Tienen entre 25 y 51 años, nacieron y viven los cinco en Villa Eloísa, a poco más de 100 kilómetros de Rosario. Son amigos que comparten el gusto por andar en bicicleta y ahora se largaron a recorrer en dos ruedas los 1.300 kilómetros que separan su pueblo de la ciudad de Salta. El objetivo: ir a buscar una imagen de la Virgen del Milagro y traerla para hoy, 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción de María. Una procesión irá a buscarlos al límite de la localidad, adonde llegarán después de cinco jornadas de pedaleo y entregarán la réplica, que quedará para el pueblo.
La aventura había sido pergeñada en 2019 para hacerla en 2020, pero llegó la pandemia de Covid y hubo que esperar.
El 1º de diciembre cargaron los rodados en una camioneta y viajaron a tierras salteñas. Allí les fue entregada una réplica de la Virgen del Milagro, en la Catedral Basílica de Salta, que volvería en la pick up, mientras que ellos lo harían en sus bicicletas.
El 3 de diciembre emprendieron la vuelta. La primera jornada hicieron el recorrido entre Salta y Cafayate; el 4 fueron a Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero, atravesando toda Tucumán. El lunes llegaron a Villa Ojo de Agua, aún en suelo santiagueño. El martes fue el trecho hasta Jesús María, Córdoba. Según lo programado, el penúltimo trecho es hasta Villa María y hoy, jueves 8, día de la Inmaculada Concepción, llegan a su propio pueblo.
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Los cinco aventureros, en la catedral de Salta.
Hernán Frangi tiene 49 años y es electricista del automotor; Marcelo Ottaviani (51), tiene una ferretería y además es aficionado al triatlón; Emiliano Verdini (34) es comerciante pero también bombero voluntario de Villa Eloísa; Leo Giacomossi (31) y Bruno Dezén (25) trabajan como empleados administrativos.
“Los cinco nacimos y nos criamos en Villa Eloísa, formamos un grupo y nos gusta salir a pedalear”, contó Emiliano a La Capital en un diálogo telefónico después de un parate tras una extensa jornada. “Con Hernán y Marcelo habíamos tenido la ocasión de ir a la Virgen de Itatí, pero esta vez se fue armando el grupo para ir a Salta y no quisimos perder la posibilidad de realizar esta aventura”, recordó. Verdini comentó que no les fue fácil enfrentar las temperaturas, que en algunas zonas de Santiago del Estero llegaban hasta los 47 grados. “Nos trató medio mal el calor llegando a Villa Ojo del Agua, pero aprendimos a tomar esto con mucha paciencia y a hacerlo a conciencia”, dijo.
El pueblo
Villa Eloísa es una localidad del departamento Iriondo que se levanta sobre la ruta nacional 178. Está ubicada a 30 kilómetros de la cabecera departamental Cañada de Gómez y a unos 106 kilómetros de Rosario. El censo de 2010 arrojó una población de 3.144 habitantes, pero se calcula que hoy ronda los 3.500.
La economía del pueblo gira alrededor de la actividad agrícola y ganadera, aunque también tiene su vida institucional vinculada a sus escuelas, su iglesia, el Club Unión y otras entidades sociales. La fundación de la comuna data de 1933, cuando se creó la Comisión de Fomento, y seis años antes se había inaugurado ya la parroquia Santo Domingo Guzmán, en homenaje a quien es además patrono del pueblo y a quien se recuerda los 8 de agosto.
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La iglesia Santo Domingo Guzmán, en Villa Eloísa.
Los 8 de diciembre allí también celebran el día de la Inmaculada Concepción, con una procesión por el pueblo. Esta vez, irán a recibir la imagen que llega desde Salta con cinco vecinos que decidieron hacer los 1.300 kilómetros en bicicleta.
El "Milagro"
El origen de la Virgen del Milagro se remonta al año 1592, cuando quien había sido obispo de Tucumán, fray Francisco de Victoria, concretara la donación al pueblo de Salta de la imagen de Cristo crucificado, cuyo destino sería la Iglesia Matriz de la ciudad.
En junio de 1592 la imagen llegó flotando en un cajón al puerto de El Callao, Perú, junto a otro que contenía otra figura, la de virgen del Rosario, que estaba destinada al convento de Santo Domingo, en Córdoba. Jamás se supo qué embarcación las trajo desde España.
Ambas imágenes emprendieron viaje desde Lima a sus destino a lomo de mula y, una vez en Salta, la del Cristo fue depositada en la sacristía de la iglesia matriz y no fue objeto de veneración por espacio de cien años. La virgen siguió camino a Córdoba.
Un siglo después de la llegada de la imagen a Salta, exactamente a las 10 de la mañana del 13 de septiembre de 1692, un gran temblor sacudió la ciudad de Esteco, que quedó definitivamente arruinada y despoblada. El sismo fue también percibido en Salta, donde causó grandes daños.
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La Virgen del Milagro es conocida así luego del terremoto que sacudió a Salta en 1692.
En la Iglesia Matriz de Salta se encontraba una imagen de la Inmaculada Concepción, que posteriormente se llamaría "Virgen del Milagro", propiedad de una familia que la había dejado por unos días en un nicho superior del altar, a unos tres metros de altura. Cuenta la tradición que los asustados salteños pensaron que su ciudad sería destruida, y el templo sufrió grandes daños. Al ingresar, se encontró la imagen de la Virgen en el suelo, a los pies del Cristo, como si lo mirara en actitud orante, sin que sufriera ningún daño en su rostro ni manos, pese al gran tamaño de la imagen y la altura desde la cual había caído. Los colores del rostro habían cambiado, quedando pardo y macilento. Este hecho fue interpretado como una súplica e intercesión de la virgen ante su hijo, con el resultado de los escasos daños sufridos por la ciudad.
La imagen fue llevada a la casa del alcalde Bernardo Diez Zambrano donde se oró toda la noche. Al día siguiente, 14 de septiembre, se colocó en el exterior de la Iglesia Matriz donde continuaron los cambios de colores del rostro y fue entonces cuando muchos fieles comenzaron a llamarla "del Milagro".
Una nueva historia empezaba para esta sencilla imagen y para los salteños, que jamás abandonarían su culto y su devoción, porque el cese de los temblores se adjudicó a una decisión divina por intercesión de la virgan. El 15 de septiembre renació la calma y con ella se empezó a hablar del "milagro".
En 1902 y por iniciativa del Obispo Linares, las imágenes fueron coronadas en presencia de altas autoridades de la Iglesia, venidas desde Roma.