En declaraciones a "El primero de la mañana", que se emite por La Ocho, el profesional sostuvo que "su adicción se convirtió en una bomba de tiempo que no fue detectada por la empresa que lo contrató. Se puede probar este padecimiento por el testimonio de la familia y las historias clínicas", acotó.
El letrado descartó "la premeditación" en la conducta de su defendido, porque tras bajarse y discutir con los manifestantes, "él prácticamente no podía manejar, y de hecho no se acuerda de nada de lo que pasó. Su conducta roza el artículo 34 del Código Penal, que tiene que ver con la inimputabilidad".
Finalmente, Casas se refirió a la demora de unas cuatro horas con la que se realizó el test de alcoholemia, que arrojó que el camionero poseía 1.16 gramos de alcohol en sangre, expresando que "al momento de producirse el hecho, posiblemente tenía un nivel mayor".