A menos de un mes de dejar el mandato, el presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario repasa su gestión, el método, y el futuro de una institución que se transformó
Cuando asumió en el 2021, prometió una Bolsa innovadora y de puertas abiertas. A esa primera agenda ejecutada se le sumaron otros objetivos claves como ser un jugador estratégico en temas de gran interés como la hidrovía, el acceso a los puertos de la agroindustria, el crecimiento de los mercados.
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Además, que la entidad lograra volver a posicionarse a nivel nacional tras el golpe que fue la crisis de cerealeras de renombre. El presidente bloqueó ese pasado cercano y ajeno, pero no para olvidarlo sino porque lo recuerda bien y busca que no se repita.
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Miguel termina su gestión logrando haber concretado su meta: una Bolsa abierta e innovadora.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
Simioni muestra motivado una hoja con detalles técnicos del BCRlabs: 3.000 m² construidos, a metros de Newbery y Circunvalación, zona estratégica del corazón agroexportador; autorizado por el Senasa con certificaciones internacionales; con un diseño edilicio que responde a normas ISO, IRAM y de la OECD para laboratorios analíticos de referencia global, y con perfil multidisciplinario de áreas clave: análisis comercial e industrial de granos, calidad e inocuidad alimentaria, genética y agronomía. En pocas palabras: laboratorio de punta a nivel mundial.
A menos de un mes de dejar el mandato, en una entrevista con La Capital, rememora más que repasa, los años que lo llevaron de ser hijo de jornaleros rurales a darle un vuelco a la institución comercial por excelencia de la región centro.
¿Cómo fue el proceso del nuevo laboratorio de la Bolsa?
El laboratorio del segundo piso no podía estar más en el centro de la ciudad por muchas razones, desde logística hasta demanda. Tuve la oportunidad de liderar la decisión de transformar nuestro laboratorio. Al asumir la gestión en 2021, revisamos el plan de mudanza y, junto a las cámaras arbitrales de aceites y cereales y la comisión de laboratorio coordinada por Jorge Tanoni, determinamos que el proyecto original y el gran terreno de 9 hectáreas que se había comprado en Sorrento y Provincias Unidas no eran adecuados para lo que el mercado demandaba hoy.
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El laboratorio es un hito para la entidad, con una inversión de u$s 13 M.
Foto gentileza BCR
¿Entonces?
Tuvimos que tomar la decisión; era eso: decidir qué se hacía con un tema de años. Así que buscamos un enclave estratégico en lugar de usar el futuro potencial de esa gran extensión de tierra. Finalmente en 2022, compramos una nave de 3.000 metros cuadrados en Newbery y Circunvalación, donde diseñamos un laboratorio totalmente innovador. La instalación centralizará todos los análisis: comercial, genética, alimentos, es decir, la línea roja.
¿Qué inversión tuvo y qué destaca del proceso?
La inversión ronda los 13 millones de dólares. Hemos incorporado la última tecnología, incluso enviando a nuestros gerentes como Ariel Soso a Alemania para investigar. Destaco también mucho el trabajo de nuestro tesorero Sebastián Bottallo y de Sergio Martínez que se enfocó exclusivamente en el proyecto. En fin, con la reciente inauguración, mi objetivo es que se posicione como el mejor laboratorio de punta de Latinoamérica.
¿A qué se va a destinar el piso que ocupaba el laboratorio?
Siempre pensamos en una Bolsa activa, con mucha vida, así que esos lugares van a ser ocupados. Me gustaría que estén integrados acopiadores, corredores, startups, donde nos podamos encontrar todos los días en esta sede central. Pensar en un núcleo aquí, más allá del edificio nuevo. Son charlas que tenemos y que tendrían que hacer las gestiones que vengan.
¿Qué significa el laboratorio nuevo en términos institucionales?
Es el ejemplo de que la Bolsa es innovadora y un hito conjunto de esta gestión. Personalmente, siento mucho orgullo de que se termine antes de irme porque la Bolsa lo necesitaba. Pero también significa seguir posicionándonos, como lo hemos hecho a nivel nacional e internacional. Y también ver cómo nos ven.
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La maquinaria, de última tecnología para el sector, se importó desde Alemania.
Foto gentileza BCR
¿Y cómo los ven?
Como un faro de la agroindustria, como una institución para poder trabajar en conjunto, como un puente para unir, que es en definitiva lo que hicimos en estos cuatro años. Dejamos una Bolsa abierta con muchísima representación y participación en temas muy importantes y calientes para la Argentina como son la licitación de la hidrovía, el ferrocarril para ponerlo nuevamente en movimiento. Dejamos fortalecidos los mercados, con la segunda fusión que conformó A3, el mercado ganadero Rosgan ampliado y con más tecnología, el Mercado Argentino de Valores con su financiamiento clave a pymes. Pero lo teníamos que salir a contar en el interior productivo y lo hicimos en la región.
¿Antes había una mirada de una Bolsa de puertas cerradas?
Cuando teníamos reuniones con las cámaras, con los productores mismos, nos decían que era una Bolsa lejana, un poco más fría y cerrada. Entendíamos que había que darle otra mirada. Recordemos que se venía de un golpe duro por el mayor default con el tema de la firma Vicentin, que por suerte ahora se está encaminando y esperamos que todos los acreedores cobren. Pero bueno, la gente de Vicentin ocupó los cargos principales en la Bolsa y eso a la institución la golpeó. No estoy hablando de lo económico.
