“No es cierto que estemos condenados a ser una ciudad narco”, dice Miguel Tessandori. Y lo dice con la misma convicción que expresaba en sus columnas televisivas cuando se refería al andar de canallas y leprosos por las grandes ligas nacionales y continentales. Y es que al cabo de un año en el Palacio Vassallo, si hay algo que está claro es que cumple la función de concejal para la que fue elegido por sus conciudadanos con la misma combinación de capacidad de análisis y pasión con que ejerció su oficio periodístico. “Hay que revertir todo esto con urgencia. Si bien tenemos niveles de delincuencia graves y no podemos ser eternamente víctimas de la inseguridad, pero lo que nos pasa, no es muy distinto de lo que ocurre en otras ciudades del país. Por eso me enoja que hablen de Rosario como una ciudad narco. Rosario no es narco; es grandiosa por donde se la mire y creo que hay mucha mala leche cuando desde los medios porteños se la estigmatiza”, remarca el presidente del bloque que también integra la concejal Valeria Schvartz.
- ¿Qué evaluación hace de su primer año como concejal ?
- Creo que el balance es muy positivo. Logramos evitar que la politiquería inútil nos contamine y somos el bloque que más ordenanzas presentó, pero más allá de la cantidad, logramos transformar las ideas y reclamos de la gente en proyectos concretos. Estamos seguros que ese debe ser nuestro trabajo en el Concejo y esperamos que el intendente haga el suyo y ejecute las ordenanzas que logramos aprobar.
- ¿Y que conclusión saca de esas recorridas; cómo ve la ciudad ?
- Veo lo que ve todo el mundo menos la Intendencia. La gente está cansada de reclamar siempre lo mismo. Pasan los años y los barrios siguen con los problemas del siglo XIX. Si bien en las recorridas encontramos problemas comunes, cada barrio tiene matices y necesidades diferentes que deben ser atendidos con independencia. Como siempre decimos; no hay que ser un genio; los proyectos son de la gente y solo hay que saber escuchar. Rosario es una ciudad con un presupuesto gigante y no se puede creer que no se resuelvan las cuestiones básicas de los servicios y la infraestructura. La ciudad esta rota y apagada y eso es muy triste porque los rosarinos no somos así.
- ¿Cuáles de esos problemas le parece que son los más acuciantes ?
- Los que a pesar de los reclamos no tienen respuesta. En algunos barrios son las zanjas a cielo abierto, en otros la ausencia o la mala frecuencia de transporte público, la iluminación, la falta de cloacas, la falta de presión de agua potable, la falta de veredas y donde las hay que están todas rotas, calles sin pavimento. En el centro, el caos vehicular y ni hablar de los trapitos. Todo de una u otra manera cuando se reclama por años y no se obtiene respuesta de la intendencia, se termina en una profunda desazón. Pero sin dudas, lo que más preocupa es la falta de respuestas concretas frente a la inseguridad y si bien toda la responsabilidad debe caer sobre el gobernador, desde el Concejo debemos agudizar el ingenio para contribuir con ideas que ayuden. Yo soy un vecino más y cuando hablo con la gente siento lo mismo. La preocupación por el avance de la delincuencia da miedo y el vecino ve que la política lo naturaliza y que termina siendo un tema de estadísticas y números. Pero dicho esto, le aseguro que el rosarino nunca va a bajar los brazos.
- Sin embargo, hay muchos sectores de la población que se manifiestan con mucho enojo y desánimo. ¿Cómo se puede hacer para revertir esto ?
- El intendente primero y los concejales después, debemos gritar bien fuerte que no es cierto que estemos condenados a ser una ciudad narco. Hay que revertir todo esto con urgencia. Si bien tenemos niveles de delincuencia graves y no podemos ser eternamente víctimas de la inseguridad, lo que nos pasa no es muy distinto de lo que ocurre en otras ciudades del país. Por eso me enoja que hablen de Rosario como una ciudad narco. Rosario no es narco; es grandiosa por donde se la mire y creo que hay mucha mala leche cuando desde los medios porteños se la estigmatiza. La sensación de impotencia y derrotismo es más una construcción de ciertos medios de comunicación porteños que no les interesa o no se dan cuenta de algo fundamental: pese a todo, en Rosario estamos muy orgullosos de nuestra ciudad. La gente mantiene bien en alto sus ganas de trabajar, de desarrollarse, de disfrutar de su ciudad. El rosarino está abierto a compartir sus tradiciones, sus pasiones deportivas, sus expresiones culturales. Está claro que estamos en un contexto muy complicado, pero a pesar de la falta de compromiso de la dirigencia política, el rosarino no se deja amilanar y sigue dando la pelea por los suyo.
- En cada respuesta usted hace mucho hincapié en el rol de la intendencia ante los problemas de la ciudad. ¿Cómo evalúa la gestión municipal ?
- Pongo el acento en la intendencia porque es la principal y única responsable de gestionar y resolver los problemas de la ciudad y su gente. Los concejales podemos escribir e impulsar propuestas y proyectos creativos y extraordinarios para resolver esos problemas; pero sin la voluntad y ejecutividad del intendente, todo queda y como ya dije; en expresiones de deseo. Desde el Concejo debemos trabajar en ideas y amplificar los reclamos de los vecinos. Pero insisto, sin los recursos y la ejecutividad que tiene el intendente, lo nuestro no alcanza.
- Siendo que algunas encuestas que están dando vuelta lo posicionan muy bien, y viendo cómo se enfervoriza cuando menciona la función municipal. ¿Va a ser candidato a intendente ?
- No está en mis planes. Pero como digo siempre, para resolver los problemas que tiene la gente, desde el Concejo no alcanza.
- ¿Esto significa que va a ser candidato ?
- No necesariamente. Solo significa que muchas veces lo pienso.