El gobierno nacional evalúa la posibilidad de implementar una propina obligatoria en establecimientos gastronómicos incluida en la cuenta final del consumidor. La noticia trascendió este miércoles y se desató la polémica entre quienes están a favor y en contra. Las opiniones son variadas y no se relaciona directamente a si es un trabajador de la actividad o un cliente: hay mozos de acuerdo con la propuesta y otros no, y consumidores que apoyan la medida y otros que la defenestran.
En los bares del centro de Rosario, clientes y mozos opinaron este jueves al respecto. "Esta bien, en otros países es así. Acá muchas veces no te dejan nada o te dan todos los billetes rotos que se quieren sacar de encima", comentan Silvina y Paula, madre e hija que atienden un bar en San Lorenzo entre Mitre y Sarmiento.
"Cuando consumo dejo un 15%, me parece que es lo que corresponde. Da gusto atender así y es lindo cuando te atienden bien", sostiene Silvina. Por su parte Paula agrega: "En general, está repartido entre quienes dan y no dan propina. Pero últimamente es más la gente que no deja. Capaz es por la situación o económica; no se".
En un bar ubicado en la esquina de Sarmiento y Urquiza, una moza tiene a su cargo todas las mesas. Lleva comida a un cliente mientras cobra rápidamente el café a otro que se va sin dejar propina. "No está bien, no puede ser obligatorio. A mí me convendría, pero me parece que no. Hay gente que deja pero la mayoría no lo hace y no podes obligarlos a dejar. Cuando dejan, te dan 100 ó 200 pesos", comenta.
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En otros bares los trabajadores se muestran más desconfiados: "Los dueños se van a aprovechar de eso y van a comenzar a especular pagando bajos sueldos. Eso ya pasa ahora, si es obligatorio va a pasar mucho más", dice una trabajadora.
Otro mozo sostiene: "El consumidor no puede pagar lo que le corresponde al empleador. Deberían investigar cómo nos están pagando y hacer algo al respecto".
Entre los consumidores las opiniones también se encuentran divididas. Algunos declaran rápidamente que están de acuerdo, que hay que dejar el 10 por ciento. "Está bien, tiene que ser como en Brasil que ya viene la propina incluida en el ticket", dice una pareja mientras se toma un café.
Quienes están en contra fundamentan razones distintas. "Si se vuelve obligatoria la propina sería legalizar que una parte del sueldo del mozo sea en negro y por tanto que sea aún mayor su precarización. Igual, yo siempre dejo propina, calculo el 10%. Fui moza y me lo tomo personal", señala Celina quien se encuentra con un grupo de amigas en un bar de San Lorenzo y Sarmiento. Otra de ellas señala: "Muchas veces tengo la plata contada, si hubiese sido obligatoria, directamente no hubiese podido ir a algún bar porque no me hubiese alcanzado"
Otros clientes apuntan en otra dirección: al mérito y la necesidad de incentivar la buena atención. "La propina simboliza la buena atención que se le brinda al cliente, al obligar a alguien lo estas desmotivando a atener bien", sostiene Alejandro.
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Las redes estallaron
Por supuesto, la ciudad virtual también fue el escenario de discusiones, opiniones y acusaciones en distintas direcciones. Debajo de los posteos de La Capital dando cuenta la información sobre el tema, los lectores también dejaron sus opiniones:
Sobre el decreto de la propina obligatoria
El ministro de Desregulación y Transformación del Estado de la Nación, Federico Sturzenegger, sería el encargado de llevar adelante este viejo anhelo del titular de Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la Argentina, Luis Barrionuevo.
Según trascendidos, el presidente Javier Milei firmaría un decreto que “mejorará los salarios del sector gastronómico” y que solucionaría el tema de la falta de efectivo, que muchas veces deja a los mozos sin propina.
Barrionuevo ya había pedido en 2019 que la propina figure de manera oficial en las facturas de los establecimientos gastronómicos con una carga del 14%, 16% o 18% del total, según la categoría y facturación del local.
También hubo un proyecto de ley en Senado, presentado por los legisladores puntanos Liliana Negre de Alonso y Adolfo Rodríguez Saá, que proponía una propina obligatoria del 10% y establecía que "el monto obtenido por el trabajador proveniente de las propinas por él recibidas no podrá ser descontado de su remuneración ni de los adicionales que perciba el mismo de conformidad al convenio colectivo".