El gobernador Miguel Lifschitz, junto al ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro, se reunió ayer en Rosario con la plana mayor de la policía de la provincia de Santa Fe. En la cumbre, el jefe de la Casa Gris y el titular de Seguridad "impartieron directivas" de trabajo, y escucharon las "necesidades y demandas" de los uniformados.
El cónclave se efectuó antes de que Lifschitz y Pullaro se reunieran con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, con quien acordaron cómo será el desembarco de las fuerzas federales a la provincia y el trabajo en conjunto con la policía de Santa Fe.
La reunión persiguió un doble objetivo: contener a la policía de Santa Fe ante las versiones de una virtual intervención de las fuerzas federales a los uniformados locales y, en paralelo, dar instrucciones a la santafesina para combatir la escalada de violencia en Rosario, la capital provincial y las localidades atravesadas por el delito a escala.
"Fue un encuentro muy productivo que me permitió tomar un contacto directo, e impartir directivas claras desde mi visión política de lo que hay que hacer en materia de seguridad y cómo tiene que trabajar la policía en toda la provincia", señaló el gobernador.
El mandatario provincial indicó además, que la reunión llevada a cabo en la sala "Rodolfo Walsh" de la sede local de Gobernación sirvió también para "escuchar las opiniones de los responsables de la fuerza y avanzar en la solución de las necesidades y demandas de la policía".
"Fue una buena reunión de trabajo, donde pudimos dejar claro cuál es nuestro objetivo, y cuáles son las directivas que queremos que cumpla la policía de Santa Fe en todo el territorio de la provincia", subrayó el titular de la Casa Gris.
El encuentro buscó además descomprimir la tensa relación entre la Casa Gris y la Jefatura de Policía que quedó en evidencia en las primeras apreciaciones públicas del flamante jefe de la fuerza, José Luis Amaya.
Hace un mes, Amaya, a poco de asumir había generado un primer contrapunto con el Ministerio de Seguridad. Lo hizo al advertir que Rosario necesitaba al menos 80 patrulleros y 160 efectivos más para actuar ante las denuncias de delitos que radican los vecinos en el 911.
"De 120 móviles que tenemos, deberíamos tener no menos de 200 en la ciudad, afectados a los patrullajes que se hacen a partir de los llamados que ingresan en forma diaria al 911", indicó.