"El dengue llegó para quedarse", fue la frase que disparó este mes la ministra
de Salud de la Nación, Graciela Ocaña. Pero para Raúl Montenegro, biólogo, premio Nobel Alternativo
(Estocolmo, Suecia) y titular de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam), "el dengue
nunca se fue". Sostiene que, "el primer caso se registró en el país hacia 1916, luego desapareció y
posiblemente por ingreso de personas enfermas desde Bolivia se reinstaló en 1997. Y hubo casos de
dengue importado hasta el inicio epidémico de 2004 en el Chaco salteño, entonces nunca se fue y
haber desperdiciado el llamado de atención de hace cinco años atrás fue criminal".
—¿Por qué se habla a veces de brote y otras de epidemia, y qué hizo que se llegara a
esta grave situación?
—Brote y epidemia son sinónimos. Se asume que hay epidemia de una
enfermedad cuando el número de casos supera la línea base que existe para un país y para sus
divisiones políticas. Pero se utiliza la palabra brote porque es menos fuerte que epidemia, que es
lo que se está dando en la Argentina, les guste o no a los gobernantes. Ahora bien, llegamos a esta
situación por imprevisión. Desde la reinstalación del dengue en la Argentina se debió haber
trabajado para que gobierno y ciudadanos hicieran un frente de prevención común. Esto no ocurrió.
Prepararse socialmente para reducir el impacto del dengue requiere décadas, no campañas
improvisadas que se lanzan cuando los afectados crecen continuamente.
—Se logró erradicar el mosquito (Aedes aegypti) que transmite el dengue en la década
del 50, ¿por qué ahora es tan difícil repetir esa acción?
—No se puede comparar lo que ocurre en esta década con las anteriores. Las
poblaciones humanas y las de vectores del dengue, los patrones de vida, la organización ecológica
del país y hasta el clima cambiaron drásticamente. El problema actual del dengue es más complejo
que en cualquier década pasada. Nunca hubo antes en Argentina tantos ambientes disponibles para que
se reproduzcan Aedes aegypti —que procede de Etiopía, Africa— y Aedes albopictus
—originario del sudeste asiático. Los millones de envases descartados (donde el mosquito
puede poner sus huevos) que yacen en ciudades, zonas rurales e incluso ambientes nativos no tiene
precedentes.
—¿En qué lugares podría haber dengue hemorrágico?
—El dengue es provocado por cuatro serotipos de virus: DEN-1, DEN-2, DEN-3
y DEN-4. En los brotes epidémicos de Argentina se han aislado las tres primeras cepas del virus.
Los desarrollos más graves pueden darse cuando en una región afectada por una sola de las cepas
ingresa posteriormente una distinta, o donde coexisten varias cepas.
—¿Cómo llegaron estos vectores desde otros continentes?
—Ambas especies de mosquitos son conquistadoras, con altos valores de
reproducción y una espectacular capacidad para ocupar nuevos ambientes. En Argentina, el desmonte,
el monocultivo con soja y la masiva aplicación de plaguicidas destruyeron la mayor parte de los
ambientes nativos donde el Aedes aegypti hubiera tenido menos probabilidades de supervivencia. A
esto se sumó al cambio climático y la tropicalización de ambientes, la inédita multiplicación de
lugares artificiales de cría y la falta de políticas concertadas para controlar los vectores.
—Los desmontes fueron una causa de la inundación en Tartagal (Salta), también
reavivaron el dengue. ¿Qué puede venir ahora?
—El mapa de los desmontes y monocultivos, muy especialmente de soja, y el
mapa de la enfermedad, tienen sugestivas coincidencias. Los ambientes simplificados a fuerza de
topadoras, plaguicidas y malos gobiernos crearon condiciones propicias para la expansión
desenfrenada del vector. Irónicamente, cada vez que en algún sector urbano se pulveriza plaguicida
desparece una parte de la población adulta de Aedes aegypti. Pero también mueren insectos y
arácnidos que ayudaban a reducir sus poblaciones. La pulverización puede incluso destruir los
organismos acuáticos que consumen larvas de mosquito. Para controlarlos no hacen falta solamente
plaguicidas, sino descacharrizado, combinación de plaguicidas biológicos, utilización de especies
que consumen larvas y trampas.
— ¿Qué piensa de los comentarios que sostienen que con el dengue se tapan otros
problemas y que luego de las elecciones esta enfermedad desaparecerá de la agenda de los
medios?
—Quienes generan estos comentarios son tan irresponsables como aquellos
políticos, muchos de ellos con cargos actuales, que durante los últimos años no generaron campañas
efectivas para controlar las poblaciones de Aedes aegypti.
Glifosato
"El dengue es una epidemia con síntomas visibles. Pero en Argentina se usan
plaguicidas en soja y otros cultivos que también enferman, provocan síntomas disímiles y
posiblemente los afectados sean más. Monsanto y otras empresas de plaguicidas están generando su
propia epidemia en un Estado que reaccionó tarde y pobremente". denunció Montenegro.