Valentín Tosetti no salió del aula levantando los brazos ni festejando como quien acaba de ganar una carrera. Apenas cruzó la puerta, vio a su papá llorando y se quebró él también. Había aprobado el último examen de Derecho y se había recibido de abogado en un tiempo que sorprende incluso en una facultad acostumbrada a esfuerzos extremos.
El joven rosarino rindió su primera materia en mayo de 2022 y esta semana se convirtió en abogado apenas tres años y medio después de iniciar la carrera en la UNR. En 2025 completó casi la mitad del plan de estudios, un ritmo poco frecuente en las facultades de Derecho del país y que sorprendió a su entorno académico.
A modo de festejo, publicó un mensaje en redes que rápidamente se viralizó entre estudiantes y docentes, donde agradeció el acompañamiento y reflexionó sobre el proceso que lo llevó a recibirse.
“Lo esencial es invisible a los ojos”
Tras aprobar su último examen, Tosetti compartió un extenso texto inspirado en El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. Allí explicó que el momento no se trató solo de un logro académico, sino de un recorrido emocional que incluyó esfuerzos, pérdidas y agradecimientos.
“¿Por qué lloro al ver a mi papá llorar cuando lo único que hice fue salir de un aula? Porque lo esencial no se ve, no se piensa, se siente”, escribió.
En su mensaje también destacó que 2025 fue “un año de 20 materias”, que coronó con su título de abogado: “Hoy puedo decir que soy abogado, que buen viaje… prometo seguir leyendo, formándome todos los días y dar lo mejor de mí”.
El recorrido del joven abogado
Tosetti cursó la carrera en apenas siete cuatrimestres, un tiempo muy inferior al promedio de Derecho, que suele extenderse entre seis y ocho años, según estadísticas de universidades públicas y privadas del país.
El joven atribuyó su ritmo a la disciplina, pero también a un motor emocional: “Busco contagiar mi energía por vivir y demostrar que se puede, siempre todo se puede. El que tiene un ‘porqué’ puede soportar casi cualquier ‘cómo’”, expresó.
También le dedicó palabras a su familia, a quienes ya no están presentes y a la universidad: “Gracias a mi familia y amigos por el amor incondicional. Gracias a la Universidad por despertar mi pasión por el saber. Soy un privilegiado. A los que están y a los que el destino me obligó a despedirme antes, les mando un abrazo o un beso al cielo”.
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