El oportunismo y la falta de presencia policial logró que se cumpliese lo que muchos vecinos comentaban por lo bajo en Villa Gobernador Gálvez. Grupos de jovenes rompieron la reja del supermercado ubicado en Filippini y Levalle para llevarse fundamentalmente bebidas alcohólicas, gaseosas y muy pocos alimentos. Las escenas estuvieron regadas de violencia, piedrazos e impotencia de los comerciantes. El propio intendente Pedro González estuvo en el lugar, miró atónito el robo de mercadería y calificó a los hechos de "un salvajismo total".
Tras atacar primero un súper chino de Soldado Aguirre al 2500, fueron luego al comercio Coti, donde el boca a boca y los rumores estuvieron tensando el ambiente durante toda la jornada. Las calles permanecieron despobladas y los comercios con sus puertas cerradas o semiabiertas.
Primer acto. Hacia las 18, un grupo de adolescentes comenzó a levantar la persiana de Filippini y Levalle hasta que cedió y lograron ingresar y llevarse una primer tanda de mercadería.
El clima se enrareció aún más. "Es la situación de todos los días. Los veía de temprano con la bolsa de arpillera merodeando y me fui hasta la comisaría para advertir a los uniformados. Los que laburamos nos sentimos unos tontos", dijo Fabio, vecino de la zona.
"Hace más de una hora que estamos llamando al Comando porque sabíamos que esto iba a pasar. Son un grupito que no pertenece a la zona. Iban corriendo la bola. El gobierno les da de todo, son unos caraduras. Se llevaron el chupi", narró una vecina justo enfrente del supermercado.
Primero fueron grupos de jóvenes con carros, pero minutos después reinó el descontrol. En cajas de verdura, bolsas o simplemente entre las manos, la gente se llevó todo a su paso: fundamentalmente vino, cerveza, ananá fizz y sidra. Muy pocos optaron por calmar el hambre con alimentos.
Un equipo de LaCapital llegó al lugar de los incidentes, incluso antes de los 5 patrulleros que se apostaron en la zona. Hubo disparos de postas de goma, corridas, gritos y piedrazos. No más de cinco minutos de encontronazos, pero sorpresivamente la policía se retiró del lugar. Lejos de calmarse los ánimos, siguieron los incidentes.
"Controlado". Continuaron los robos y la llegada de personas en motos nuevas, de alta cilindrada que se llevaban botellas entre sus ropas. Hubo una tregua, y de repente, arribó al lugar el intendente González. "Está controlado", intentó calmar, para reflexionar: "Creo vieron por televisión lo de Bariloche y se armó el despelote. Vino mucha gente de afuera, aprovecharon las quejas y se hizo el contagio. La mayoría se va con bebidas; les digo a los vecinos que se queden tranquilos".
Hacia las 19, el hormigueo de personas (muchas de ellas bien vestidas y con autos nuevos y motos cero kilómetro) era incesante y vieron la oportunidad de entrar y llevarse botellas entre los brazos. La misma impunidad que tuvo un joven para golpear al camarógrafo de Canal 5, Luis Martínez, y huir en una moto.
Caía el sol en Villa Gobernador Gálvez. Los trozos de vidrios y el olor a alcohol fueron las marcas de una jornada de tensión, en una zona que quedó librada a su suerte.