con el FMI, Máximo Kirchner lidera una estudiantina que hace videos para jactarse de un no acuerdo con el organismo multilateral de crédito. Increíble pero real.
Lo peor para un gobierno peronista es tener un presidente que no mande, que no tenga liderazgo. Y eso es lo que ocurre con Fernández, quien, además, se deja producir por un grupo de asesores que lo hace aparecer tomando el té en situaciones desoladoras. Esta situación de poder desvencijado se debería terminar luego del 14 de noviembre.
Darla vuelta
La Casa Rosada se juega todo a revertir el resultado en la provincia de Buenos Aires, porque si cae en el distrito más importante del país no habrá sobrevivencia política para nadie. Es el distrito de Cristina Kirchner, quien siempre, definitivamente, toma malas decisiones a la hora de designar los candidatos para gobernar.
Una derrota en provincia de Buenos Aires le haría morder el polvo también a la vicepresidenta y a su espacio. No quieran saber, no le pregunten a nadie, los rumores sobre el futuro institucional. Es una maldición para todos los argentinos que todo, irremediablemente, salga mal.
Como contrapartida, una victoria en la provincia de Buenos Aires calmaría los nervios del kirchnerismo, aunque se golpearían el pecho los enviados de los intendentes del conurbano, por caso Martín Insaurralde, un satélite peronista que siempre está dando vueltas. ¿Habrá una ofensiva a fondo contra el kirchnerismo, como escriben los analistas porteños? Dentro de tres semanas, las urnas cantarán qué bolilla se llevara el premio mayor y quién se quedará al costado del camino.
Es una verdadera pena para la política que el tema de agenda en Santa Fe sea exclusivamente el de la inseguridad, la violencia, el narcotráfico. Que el lugar común sea la muerte. A esta altura se debería estar analizando la chance de cada uno de los frentes, pero eso, en este marco, sería una irresponsabilidad de los editorialistas. Es más, la realidad parece haberle quedado grande a muchos candidatos que no saben cómo encarar el único tema verdaderamente relevante en la agenda de campaña.
En Santa Fe nadie pareció haber escuchado aquella canción maravillosa que interpreta Serrat. “No esperes que un hombre muera para saber que todo corre peligro, ni que te cuenten los libros lo que están tramando ahí afuera”. Debería haber sido de manual, de escucha obligatoria.