La cena anual de camaradería de las Fuerzas Armadas realizada el lunes por la noche tuvo un condimento especial: la participación de la orquesta de chicos del barrio Tablada, quienes no se perdieron la oportunidad de sacarse fotos con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y hasta bromear con ella. "Fue un momento muy simpático", destacó el directro de la agrupación, Carlos Golfeld.
La orquesta de Tablada inició sus actividades en 2009 en el marco del programa nacional Coros y Orquestas para el Bicentenario del Ministerio de Educación de la Nación. Desde entonces, se ha expandido y fortalecido en el barrio de la zona sur alcanzando actualmente a más de 150 chicos de entre 6 y 20 años que acceden, gratuitamente, a una educación musical-orquestal de alta calidad.
Bajo la dirección de Goldfeld, los niños y adolescentes ensayan y disfrutan de un repertorio que incluye obras clásicas y populares, pero, sobre todo, aprenden a trabajar en equipo, a ser solidarios y a construir colectivamente.
Fue precisamente Goldfeld quien dio detalles de lo ocurrido antes y al final de la cena que no sólo contó con la presencia de la primera mandataria, sino del jefe del Gabinete, Jorge Capitanich y el ministro de Defensa, Agustín Rossi, aparte de los jefes de las distintas fuerzas, entro otros.
Cerca de las 20, la orquesta ya había empezado a tocar cuando arribó la presidenta y dos niñas de la agrupación le entregaron flores. En ese momento, sonaba "Ojos de cielo", de Víctor Heredia. Luego, se llevó a cabo la cena y el discurso de la presidenta hasta que el encuentro protocolar llegó a su fin.
Fue así que la presidenta se acercó a saludar a los 48 integrantes de la orquesta (parte del grupo infantil y del juvenil) y se retiró. Sin embargo, cuando ya había atravesado gran parte del salón, los chicos comenzaron a pedir: "foto, foto, foto, foto". Fernández de Kirchner, aparentemente advertida por Rossi, regresó sobre sus pasos, recaló frente a un piano y tocó. "No sé cómo lo hizo, había bastante ruido en la sala", sostuvo el director.
Los chicos se le acercaron de inmediato. "Fue divertido", dijo el director de la orquesta tras marcar que la presidenta "estaba muy relajada".
Hubo espacio para las fotos y varias preguntas de uno y otro lado. "Le tocaban la ropa y le pedían selfies". Los más chicos, muy inocentes, no se privaron de nada. "Angelito, de Tabalada Sur, es un personaje. Hacía señas al lado de la presidenta y ella intentó darle un beso, pero él le corrió la cara. Nos puso muy nerviosos", cerró Goldfeld.