Rosario es una ciudad profundamente vinculada al deporte, cuna de atletas profesionales y amateurs. Por eso, no es sorpresa que cada vez haya más emprendimientos, más espacios de recuperación y cuidados post entrenamiento con tecnología innovadora y tratamientos de vanguardia. Hasta ahora, las terapias de recuperación de élite estaban reservadas a planteles profesionales o a deportistas que viajaban al exterior. Hoy, sin embargo, el mercado local comienza a ofrecer alternativas que acercan estas herramientas al público general, combinando ciencia, innovación y nuevos modelos de negocio.
De eso se trata Recovery Club, un espacio de regeneración muscular y cuidado post entrenamiento dentro de la clínica de kinesiología Kalos en Fisherton sobre calle 16 de Enero al 8600. El innovador sitio propone terapias premium en un formato accesible y social, apuntando a deportistas amateurs, semiprofesionales y un público cada vez más amplio que busca salud y bienestar.
Un proyecto integral
Este centro especializado fue desarrollado por cuatro socios con perfiles complementarios como son los kinesiólogos Juan Lugas y Manuel Amelong y los deportistas Alejo Sugasti y Emiliano Ferrari, que aportan la experiencia deportiva y la gestión operativa. Sugasti resume el proyecto con una anécdota personal: “Cuando viajé a jugar al rugby a Australia probé la crioterapia, el sauna y las botas de compresión y noté una diferencia muy grande en mi recuperación luego de cada encuentro. Ahí pensé que esto era lo que necesitábamos todos los que entrenamos con mucha regularidad y que no podía ser algo solo para aquellos deportistas de alto rendimiento”.
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La técnica de frío es cada vez más utilizada en el mundo del deporte y también para quienes buscan bienestar.
Foto gentileza Recovery Club
Así fue cómo al llegar, los cuatro jóvenes se pusieron a pensar en un espacio que ofreciera estas terapias como un complemento a otros tratamientos de kinesiología. Por eso decidieron construir el lugar en las inmediaciones de Kalos, la clínica de Lugas y Amelong, con el fin de ofrecer a sus pacientes y aficionados una propuesta integral y con seguimiento profesional: “Nuestros pacientes deportistas pedían soluciones para acelerar la recuperación, porque en la semana entrenan y los fines de semana tienen competencia. Veíamos que había una demanda insatisfecha y que podíamos cubrirla con algo novedoso”, suma Amelong.
El servicio que brindan es un circuito de recuperación de una hora pensado para grupos de hasta cuatro personas, aunque también puede ir una sóla. Quienes van en grupo lo hacen con amigos o compañeros deportivos y convierten así la terapia en un espacio de encuentro. Cada sesión combina: crioterapia, que es un baño de hielo que produce un efecto antiinflamatorio; botas de compresión para facilitar el drenaje linfático y venoso con el fin de acelerar la recuperación; un sauna como efecto contrario al frío para generar vasodilatación aumentando el flujo sanguíneo y por último un momento con elementos de liberación miofascial para realizarse un automasaje en los tejidos blandos. “La combinación de frío y calor genera un bombeo que ayuda a limpiar los desechos del músculo. Sumamos a eso las botas y los rodillos para hacer una recuperación completa”, aporta Lugas.
El formato, pensado como un recorrido grupal donde los participantes rotan por las estaciones, inspiró el nombre del emprendimiento: “Queremos que sea una experiencia divertida y compartida. No es solo meterse al hielo y salir, sino vivirlo como un club”, suma Ferrari. Por su parte Sugasti dice: “Hoy cualquiera que entrena tres o cuatro veces por semana necesita cuidar su cuerpo. Hasta ahora estas herramientas eran inaccesibles porque un set de botas de compresión de calidad puede costar miles de dólares, igual que un sauna o una pileta de crioterapia. Nosotros queremos democratizar ese acceso para todo tipo de deportistas en un espacio accesible y compartido”.
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La posibilidad de hacer la experiencia en grupo es lo que convierte esta terapia también en un club, en un lugar donde se encuentran amigos.
Foto gentileza Recovery Club
Un modelo de negocio flexible
El plan comercial de Recovery Club apunta a combinar distintos segmentos de clientes y diversificar ingresos. El público principal son los deportistas amateurs y semiprofesionales, que representan el 70% de la demanda estimada. El otro 30% está orientado a personas que, sin ser atletas, busquen un lugar de relajación y bienestar: “Pensamos también en gente con artrosis o que necesita recuperar movilidad, porque los beneficios no son exclusivos del deporte”, dice Amelong.
El esquema de precios busca ser accesible, comparable al valor de una sesión de kinesiología. Hay opciones de sesiones individuales, paquetes y abonos mensuales. También se incentiva la asistencia en grupos, con tarifas más convenientes para quienes roten juntos por el circuito. Además, el espacio puede ser alquilado por otros kinesiólogos para usarlo con sus pacientes en un formato de coworking de salud: “La idea es que el lugar no se utilice solo cuando estemos nosotros, sino que sea un recurso disponible para la comunidad de profesionales”, agrega Lugas.
Infraestructura diseñada desde cero
Uno de los diferenciales de Recovery Club es la infraestructura. En lugar de adaptar un lugar ya existente, los socios decidieron construir un container a medida, diseñado específicamente para el circuito de recuperación: “Podríamos haber puesto un sauna en un garage y listo, pero queríamos algo profesional, con vestuario, duchas y circulación pensada para la experiencia”, explica Ferrari. La inversión, que rondó los u$s 30 mil, fue destinada para la obra del container y la compra de equipamiento.
El club apunta también a equipos visitantes que viajen a la ciudad por torneos: “Queremos que puedan reservar y usarlo todo el plantel. Para los deportistas, recuperarse bien puede ser la diferencia entre ganar o perder un partido”, agrega Ferrari. A mediano plazo, el plan incluye abrir el servicio a un público más amplio, orientado al bienestar general: “Hay un mercado de gente que busca relajarse y sentirse mejor, aunque no compita. Queremos que Recovery Club también sea una opción para ellos”, concluye Sugasti.