En el último año, la Argentina ha experimentado un escenario inusual a lo que venía acostumbrada: el dólar se ha mantenido relativamente estable, lejos de las fluctuaciones bruscas y las presiones cambiarias a las que el país estaba acostumbrado. Este es quizás uno de los mayores méritos del primer año de gestión de Javier Milei en la Argentina. Esta situación ha generado un ambiente de calma dentro de los mercados y, a su vez, ha impulsado a ahorristas e inversores a replantear sus estrategias, buscando otros instrumentos que ofrezcan seguridad y rentabilidad sin depender exclusivamente del billete estadounidense.
Sin embargo, esta tranquilidad no elimina el abanico de interrogantes que se ciernen sobre el corto y mediano plazo. Con una inflación en lenta pero constante desaceleración, muchos se preguntan si este nuevo panorama es sostenible en el tiempo, qué rol está jugando la política económica actual, además de lo que pueda llegar a cambiar desde enero con la llegada de Donald Trump otra vez a la Casa Blanca.
La pax cambiaria del primer año de Javier Milei
La gestión presidencial de Javier Milei llegó en medio de grandes expectativas y escepticismos. Durante su primer año en el poder, las autoridades monetarias del BCRA y del Ministerio de Economía lograron contener las presiones sobre el dólar mediante una combinación de políticas de control en el mercado oficial, mayor transparencia en las cuentas públicas y medidas para incentivar el ingreso de divisas a través del blanqueo de capitales. El resultado está a la vista: la famosa “montaña rusa” del dólar parece haber encontrado cierta meseta que ofrece cierta estabilidad para las familias.
Muchas personas sin embargo no pueden dejar de pensar en si esta estabilidad es durarera. Por eso usan MetaTrader 4 como herramienta para seguir en tiempo real las cotizaciones del dólar desde cualquier dispositivo. Si bien esta “pax cambiaria” se ha dado en un contexto donde las políticas contractivas del Banco Central y un mayor orden fiscal han contribuido a moderar las expectativas de depreciación. La consecuencia inmediata ha sido un mercado más previsible, donde los inversores, tanto locales como extranjeros, se ven menos presionados a buscar coberturas urgentes ante posibles saltos del tipo de cambio.
Cómo afecta la estabilidad del dólar a la baja de la inflación
La relativa calma en el mercado cambiario es, para muchos, uno de los factores clave detrás de la desaceleración inflacionaria. Cuando el dólar se mantiene en una franja moderadamente estable, los precios minoristas dejan de ajustarse de manera preventiva por la expectativa de una devaluación, reduciendo así las presiones inflacionarias. Este hecho ya había sido adelantado por los usuarios de MetaTrader 5, en donde la previsión inflacionaria iba a la baja en la medida en el que el dólar mantuviera su tranquilidad en los mercados.
Esto no significa que la inflación haya desaparecido, sino que se ha vuelto más manejable. Al perder el dólar su carácter de “termómetro” desbocado, la formación de precios tiende a obedecer, en mayor medida, a cuestiones internas como la productividad, la competitividad o la eficiencia logística. En consecuencia, el consumidor final comienza a percibir una relativa contención en los incrementos de bienes y servicios.
Qué es lo que preocupa a los economistas
Pese a que el escenario actual parece favorable, no faltan voces expertas que advierten sobre posibles puntos débiles. Muchos economistas temen que la estabilidad cambiaria dependa demasiado de factores coyunturales, como la llegada de inversión extranjera directa o la recuperación del mercado agroexportador. De ser así, cualquier alteración en dichos componentes podría desencadenar un nuevo episodio de volatilidad.
Además, existe el riesgo de que la aparente tranquilidad desincentive la necesaria transformación estructural de la economía. Mantener el tipo de cambio estable sin solucionar los problemas de fondo (déficit fiscal persistente, baja productividad, escasa diversificación exportadora) podría terminar siendo una ilusión pasajera. En ese contexto, el ahorrista informado debe estar atento a señales que indiquen si esta “pax” del Banco Central es producto de una política de fondo o apenas un alivio transitorio.
Qué puede pasar en 2025 con el dólar
La gran incógnita es si en 2025 el país podrá sostener el actual orden cambiario. Algunos analistas son optimistas y señalan que, de continuar las políticas de consolidación fiscal y mantener cierto grado de confianza del mercado, el dólar podría incluso seguir acompañando la tendencia inflacionaria sin provocar sobresaltos. Otros, más cautelosos, sugieren que el tipo de cambio no puede permanecer congelado indefinidamente, y que tarde o temprano la economía se verá obligada a sincerar su valor, lo que podría implicar una corrección brusca. La clave estará también en si Javier Milei logra consolidar una mayoría más firme en el Congreso a través de las elecciones de medio término.
En este panorama, muchos ahorristas comienzan a mirar hacia otros activos: plazos fijos en moneda local con tasas reales positivas, fondos comunes de inversión diversificados, bonos atados a la inflación o al crecimiento del PIB, y hasta opciones en mercados internacionales más allá del dólar. La experiencia reciente enseña que depender de un solo activo puede resultar costoso en el largo plazo. Y si algo ha demostrado la historia argentina es que la estabilidad cambiaria no siempre es sinónimo de seguridad, sino una oportunidad para repensar estrategias y apostar por alternativas más sólidas y diversificadas.