La contaminación que provoca la quema de combustibles fósiles impulsó el desafío de la “transición energética” hacia un modelo basado en fuentes renovables, como el sol, el agua, el viento o la biomasa. Por tratarse de un centro urbano y por su ubicación geográfica, de estas cuatro fuentes la que tiene más potencial en Rosario es la solar, a partir de paneles fotovoltaicos que generan electricidad y de termotanques para calentar agua de uso sanitario. El sector fue creciendo en las últimas dos décadas, apuntalado por políticas que sostuvieron distintas administraciones provinciales, de modo que existe personal idóneo para manipular los equipos y 47 empresas con competencia en el rubro. Ahora se aguarda que el Concejo municipal discuta la incorporación de estas tecnologías a nuevas construcciones de grandes superficies.
La producción, la distribución y el consumo de un tipo de energía limpia, no convencional, en un contexto mundial de cambio climático, abre para la ciudad un campo de oportunidades, que incluye entre otras variables la planificación urbana.
Otra matriz energética
A nivel nacional existe un “Régimen de fomento a la generación de energía renovable integrada a la red eléctrica pública” (ley Nº 27.424), al que la provincia adhirió en abril del año pasado. A esto se suma un abundante plexo normativo que en Santa Fe hay que rastrear a partir de 2005 y hoy se expresa en el programa Prosumidores, dependiente del Ministerio de Desarrollo Productivo. La iniciativa alienta la autogeneración de energía, y que los excedentes puedan ser inyectados a la red eléctrica con un reconocimiento económico al prosumidor en concepto de promoción de los beneficios ambientales obtenidos.
En la provincia existen de momento unos 1.400 prosumidores o usuarios-generadores (residenciales y de escala productiva, como industrias y pymes) y unas 120 empresas que se dedican a instalar y mantener equipos, detalla el secretario de Política Ambiental de la UNR, Matías De Bueno, cuando se le pide un panorama sobre el uso de las energías renovables en la región. El funcionario destaca como positivo que en territorio santafesino se estén desarrollando al menos cuatro parques fotovoltaicos para producir energía.
“Faltaría coordinar más con el gobierno nacional para la cuestión de las inversiones y trabajar en distintas regulaciones, principalmente de municipios y comunas, en relación a nuevas construcciones”, advierte. Y amplía: “Sería importante que (las futuras edificaciones) tuvieran una parte del consumo a través de energías renovables, y en ese sentido la solar es la más simple. Esto ayudaría al sector, que además da empleos verdes, e inyectaría al sistema energía limpia, lo que implica menos emisión de gases. El problema es que los combustibles fósiles están subvencionados a nivel global, no hay una competencia pareja con las energías renovables. Pero como ya hay un marco jurídico provincial, si los gobiernos locales acompañan podemos tener un desarrollo importante en diez años”, analiza De Bueno.
Ordenanza solar para Rosario
El ingeniero electricista Ignacio Arraña, integrante del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y miembro del área Energía del Taller Ecologista, participó desde 2022 en la redacción de un anteproyecto de “ordenanza solar”, en conjunto con el municipio y otras organizaciones sociales. “La propuesta va en consonancia con el Plan Local de Acción Climática de Rosario (Plac 2030) y es innovadora a nivel país; se trata de una oportunidad para que la ciudad se incorpore a la transición energética que se está dando en el mundo”, argumentó Arraña, y pide que el proyecto (de momento en la comisión de Planeamiento del Concejo) sea debatido lo antes posible.
La iniciativa consiste en incorporar sistemas de captación de energía solar a casas, edificios públicos o privados que se construyan, empezando por los de mayor superficie (implementación progresiva). De aprobarse, la normativa incidirá sobre la planificación urbana al obligar a los desarrolladores a incluir este tipo de tecnología, en interconexión con la red eléctrica. Es decir que convivirán los dos sistemas, el de fuente renovable y el tradicional. La estimación oficial es que el consumo de energía de origen fósil de cada nueva construcción bajará aproximadamente en un 25 por ciento.
Entre las ventajas de los paneles y termotanques solares, que se colocan por lo general en techos y terrazas, Arraña mencionó que ocupan poco espacio, son fáciles de instalar y de mantener, están disponibles en el mercado y hay líneas de financiamiento para adquirirlos. Más allá de su menor impacto ambiental, tanto porque baja el consumo de energía convencional como por la inyección de electricidad a la red, también impactan económicamente. Los edificios reducen los gastos centrales por el ahorro en la iluminación de palieres y el uso de bombas y ascensores. A nivel particular “si a un calefón a gas se le agrega un termotanque solar, el consumo de gas disminuye en un 60 o 70 por ciento anual”, completó el especialista.
En el ámbito público
En Rosario, la ordenanza N 8.784, aprobada en 2011 regula la incorporación obligatoria de sistemas de captación de energía solar de baja temperatura para la producción de agua caliente sanitaria en edificios públicos. Se aplica en nuevas construcciones de la Municipalidad, en planes de vivienda, en centros con uso deportivo, educativo y social y cuando haya ampliaciones de inmuebles que involucren sistemas sanitarios.
Fernando Bertoni, subdirector general de Acción Climática del municipio, confirma que hay paneles fotovoltaicos en los centros de distrito y en el Palacio de los Leones, además de calefones solares en algunos centros de salud, polideportivos y en el complejo La Florida.
“La capacidad de acción del municipio con respecto a las energías renovables es más limitada en relación a la eficiencia energética”, asegura, y cuenta que en esta última materia se aplica desde hace más de una década una ordenanza de higrotermia (aislación de las paredes, techos y ventanas) para inmuebles privados, a lo que se suma el recambio de luminarias en espacios abiertos (actualmente, el 84 por ciento de la ciudad cuenta con luces de tecnología led) y las auditorias energéticas de edificios públicos, a los fines de mejorar la eficiencia energética.
Si dentro del espectro de las energías renovables, la que mayores posibilidades de aplicación tiene en Rosario es la solar, también está en la mira del municipio “un proyecto piloto para instalar un biodigestor a gran escala”, apuntó Bertoni. “Sería para mejorar la gestión de los residuos, no para generar energía como objetivo principal, pero esto se podría lograr a mediano y largo plazo”, finalizó.