Cuando la médica María Mónica Torres fundó Sylabus en Rosario hace 18 años, imaginaba un centro donde la atención humana y la precisión médica pudieran ir de la mano. Hoy, ese proyecto acaba de alcanzar un nuevo hito: la incorporación de un equipo de mamografía contrastada de origen japonés que permite detectar lesiones con mayor sensibilidad y en menos tiempo. La inversión se da en el marco de un nuevo aniversario de este centro médico, ubicado en Tucumán al 2000, y se complementa con la renovación completa del edificio que incluye un nuevo mural creado por la artista Marlene Zuriaga.
Cuando se habla de diagnóstico por imágenes, centros especializados como Sylabus son un aliado de los sanatorios, trabajando codo a codo con los médicos que son quienes derivan sus pacientes para la realización de estudios de alta complejidad. Pero, además, desde el espacio liderado por la doctora Torres buscaron posicionarse como líderes en el diagnóstico de cáncer de mama temprano, por eso la nueva adquisición tiene que ver con la posibilidad de mejorar la calidad de sus servicios en esta área.
“Las mujeres necesitan tener un lugar donde hacerse todos los estudios de diagnóstico que forman parte de su control anual. En Sylabus, en sesenta minutos en promedio hacen todo el recorrido y después le mandamos los resultados por mail y continúa con su médico, sin tener que volver a la clínica”, explicó la doctora en diálogo con Negocios.
La agilidad era una variable clave a priorizar en el caso de Sylabus ya que es uno de los diferenciales que tiene con respecto a otros sitios, así como otra de sus claves es la de limitarse exclusivamente a la realización de diagnóstico por imágenes, para concentrar allí todo el potencial del equipo.
Socios Sylabus
De izq a decha, Cristián Arce, María Mónica Torres, Betina País y Gabriel Fernández Militello, socios de Sylabus.
Foto: gentileza Sylabus.
Un centro de primer nivel
Antes de encarar un negocio propio, Torres ya tenía a cuestas una sólida carrera médica en el sector público. Durante esta entrevista con Negocios, contó que se recibió a los 24 años, en un contexto donde el diagnóstico por imágenes comenzaba a desarrollarse en el país. Tras una formación constante que incluyó una rotación en el hospital de vanguardia, Mount Sinai, en Nueva York, volvió a Rosario, donde impulsó el primer servicio de ecografías del Hospital Clemente Álvarez, especializándose en imágenes mamarias.
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Sylabus incorporó un equipo para mamografía contrastada de origen japonés y con tecnología de avanzada.
Foto: Matías Otonelli / La Capital.
Pero fue a sus casi 50 años cuando, decidida a emprender, abrió un consultorio propio, en una parte del inmueble donde está la actual sede de Sylabus, en el macrocentro de Rosario. Recordó que su capital inicial era de u$s 12 mil y que pudo comprar un ecógrafo que valía u$s 40 mil a través de una financiación en cheques que le dio la empresa que lo comercializaba. “Decidí ponerle Sylabus que es una palabra en inglés que en ese idioma se escribe con doble “l” y corresponde a un compendio de información médica. Así arranqué a trabajar, con un contador y armando toda la imagen de la marca”, señaló sobre sus inicios como empresaria de la salud.
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Un hito se dio en el 2013, cuando armó la SRL de la empresa junto a sus socios actuales: Cristián Arce, Betina País y Gabriel Fernández Militello, quienes se sumaron progresivamente a la sociedad. Otro puntapié fue la incorporación del primer mamógrafo, que marcó un punto de inflexión en la historia de la clínica, no solo porque amplió su capacidad operativa, sino porque consolidó un equipo de trabajo multidisciplinario que hoy sostiene la gestión médica, tecnológica y administrativa del centro. La estrategia fue siempre la misma: sumar tecnología de última generación a partir de análisis financieros detallados y con una mirada estratégica sobre el negocio.
“Nuestros pacientes nos eligen por cómo trabajamos y por la inversión en equipamiento. El nuevo equipo de mamografía contrastada lo trajimos directo de Japón, de una firma líder en desarrollos de este tipo e implicó encarar una renovación de los espacios de la clínica, tanto por el tamaño que ocupa como por la necesidad de que el recorrido siga siendo fluido para las personas que vienen. Implicó un gasto por encima de los u$s 180 mil y lo que permite es reemplazar a la resonancia de mama, es decir que, cuando la paciente no puede ingresar en un resonador por x motivo, ahora puede recurrir a esta nueva técnica de contraste”, explicó Torres, al tiempo que precisó que por este centro pasan cerca de 1000 personas por mes y más de 50 mil han asistido desde su fundación.
Un sector que pelea márgenes
Sostener un centro médico no es fácil en un contexto donde los costos suben y los aranceles quedan atrasados. Una ecografía estándar se abona, por parte de las obras sociales o prepagas, alrededor de $18 mil, pero la doctora Torres señala que, entre el pago de honorarios médicos y otros costos como el pago de luz, impuestos e insumos de salud, el margen de ganancia es mínimo. “Estamos tratando de negociar con prepagas y obras sociales para llevarlo a $21 mil o $22 mil, pero cuesta”, explicó Fernández Militello, quien también estuvo presente en la entrevista y se desempeña como gerente del espacio, junto con Mónica.
La clave, según expresó, pasa por tener un gran volumen de pacientes, por eso es difícil encontrar centros como Sylbaus, con equipamiento de primer nivel, fuera de las grandes ciudades ya que concentran menos cantidad de habitantes. A eso se suma que muchos insumos están dolarizados, desde los equipos hasta algunos repuestos, lo que obliga a planificar cada paso. Aun así, los socios lograron atravesar la pandemia y la alta inflación sin resignar crecimiento. En los últimos años también hicieron foco en el cuidado ambiental y vienen trabajando con prepagas para que la facturación deje de hacerse en papel y pasen a trabajar con facturas digitales.
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Frente renovado del centro médico Sylabus, en calle Tucumán 2095.
Foto: Matías Otonelli / La Capital.
“En lo que respecta a los diagnósticos, seguimos entregando imágenes en papel a algunos médicos porque entendemos que, dentro del grupo de colegas, muchos no tienen digitalizado su consultorio y no pueden ingresar fácilmente a nuestra web para ver los estudios de forma digital. Una imagen requiere buena visualización para poder hacer un seguimiento correcto, por eso seguimos entregándolos en este formato, pero redujimos bastante la cantidad”, destacó la directiva.
Una pyme liderada por una mujer
Al ser socia mayoritaria de la firma, Torres pudo acceder a beneficios específicos por el rol que ocupa y su género. La médica hizo las gestiones para que Sylabus pueda ingresar a la categoría “Pyme Mujer”, que otorga beneficios a sus dueñas, entre ellos créditos bancarios que usaron para ampliar el inmueble, sumando propiedades linderas e incorporando nuevos equipos en el 2017.
A su vez, antes de la pandemia, la directiva se sumó a la Organización Argentina de Mujeres Empresarias (OAME), en busca de formación gerencial. “En salud, el 70% del personal somos mujeres, pero solo el 25% llega a roles de liderazgo. En Argentina, somos muy pocas las que lideramos instituciones médicas privadas de este tipo”, destacó.