La Justicia ordenó la liberación del onceavo detenido por el asesinato de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell debido a que la Fiscalía que entiende en la causa no pudo determinar si el remero oriundo de Zárate se encontraba en la localidad balnearia en la madrugada del sábado, cuando se produjo el hecho.
Pablo Ventura había sido detenido en Zárate luego de que los otros diez implicados apuntaran contra él como responsable de la muerte.
Según trascendió, los investigadores confirmaron que Ventura, que practica remo y no rugby, estuvo en el restaurante de Zárate donde su abogada alegaba que estaba. Además, no aparece en ninguna cámara del boliche de Gesell ni de las inmediaciones de dónde tuvo lugar el ataque a Fernando. Otro punto fue que no aparece en el contrato de alquiler de la casa donde residían los acusados.
Sin embargo, el remero seguirá sujeto a la causa y participará de la rueda de reconocimiento que se llevará a cabo el jueves.
Desde un primer momento la familia y el abogado de Ventura explicaron que el joven ni siquiera había estado en Gesell cuando el grupo de rugbiers asesinó a Báez Sosa. Un examen médico que indicaba que Ventura no presentaba marcas en las manos, ni otros signos de haber participado de una pelea, el relato de cuatro testigos que habían estado con él o lo habían visto, la entrega del teléfono celular para ser peritado y un video que lo ubicaba cenando en un restaurante de Zárate, fueron algunos de los argumentos.
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También sostuvieron que el joven calza 50 y adelantaron que ese talle no coincidirá con ninguno de los 19 pares secuestrados en la casa de los rugbiers, algunos de los cuales tienen manchas de sangre de la víctima.
A partir de esto, la fiscal Verónica Zamboni comenzó a corroborar la coartada, que demoró unos días. Las trabas fueron que el peritaje del teléfono -que nunca se hizo- tardaría unos días y que el video del restaurante que confirmaba todo era dudoso ya que no era el archivo original de las cámaras de seguridad del lugar.
Sumado a esto, hasta el momento no habían aparecido testigos que ubicaran a Pablo en el restaurante o en una casa a la que supuestamente había asistido luego de cenar. Por eso, la fiscal pidió retenerlo hasta que hubiera pruebas más consistentes, que ahora llegaron.
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Un último punto se había sumado a las incógnitas: un auto que fue registrado volviendo de la Costa y que era similar al de Ventura que fue desde Gesell hasta Zárate. Ahora, todo quedó descartado.
El abogado de Ventura, Jorge Santoro, siempre dejó en claro que su defendido no estaba involucrado y hasta descartó de plano un posible ajuste de cuenta por parte de los rugbiers: “Hay una rivalidad como todo joven entre actividades deportivas, pero no gran cosa, no es que no se podían cruzar”.