El 19 de agosto de 1935, en el sur de la ciudad, un grupo de amigos del barrio Las Delicias que habían decidido organizar un club para jugar al fútbol formalizaron el nacimiento de su sueño. La empresa de café "Onkel" con la que uno de ellos tenía contactos, les donó el primer juego de camisetas, con rayas blancas y negras verticales y con ello se ganó un lugar en el escudo del nuevo club; que además, en agradecimiento, adoptó su nombre. El porqué de los colores negro y blanco de la camiseta todavía sigue siendo un misterio.
En un principio el club se instaló en Ovidio Lagos 5771, aunque hoy su sede social se ubica sobre la calle Cazadores 2752. Con el tiempo, al fútbol se le fueron agregando más deportes y en 1950 comenzó a participar de la Liga Rosarina de Básquet.
Onkel es una palabra de origen alemán que significa tío. Fue quizás esa palabra, la que desde el escudo del club, marcó la impronta para las familias que desde las de los primeros socios, generación a generación, se han ido sumando a una institución que muchos chicos ven como su segundo hogar. La casa de un tío a la que van a jugar y a compartir momentos en familia y con amigos convirtiendo al club en una parte fundamental de sus vidas. Lugar de encuentro, asados y bailes para jóvenes y adultos y territorio libre para los juegos y la práctica de deporte de los más chicos.
Los bailes, su época dorada
La época de esplendor del club llegó durante las décadas del 50 y 60 cuando en Onkel se organizaban multitudinarios bailes que animaban los grandes artistas del momento. Por allí pasaron Sandro y los del Fuego, Leonardo Favio, Violeta Rivas, el Cuarteto Imperial y Los Wawanco, entre otros.
La gran concurrencia de público, posicionó a Onkel como uno de los organizadores de los bailes más populares de la ciudad llegando a rivalizar con los que se hacían en Gimnasia y Esgrima, Provincial y Rosario Central.
Declive y recuperación
Con la llegada de la década del 70 se dió un hecho desgraciado que frenó la trayectoria del club. En el año 1971, la comisión directiva del momento decidió vender una porción de terreno donde se emplazaba un salón con capacidad para 600 personas con el objetivo de construir una sede social de dos plantas con ascensor sobre calle Ovidio Lagos. Pero los vaivenes económicos del momento le jugaron una mala pasada al club, la obra no se llegó a terminar y el dinero que quedaba en el banco se terminó de evaporar en el año 1975 con el "Rodrigazo" cuando el entonces ministro de economía del gobierno nacional Celestino Rodrigo dispuso un aumento de tarifas superior al 100% y la devaluación de la moneda nacional con respecto al dólar superó el 150%.
El calvario duró más de 20 años en los que el club perdió asociados y actividades, hasta que en el año 1998 un grupo de socios decididos a volver a poner en pie a su club comenzó con los trabajos de refacción y pintura para que Onkel volviera a albergar deportes. Así fue como el patín artístico atrajo a una gran cantidad de practicantes y socios que nuevamente le dieron vida a sus instalaciones. Al patín se le agregaron luego fútbol infantil, voley y taekwondo.
Arte, cuerpo y mente
Las vidas de Carlos Bustos y Máximo Agüero se entrelazan: desde muy chicos ambos forman parte de Onkel, son amigos, los une el amor por el taekwondo y haber conseguido que el nombre del Club Onkel trascienda fronteras.
Carlos a sus 26 años es un experimentado instructor de este arte marcial originario de Corea. "Recuerdo que tenía unos cinco años cuando vi que en el club estaban practicando taekwondo y le pedí a mis padres que me trajeran", explica Carlos. "Cuando tenía 16 años el instructor de ese momento se tuvo que ir y junto con otro compañero nos hicimos cargo del grupo y desde entonces sigo", agrega. Carlos se especializa en formas y llegó a competir a nivel internacional en el mundial de Bulgaria 2013.
Máximo Agüero era uno de los alumnos cuando Carlos cumplía la función de ayudante y continuó cuando se hizo cargo del grupo. "Maxi era un chico algo revoltoso, como todos, pero cuando yo entrenaba para mis primeros selectivos él entrenaba al lado mío y eso creo que determina mucho hasta dónde llegó", recuerda Bustos.
A los 14 años, Máximo Agüero clasificó para disputar el mundial del año 2014 en Tayikistán. Para reunir los fondos necesarios para el viaje, llegó a organizar una rifa donde el premio era su propia bicicleta. En su segundo mundial, Máximo consiguió un gran logro al obtener la medalla de bronce en Italia 2016. Luego llegaría un momento consagratorio para el taekwondista de Onkel: en el Sudamericano de Colombia del mismo año obtuvo cuatro medallas de oro.
"En este deporte es fundamental entrenar el cuerpo y la mente -dice Máximo- porque si tu mente está bien, podés sacarle mejor provecho al entrenamiento de tu cuerpo". Entre sus logros, destaca haber iniciado una carrera como docente: "Me emociona mucho dar clases y poder transmitirle a los chicos que se puede ser feliz practicando taekwondo y transmitirles mi experiencia para que sean capaces de mejorar en el deporte", destaca Agüero, hoy también instructor.
"Maxi respira, come, vive para taekwondo", se enorgullece Carla Mordini, su mamá. Este año, el destacado deportista de Onkel competirá en el Sudamericano de Taekwondo, en el Mundial de Kick Boxing, en el selectivo para el Mundial de Taekwondo en Santiago de Chile y en la competencia King of Taekwondo de Grecia.
Presente y futuro aurinegro
A sus 83 años, el club intenta recuperar la vitalidad de sus años de gloria, por lo pronto sumando deportes y actividades como la escuela de fútbol, gimnasia para adultos, danzas, voley, handball, taekwondo, torneos de ajedrez y próximamente básquet. Hoy, más de 300 niños y adultos participan de estas disciplinas.
Uno de los deportes que viene creciendo sostenidamente en el club es el handball. Esta año, los chicos de categoría mayores están a un paso de clasificarse, por primera vez, al próximo regional de clubes. Por otra parte, desde la presidencia también cuentan con orgullo que han terminado de refaccionar, al 100%, el salón social de calle Ovidio Lagos.
Onkel cede sus instalaciones para que los alumnos de las escuelas del barrio desarrollen sus clases de educación física. También los vecinos del barrio se encuentren en el club para debatir los temas de interés común, como el zanjeo, la seguridad o la instalación de antenas de telefonía.
Como definen los miembros de la comisión directiva, el club está dispuesto a seguir brindando al barrio un lugar de contención y esparcimiento para los chicos y de encuentro para las familias, siempre pensando en mejorar las instalaciones para que todos puedan sentirse como en casa.
De Barrio Somos | Historias de clubes en 360º
El proyecto transmedia da forma a un recorrido multiplataforma por las historias de clubes de la ciudad de Rosario, de la mano de personajes que le otorgan tridimensionalidad, articulando una serie de medios on y offline que buscan aprovechar las potencialidades narrativas de cada lenguaje. Es una iniciativa del #DCMteam de la Universidad Nacional de Rosario.
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