Grandes tiendas como Falabella y numerosos pequeños locales comenzaron a colocar carteles desde la semana pasada en sus vidrieras, con rebajas de entre el 20 y 50 por ciento en efectivo y con tarjeta.
Grandes tiendas como Falabella y numerosos pequeños locales comenzaron a colocar carteles desde la semana pasada en sus vidrieras, con rebajas de entre el 20 y 50 por ciento en efectivo y con tarjeta.
Acostumbrada
En este sentido, manifestaron que los descuentos no se terminan de ir "nunca, porque la gente se acostumbró desde 2009 a las promociones" y dijeron que "si no hay se hace cada vez más difícil que entren a comprar". Así, lo ratificó un histórico empresario del sector del calzado, quien este año adelantó las liquidaciones casi hasta el inicio mismo de la temporada. El referente, recordó que el año pasado había puesto las rebajas a fines de julio. Incluso, ahora también evalúa el cierre de uno de sus locales.
Ricardo Diab, presidente de la Asociación Empresaria de Rosario (AER), consideró que, a diferencia de otras temporadas, las promociones y descuentos son decididos por los propios dueños de los negocios más que producto de una batalla entre las tarjetas de crédito, como supo ocurrir años atrás. De allí que si se recorren las distintas zonas de locales, puede verse que diariamente los comerciantes, tiza en mano, reescriben —como también ocurre con los menúes gastronómicos— las propuestas de descuentos y promociones.
"Con las ofertas de los bancos a muchos negocios ya no les alcanza y por eso se ven en estos días grandes descuentos", aseguró Nelson Graels, dueño de la cadena de indumentaria y calzado deportivo Sport 78.
Las estrategias para llamar la atención de los consumidores es variada. Rebajas del 20, 30 y 50 por ciento, "2x1" y "lleve dos prendas al precio de una", se repiten en el centro y así las fórmulas y opciones para tratar de alimentar las ventas son innumerables.
"Las liquidaciones comenzaron antes de tiempo, al punto de que desorientan al consumidor frente a descuentos bastante grandes, porque no saben cuáles son los precios reales", estimó Graels. "Muchos buscan salvar la temporada y evitar que queden productos en stock para el año próximo", agregó.
La feroz guerra de precios llevó en los últimos días a que varios empresarios plantearan en reuniones informales del sector la necesidad de buscar caminos comunes para no sumar más heridos por los efectos de la economía que pone al filo del cierre a varrias tiendas.
Los hombres de negocios consultados apuntan no sólo a la caída de las ventas, que viene así desde hace tres años, sino a la presión creciente que representan los costos fijos, de alquiler y servicios, principalmente de la energía eléctrica.
"Un tema no menor también en las ventas es el efecto del mismo clima que, sumado a todo lo otro, lleva a que se adelanten las liquidaciones", estimó el gerente de marketing del Shopping del Siglo, Javier Antiga, quien entiende que los inviernos más cálidos modifican los hábitos de compra.
"Tenemos necesidad de vender y, si no ponemos todos los días una promo, no nos entra nadie", señaló una diseñadora que tiene su local de indumentaria femenina por calle Roca.
Cada vez más
Otros comerciantes todavía están en al etapa de "pre-liquidación", pero cada vez más ponen carteles de "liquidación" y "fin de temporada" directamente. Algunos, los menos, aprovechan y ponen en oferta mercadería que quedó de años anteriores.
De esta manera, desde los pequeños, medianos y grandes comercios de los distintos centros comerciales buscan alimentar sus alicaídos ingresos. Sólo pocos indicaron que junio fue el mejor mes de la primera mitad del año. El Día del Padre, dijeron, no se notó en el volumen de negocios.
Inclusive, los negocios relevados saben que se tienen que aggionar aún más a la creciente venta informal por internet, fundamentalmente a través de la red social Facebook. La importación de ropa y zapatillas y precios cada vez más bajos son fuertes competencias. Basta dar una vuelta por los locales de la firma OCA o el Correo Argentino para ver a diario colas de personas que van a retirar mercadería.
La diferencia por ahora, admitieron los comerciantes, está en la posibilidad de pagar en cuotas y en que todavía mucha gente no se anima a comprarle a desconocidos.