Efectivos de la sección Ecológica de la Dirección General de Policía Comunitaria tuvieron que intervenir en dos casos en donde aparecieron animales silvestres en centros urbanos. Uno de los hechos sucedió en el centro de San Lorenzo, donde apareció una zorra deambulando en perfecto estado y que había buscado refugio debajo de un auto dentro del garaje de una casa. El otro tuvo como escenario la zona noroeste de Rosario y el protagonista fue un lagarto overo, reptil que llevaba 25 años domesticado y que ya no podrá vivir en su hábitat natural.
Daniel Ojeda, titular de la policía Ecológica, señaló a La Capital que el procedimiento que se realizó en San Lorenzo, se dio a partir de la denuncia de una mujer que vive en inmediaciones de San Carlos al 1800, una zona céntrica de la “ciudad histórica”, cercana al Campo de la Gloria y a unos cien metros de avenida San Martín.
“El domingo, una señora manifestó que al subirse a su auto, que estaba en el garaje al frente, sintió ruidos debajo del vehículo. Creyendo en principio que se trataba de un perro, descendió del coche, pero comprobó que debajo del chasis había un zorro. Entonces, la mujer cerró todo y se metió de nuevo en la casa para llamar a la policía”, señaló Ojeda.
Los efectivos de la sección Ecológica comprobaron que se trataba de una hembra de aproximadamente un año de edad “que estaba en muy buen estado general. Por suerte, no estaba lastimada y parecía bien alimentada. Entonces procedimos a la captura para luego liberarla en la zona rural del municipio de San Lorenzo”.
Ojeda aclaró que el sitio donde fue dejada en libertad la zorrita fue señalado, a través de coordenadas por GPS, por personal de la Dirección Provincial de Faunas. “Cuando tenemos que hacer estas liberaciones, la gente de Fauna siempre nos señala con coordinadas los lugares más adecuados para soltar los animales. De esa forma se evita que puedan llegar a algún sitio que pueda representar un peligro”.
Por otra parte, en la zona noroeste de Rosario, los efectivos de la policía Ecológica tuvieron que actuar en una casa particular donde encontraron con un largo overo, también hembra, de 90 centímetros de longitud, que llevaba en cautivero o más bien domesticado por casi 25 años. Todo ese tiempo en contacto con humanos ahora le impide volver a la vida silvestre, según contó Ojeda.
La historia en torno al reptil que fue retirado también este último domingo de una casa ubicada en Génova al 8200, tiene que ver con el dueño del inmueble. De acuerdo a lo que se pudo reconstruir la policía sobre la base al testimonio de familiares, el hombre un día se encontró con el animal en el patio de su casa, en principio creyendo que se trataba de una iguana y decidió adoptarlo.
Lo cierto es que lo cuidó, alimentó y domesticó durante casi 25 años, logrando que el animal engorde demasiado para lo que es su especie. El problema surgió hace unos días cuando el hombre falleció y no hubo familiares o allegados que pudieran hacerse cargo del lagarto overo. “Una vecina nos llamó porque había gente del barrio que quería matar. Resulta que, al fallecer el dueño, la hembra comenzó a salir a buscar alimento y algunas personas se asustaron y querían matarla”, agregó Ojeda.
El lagarto overo fue trasladado a la base de la Policía Ecológica, en barrio Las Flores. Desde allí se iniciaron las gestiones para derivarla a Granja La Esmeralda, una reserva ecológica en la ciudad de Santa Fe, ya que no podrá vivir en su hábitat natural debido a la gran cantidad de años que estuvo en cautiverio.