Por cada rosarino que se agregó a la ciudad entre 2010 y 2021, se sumaron dos viviendas nuevas. Los resultados contrastan con la actual crisis habitacional, dónde se observa poca oferta de inmuebles para alquilar o habitar, mientras que el ritmo de la construcción no cesa. En cifras, en el período aludido se registró un incremento de 105.225 casas o departamentos, frente a un crecimiento de solo 55.812 habitantes en ese período. Los datos surgen de un estudio estadístico que se adelanta al 11º Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas.
Mientras se aguardan datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) sobre el relevamiento de vivienda y población efectuado en mayo del año pasado, desde la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) encararon un trabajo estadístico en base a información censal, estimaciones propias y una proyección de la Municipalidad de Rosario.
“La cantidad de viviendas se incrementó en un 30 por ciento entre 2010 y 2021 mientras que en el mismo período los habitantes de la ciudad aumentaron solamente un 6 por ciento”, señaló Paula Durán, politóloga y coordinadora de ese espacio académico.
La conclusión arroja “dos casas nuevas por cada persona nueva”, una frase que resultaría esperanzadora en otro contexto. Es que los resultados del estudio y esa relación estadística entran en contradicción con la actual crisis habitacional y la falta de acceso a la vivienda y el hábitat adecuados que fustigan a tantos rosarinos. La escasez de inmuebles para alquiler y los precios de las rentas que se disparan en dólares son apenas una muestra de que esas nuevas casas o departamentos no llegan a quienes los necesitan.
Por su parte, Lucía Andreozzi, demógrafa y estadística del Conicet, asegura que los datos del estudio en el que también trabajó “son conservadores, porque aún faltan incorporar las nuevas construcciones de los últimos dos años”. Va inclusive más allá al interpretar que “la cantidad neta de viviendas seguramente hoy es mayor, sin ningún tipo de dudas”. Por el momento, esperan que sus estimaciones sean confirmadas por el censo nacional de 2022.
También más viviendas que hogares
“Al ver este nivel de población y un aumento del 30 por ciento de viviendas nos preguntamos: ¿Se incrementaron también los hogares ante más gente que vive sola y se necesita esa cantidad de viviendas? Vemos que no”, confirmaron las profesionales.
Es que, de acuerdo a las estimaciones propias de la Usina de Datos de la UNR, en esos doce años los hogares treparon 17 por ciento, con un resultado de 53.983 nuevos. “La diferencia entre el crecimiento de la población y de los hogares se debe a la disminución de su tamaño promedio en Rosario, que pasó de 3 personas por hogar a 2,7”, afirmó Durán. Y refirió también que esa reducción en la composición de los grupos familiares es una tendencia que se observa a nivel nacional y mundial.
De todas formas, la diferencia sigue siendo relevante porque “en el mismo período se experimentó una variación en las viviendas de 12,6 puntos porcentuales más que el aumento de los hogares”. De acuerdo a la interpretación de Andreozzi, ese dato “podría indicar que un adulto mayor ya no esté viviendo más con su familia o que las parejas tuvieran menos hijos”. Lo significativo es que “las viviendas se incrementaron mucho más”.
En términos estadísticos el concepto “hogar” se define como una persona o grupo de personas que viven bajo un mismo techo y comparten los gastos de alimentación.
Si bien el estudio “esquiva” la cantidad de viviendas desocupadas u ociosas –datos que se conocerán cuando estén listos los resultados del censo– da indicios importantes justamente por el “crecimiento muy superior de viviendas en función del crecimiento de la población y hogares”.
Radiografía de los datos
A la hora de dar cuenta de las fuentes que utilizaron para realizar las estimaciones, informaron que para los datos de 2021 consideraron el Precenso de Viviendas de 2019-2020, que es “un barrido territorial” que define la cartografía para organizar el censo general posterior. Con respecto a la información de 2010, apelaron al censo nacional de ese año. En tanto, para la cantidad de habitantes de 2022 utilizaron una proyección de población de la Municipalidad de Rosario. Además, en el trabajo incluyeron fuentes propias, en ese caso la Encuesta de Hogares de Rosario de la Usina de Datos.
Según explicaron, para realizar las estimaciones también tuvieron en cuenta la tasa global de fecundidad y la esperanza de vida. “Con respecto a la estructura de la población no se registraron modificaciones importantes. La tasa global de fecundidad en Rosario da por debajo del nivel de reemplazo y eso implica que se reduce la población. Tanto la esperanza de vida como la tasa de fecundidad, que nos dicen cómo muere y cómo nace la gente, se mantienen. Y esto nos da la idea de que hay una estructura de población que no se ha modificado en ese período”, apuntaron Durán y Andreozzi.
Para el urbanista y docente de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la UNR, Oscar Bragos, “es sorprendente esa relación entre crecimiento de viviendas sobre el aumento de la población” que arroja el estudio de la Usina de Datos. Si bien consideró que habrá que esperar los datos finales del censo 2022, dijo que la tendencia de mayor crecimiento constructivo se viene observando en las estadísticas de los últimos años. Y confirma que “el crecimiento de las unidades habitacionales es mayor al demográfico”.
Con respecto a la desigualdad en la relación “dos casas nuevas por cada rosarino nuevo” consideró que “el principal déficit habitacional está en los sectores de menores ingresos”, una gran parte de la población que no puede acceder a la vivienda y el hábitat adecuados. “También tenemos que analizar qué construye el Estado y qué construye el mercado, porque se construye a favor de los inversores”, arriesgó.
En esa línea, se refirió a los efectos de los comodoties que a principios de este siglo provocaron una mayor rentabilidad a la actividad agropecuaria y generaron un excedente de capital que se volcó al mercado inmobiliario. “A modo de interpretación –continuó el docente y urbanista– se puede asumir que gran parte de las unidades habitacionales están destinadas a inversión”.
Ante la interpelación sobre dónde están las viviendas que se incrementan y en manos de quién, Ariel D´Orazio, secretario de la Concejalía Popular e integrante del Frente de Inquilinos de Rosario, arremete con dureza. “A las nuevas viviendas las tiene la especulación inmobiliaria, las tienen quienes construyen, no para resolver un problema de necesidad habitacional, sino para generar un resguardo de activos financieros que provienen de otras actividades económicas”, fustigó.
Con respecto a la responsabilidad del Estado, consideró que “al analizar las últimas tendencias se observa que no hay planificación en el desarrollo de las ciudades, su construcción y el acceso al hábitat”.
Su valoración apunta a que “se construye simplemente porque hay un interés económico para hacerlo, mientras que el Estado no está pensando para quién y dónde edificar. Entonces, la ciudad se desarrolla de manera desigual.