El movimiento feminista de la ciudad resiste el cambio de paradigma en políticas de género: el 25 de noviembre fue el primer colectivo en marchar para defender sus conquistas de las últimas décadas; con un “cacerolazo verde y violeta” y una carta a legisladores nacionales por Santa Fe visibilizaron días atrás cómo afectan a mujeres, infancias y disidencias sexuales las transformaciones introducidas por el DNU y la ley ómnibus.
Firman como Asamblea Lesbotransfeminista, nombre de la multifacética red que nuclea a unas 200 organizaciones, además de militantes e independientes. Y no se trata solo de un nombre: es asamblearia la dinámica de sus reuniones semanales, donde debaten hasta arribar a un acuerdo aunque haya cientos de personas presentes. ¿Por qué reclaman los feminismos en Rosario?
“Somos un espacio plural y autoconvocado; desde hace años organizamos actos y actividades el 8 de marzo, el 3 de junio (Ni una menos) y el 25N o día internacional de la no violencia contra las mujeres y diversidades, para lo cual nos empezamos a reunir un mes antes de cada fecha en el centro cultural La Toma”, relata la activista Gandhari Benig. “Después de las primarias nacionales, directamente nos encontramos todos los lunes”, recuerda sobre el momento en el que se encendió la alerta, y aclara: “Marchamos con cualquier gobierno, incluso en pandemia estuvimos activas. Sucede que estas propuestas son muy avasallantes de los derechos humanos y de las feministas en particular, tal como expresó (Javier) Milei en Davos”.
En efecto, en su discurso durante el foro internacional, el presidente argentino dijo: “En lo único que devino esta agenda del feminismo radical es en mayor intervención del Estado para entorpecer el proceso económico, darles trabajo a burócratas que no le aportan nada a la sociedad, sea en formato de ministerios de la mujer u organismos internacionales dedicados a promover esta agenda”. Además calificó a “la pelea entre el hombre y la mujer” como “un supuesto conflicto social nocivo para la vida en comunidad y para el crecimiento económico”.
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25N: los feminismos se vuelven a encontrar en las calles en defensa de los derechos de las mujeres
En Rosario, la Asamblea adhirió a protestas contra el DNU y la Ley Ómnibus e impulsó un cacerolazo para visibilizar sus demandas específicas el 18 de enero en la plaza 25 de mayo, donde se presentaron como “mujeres y diversidades sin miedo”. Gandhari Benig explica por qué: “Nos quieren imponer miedo a participar y nosotras planteamos que vamos a seguir manifestándonos; por cierto, la ONU señaló que el protocolo de la ministra Patricia Bullrich no respeta los estándares constitucionales. El feminismo es un blanco pero a su vez no hay dónde apuntar porque no hay líderes ni lideresas que conduzcan sino un movimiento muy grande, que se expresa desde distintos sectores, organizaciones y partidos políticos”.
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La actriz y directora de teatro recalca que la lógica del espacio, al que se sumó en 2012, no es vertical sino que articulan en varias comisiones de integración rotativa y reuniones abiertas “donde es necesario poner el cuerpo para llegar a consensos”. En estas últimas y agitadas semanas, cuenta, “encontramos unidad y objetivos claros para defender nuestros derechos, libertades y decisiones. Porque no son obligaciones: nadie está obligado a abortar o a travestirse”.
Los aspectos que peligran con el nuevo orden jurídico van desde la Educación Sexual Integral (ESI) con perspectiva de géneros y la formación del personal del Estado en abordaje de la violencia (Ley Micaela) a la Ley de los Mil Días, la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y la paridad en el sistema electoral, pasando por el uso de lenguaje inclusivo en canales oficiales. “Hay distintas estrategias para afectarnos y no consisten sólo en bajar un Ministerio sino en modificar un párrafo de un Código que afecta el espíritu de varias leyes, por ejemplo, desfinanciar programas o limitar sus alcances, desarmar páginas web de organismos públicos”, abunda Benig, y menciona también algunos mitos que las demonizan, por ejemplo que el feminismo rechaza la maternidad, la familia y la niñez o genera caos con sus marchas.
“Estamos a favor de los diversos tipos de familias, no de una única forma, del respeto de las infancias. Por otro lado cada vez que hacemos una movilización para defender los derechos de todos -incluso de quienes no participan o se enojan- avisamos a la Dirección de Tránsito de la Municipalidad y coordinamos con ellos el trayecto, la logística, los desvíos”, resume la activista.
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Ernestina Saccani, quien llegó a la Asamblea en 2016 desde La Corriente de mujeres y diversidad, coincide en que el conflicto hoy excede la pérdida o derogación de una ley o de un conjunto de normas. Incluso algunas pueden seguir existiendo, pero sin presupuesto o personal que lleve adelante los programas quedan sin efecto en los hechos, también si se restringen sus perspectivas. “La lucha de los feminismos se fue fortaleciendo desde el regreso de la democracia. Los partidos políticos en un esquema institucional escuchan a los movimientos, vehiculizan los cambios y reclamos y los plasman en leyes y políticas para toda la sociedad”, analiza sobre la historia y los criterios en juego. Pone como un ejemplo concreto lo que significaría perder la ESI, “que además de ir educando desde temprana edad, permite detectar abusos en las infancias”.
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Como contrapartida, el feminismo en Rosario está activo y efervescente, ahora además rumbo a una fecha emblemática de su agenda, el 8 de marzo. “No hay muchos casos en otras ciudades de capacidad de consenso entre espacios tan diversos y de articulación entre nosotras y con los distintos niveles gubernamentales”, apunta Saccani y agrega: “Esto lo recibimos como respuesta cuando hablamos con gente de otras ciudades y provincias. A veces lo damos por sentado pero es fruto también de un recorrido muy importante, de una trayectoria”.
Es que el espacio se viene construyendo desde hace décadas, recogiendo la experiencia de luchas muy anteriores, con distintos nombres e integraciones: Multisectorial de Mujeres, Mujeres Autoconvocadas Rosario (MAR), Asamblea Feminista, Comité feminista ante la emergencia sanitaria (durante la pandemia), Asamblea Lesbotransfeminista. Estas redes en las que conviven partidos, sindicatos, colectivos autogestivos, y personas interesadas sin organización de pertenencia, han sido claves en la gestión de los tres encuentros nacionales de mujeres que tuvieron lugar en la ciudad, en 1989, 2003 y 2016. Reuniones multitudinarias e históricas: aquí se utilizó por primera vez el pañuelo verde como signo distintivo de la pelea por el aborto legal, devenido símbolo de la campaña nacional para lograr la despenalización (objetivo cumplido en 2020).
“Hoy redoblamos la apuesta porque nuestros derechos están en peligro”, sintetiza Saccani, contra todo “negacionismo de los nuevos sujetos sociales y de la política como hecho social”. Gandhari acota que la Asamblea Lesbotransfeminista es horizontal, abierta y variable, por lo que nunca se sabe a ciencia cierta cuántas voluntades concentra; por las dudas necesitan juntarse en recintos grandes ya que a veces los encuentros presenciales suman cientos de personas. El próximo, donde tendrá predominancia la organización del acto del 8M, se realizará este lunes 5 de febrero a las 18 en la sede de ATE de San Lorenzo al 1800. “Si te identificás feminista y del colectivo de diversidades sexuales, te esperamos”, invitan.