¿Habla de credibilidad?
Sí, porque los mercados se rigen por la palabra y a partir de ese golpazo que se tuvo en lo granario y en un universo tan grande de acreedores, la gente perdió confianza. Nosotros teníamos que volver a retomar, diciendo que esta es la casa para el respeto de la palabra y la confianza. Había que retomar el diálogo, interactuar con las distintas bolsas también.
¿Cómo fueron los primeros días cuando asumió?
Arduos. Me encontré con una Bolsa que teníamos que empezar a trabajar. Había que ponerse firmes, contarles qué queríamos, qué Bolsa yo quería. No fue fácil. Pero en menos de un año estábamos sincronizados, todo fluía. Si hoy le digo a mi director ejecutivo que levante el teléfono y que le transmita al ministro de Economía la posición de la Bolsa, lo puede hacer. Y es un orgullo. Hablamos con el gobernador, con el intendente, con los funcionarios de distintos partidos.
Con el gobierno provincial trabajaron de manera cercana
Maximiliano Pullaro tomó la agenda de asuntos públicos que tiene muchísimas obras ejecutadas. La más importante es la de los accesos a puertos, obras que se venían pidiendo para descomprimir la logística. Agradecemos al gobernador y su equipo porque lo llevaron adelante con una mirada productiva. Se financiaron a través del mercado de capitales local justamente, y participamos con la agroindustria en los bonos que emitió la provincia.
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Miguel apuesta a la continuidad del proyecto y el modelo que desarrollaron para la Bolsa en estos últimos cuatro años.
Foto: Virginia Benedetto / La Capital
¿Por qué apuesta a la continuidad?
Apuesto a la continuidad del modelo. Si alguien me pide una recomendación, recomiendo que trabajen con el equipo. Estoy convencido de que el modelo de gestión que se vino dando desde el 2021 hasta fecha, es un modelo que dio resultado, que fue muy provechoso, que todos lo aprovechamos, la Bolsa como institución primero, y también muchos actores a nivel regional y nacional porque es una Bolsa de puertas abiertas. Eso sirvió, sin dudas.
¿Cree que puede estar en riesgo lo logrado si no hay continuidad en las elecciones?
Como presidente, quiero ser muy prudente con este tema. Hubiésemos preferido un desenlace distinto respecto a cómo se llega al proceso electoral. Somos una gestión de consenso y diálogo. Nos avalan las formas y los hechos. Y nos respalda nuestro hacer cotidiano de estos cuatro años. Creemos en los consensos, pero no en las imposiciones ni condicionamientos.
¿A qué se refiere con otra forma en el proceso electoral?
Creo que todo el equipo que me acompañó no se merecía que se diera así las formas de ir a elecciones, por el compromiso, trabajo y tiempo que dedicado a volver a poner a la Bolsa en el lugar de relevancia que siempre debió ocupar. Pero también entendemos que es un derecho democrático, y confiamos plenamente en la elección de los socios. Por eso, mantuvimos silencio y preferimos no hacer campaña ni mediatizar este tema. Nos avala la gestión y los resultados. El socio será el que defina cuál es el mejor futuro para la Bolsa. Y que equipo está en mejores condiciones de llevar adelante la gestión. Nosotros confiamos plenamente en eso.
Pablo viene acompañando distintas gestiones. Fue presidente del Mercado Argentino de Valores (MAV), actualmente es mi vice. Yo le decía que era momento de ponerse el saco. Y él nos planteó en la Mesa Ejecutiva algo que nos gustó muchísimo: primero el modelo de gestión, segundo el equipo, tercero la persona. Eso la verdad que lo valoramos mucho.
¿Hay que cambiar algo de la gestión?
El negocio es muy dinámico. Los mercados más importantes están aquí dentro y vamos a ver a qué viene respecto al sector. Tal vez vengan más fusiones. La agroindustria se está fusionando, las bolsas tienen desafíos. Vamos a tener que escuchar esas demandas y ahí se generarán los cambios. ¿Qué quiere la agroindustria? ¿Qué quieren los mercados? ¿Qué quieren los clientes, los socios? Seguramente se pueden desarrollar más mercados. Por ejemplo, Rosporc, el mercado de porcinos hay que seguir analizándolo, el sector de la leche también. Y también se puede pensar en un mercado de legumbres.
Humanamente el tema de la inseguridad en aquel marzo de 2024. Trabajamos con la multisectorial por la paz. La Bolsa no podía escapar de aquel momento, y con otros sectores teníamos que reaccionar y acompañar al gobierno que sea. Lo otro muy complejo, más en lo referido a la operatividad, fue la gran sequía del 2022. Nos golpeó muchísimo, encima recién asumidos. Había que estar pensando cómo subsistir, ver qué herramientas se podrían implementar para los distintos actores, corredores, acopiadores, productores, infinidad de reuniones con el gobierno nacional y provincial. La Bolsa pudo aportar la mirada real de lo que se estaba pasando, porque la sequía empezó en Santa Fe casi en el 100%, pero no se habló de sequía hasta que no llegó a Buenos Aires.