Una constructora local se erigió como la más innovadora del país tras ser premiada por el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP). El galardón llegó gracias a la implementación, por parte de la firma, de un proceso que cambia totalmente el paradigma sobre el trabajo en las obras que emprende y por las tecnologías que implementa para ello.
El premio lo recibió la firma Edilizia por el rubro construcción bajo la temática "Referentes en innovación y sostenibilidad del sector". El CEO y cofundador de la empresa, Nicolás Ruggiero (35), destacó que los métodos que utilizan para encarar sus proyectos ya se utilizan en las obras públicas de Europa y Estados Unidos por su alta transparencia y rapidez de ejecución.
De la elección del ganador participó un comité formado por el CICyP, la Cámara Argentina de la Construcción e ImagineLab, aceleradora de startups de la región.
Es el único premio que existe para empresas constructoras innovadoras. Por lo que convierte a Edilizia en la empresa más innovadora en su rubro en el país. "Hace diez años presenté algunos proyectos en Estados Unidos y empecé a investigar cómo se hacían las obras en otras partes del mundo", comentó Ruggiero.
Esta filosofía de trabajo, junto con la tecnología que requiere y que utiliza su constructora. "Es como jugar a la play, ya que no es sólo hacer planos, sino que hacés el edificio y en ese armado, mucho más técnico, sacás toda la información, desde la compra de los materiales hasta el mantenimiento después de las obras".
Por eso, explicó las tres patas que están revolucionando la construcción: Building Information Modeling (BIM), Lean Construction e Integrated Project Delivery (IPD).
La primera es una metodología de trabajo colaborativa para la creación digital y gestión de un proyecto de construcción durante su ciclo de vida (desde su concepción hasta su demolición), con el objetivo de centralizar toda la información del proyecto en un modelo de información digital, facilitando el intercambio y la interoperabilidad. Incluye en el proceso tecnologías como realidad virtual, realidad aumentada, uso de drones y scanners lásers 3D.
La segunda es una metodología que tiene como objetivo la mejora continua, optimizar el todo, remover los desperdicios, hacer foco en el flujo, minimizar las pérdidas y maximizar el valor del producto final, diseñado conjuntamente con el cliente.
Por su parte, IPD es un enfoque de gestión de proyectos que integra contractualmente personas, sistemas, empresas y prácticas como BIM y Lean en un proceso que colaborativamente aprovecha los talentos y los puntos de vista de todos los participantes para optimizar los resultados del proyecto, evitando los conflictos de intereses con los contratos tradicionales.
Proyección
Ruggiero destacó esta modalidad por ser plenamente colaborativa y por aportar una transparencia única. "Finlandia lo aplicó de manera obligatoria en la obra pública en 2001, después siguió Estados Unidos y los demás países nórdicos, en 2012 Inglaterra, este año España, y Chile plantea hacerlo para 2020", apuntó.
"El gobierno nacional está interesado en un plan para ver si podía implementar esta tecnología para 2025. Da muchísima transparencia. Con esto, es muy difícil decir que algo vale 100 cuando en realidad vale 20", expresó.
Al ser consultado sobre por qué se tardaría tanto en implementar esto en el país, aseguró que no es sólo saber usar una nueva tecnología sino que es ir mucho más allá: se trata de un completo cambio de paradigma en las formas de trabajar.
"Se necesita mucha gente empapada en esto. Se requiere una fuerte capacitación y un cambio de mentalidad en quienes laburan en esto todos los días", manifestó el joven profesional.
"Hay que ser más colaborativo, es otra dinámica de trabajo. Los que trabajamos en la obra necesitamos poner las cosas que sabemos sobre la mesa. Este tipo de proyectos prometen un 30 por ciento de reducción de costos en la construcción, y si consideramos que es la industria a la que más se destina presupuesto y público, es un montón", consideró Ruggiero.