Así como la luz de los faros guía el destino de los navegantes, este viernes por la noche el Parque Urquiza representó esa luz, una conexión al mundo cultural y social para muchos rosarinos. Una noche que se puede resumir en música, risas, besos y estrellas, pero significó mucho más. Es que este viernes fue el primer día del Festival Faro, una actividad que busca poner en primer plano a los artistas de la ciudad y a la vez invita a los rosarinos a apropiarse del espacio público.
Desde las siete de la tarde, vecinos de todas las edades empezaron a arrimarse con heladeritas en mano, lonas y reposeras. La idea era instalarse en el parque, vivir una noche distinta. Quienes llegaron temprano aprovecharon para recorrer todo el predio, donde se destacan tres escenarios entre las variadas experiencias que ofrece el festival: desde ferias y zonas de relax hasta actividades lúdicas.
Los tres escenarios se colmaron de familias, parejas y grupos de amigos desde el atardecer, cada uno con su bebida porque había que hidratarse. Si bien fue uno de los días más calurosos de la temporada, con una máxima que arañó los 38 grados, no impidió que los rosarinos salieran a la calle. Algunos, los más precavidos, amortiguaron las altas temperaturas con abanicos que no paraban de agitar.
El escenario principal fue el Anfiteatro Municipal Humberto de Nito, donde arrancó la movida con Dj Dani Perez, a quien le siguieron bandas locales como Alyx, Bifes con Ensalada, Los Cuentos de la Buena Pipa, Delfina y Mamita Peyote.
La propuesta abarcó una variedad de géneros musicales porque la idea era que todos se sintieran representados, identificados, que pudieran bailar, cantar y divertirse. Coti Sorokin cerró la noche con sus clásicos y actuales. Para ese momento el festival Faro había alcanzado su éxtasis.
“La patria no se vende, los humedales no se prenden fuego, la cultura no se apaga”, dijo un joven al comenzar su show en el anfi, y recibió fuertes aplausos por parte del público. Después de un jueves con trabajadores de la cultura reprimidos y detenidos en el marco de una protesta en la plaza 25 de Mayo, el festival mostró la otra cara: una apuesta al trabajo colectivo, con más de 300 artistas locales convocados a lo largo de tres días.
Los otros escenarios se ubicaron en dos puntos estratégicos alrededor del Complejo Astronómico y parecía como si lo estuvieran abrazando. Aquellos que se sentaban a escuchar música tenían a tan solo unos metros una variedad de opciones para curiosear, ya fuera observar las estrellas a través de un telescopio o disfrutar de experiencias interactivas.
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“Esto es un marcador de estrellas”, explicaba un chico en la oscuridad. En el sector del Planetario no había luces como en el resto del predio, así era más sencillo ver las estrellas. El marcador parecía un rayo láser que apuntaba hacia el cielo y llamaba la atención de los más chicos que se acercaban a preguntar cuál era la estrella que señalaba. Pablo, quién lo creó, contó que hizo el marcador con una mini computadora y que en el armado lo ayudaron desde la Asociación Amigos del Observatorio y Espacio Lab, un programa experimental que trabaja el cruce entre arte, ciencia y tecnología.
El espacio destinado a las infancias se llenó de burbujas que flotaban en el aire y de risas de niños que intentaban explotarlas. Un equipo de chicas disfrazadas de payasas con enteritos de colores pintaban en sus rostros estrellas blancas, otras les enseñaban a realizar manualidades. Al lado, se ubicaba “zona calma”, un sector repleto de mantitas multicolor dedicado a la relajación, para que los rosarinos pudieran descansar a cielo abierto.
No faltaron los puestos de hidratación -vitales en el marco de la primera ola de calor de la temprada- y los foodtrucks con precios populares -fundamentales en todo festival- donde un pancho se conseguía a 3 mil pesos y una hamburguesa a 4 mil. También, había opciones más exóticas como shawarma o viandas veganas y vegetarianas para quienes eligen no comer carne.
La primera noche de un festival bien rosarino, del festival Faro, fue todo un éxito. La propuesta continuará este sábado y el domingo, desde las 19, en la zona del Parque Urquiza. La invitación es tan amplia que los vecinos pueden elegir la experiencia que más les guste o todas al mismo tiempo. Un faro que busca seguir iluminando para que la cultura en Rosario no se apague.