La fuerte tormenta de viento y tierra que generó graves incidentes en la autopista, también provocó complicaciones en la ciudad. Es el caso de un merendero del barrio Tablada que sufrió la pérdida de parte de su techo de chapa. Quienes lo llevan adelante piden colaboración para conseguir los materiales necesarios para llevar a cabo los arreglos.
La Asociación Civil Emanuel y la Escuelita Maleza tienen sede en el patio delantero de una casa de Biedma y Grandoli, donde vive Gerónima Benítez. Ella es quien lo lleva adelante junto a otras militantes sociales que emprendieron este proyecto luego de la muerte del hijo de Gerónima, Emanuel González Benítez. El chico tenía 17 años cuando en enero de 2022 fue asesinado a balazos a pocos metros de esa casa.
Con el tiempo el proyecto se consolidó y para inicios de 2023 comenzaron a llegar niños y adolescentes del barrio. Actualmente son unos 30 quienes van a merendar y a recibir apoyo escolar, además de realizar tareas lúdicas.
Este lunes, con los fuertes vientos que generaron destrozos en la zona, uno de los techos del merendero se desprendió y algunos de los tirantes se aflojaron. "Tengo miedo que un día de estos estando acá trabajando para la merienda se caiga todo", contó Gerónima a La Capital.
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"Necesitamos chapas, tirantes, madera. Es para cambiar el techo. Necesito realmente que no se caiga el techo con otro viento fuerte", agregó la mujer. En ese sentido puso a disposición su número telefónico 341 6057871 para recibir aportes solidarios o cualquier tipo de colaboración. También invitó a la celebración del "Día de las Infancias y Adolescencias" que la organización llevará a cabo el próximo domingo a las 15 y contará con distintas actividades.
Emanuel
Emanuel González Benítez tenía 17 años y una vida intensa que surcaba caminos diversos. Desde adolescente vendía drogas para una banda con principal actividad en la zona de Biedma y Grandoli, entorno por el cual solía quedar involucrado en conflictos e inmerso en un consumo problemático de sustancias. Había pasado en dos ocasiones por el ex IRAR, hoy Centro Especializado de Responsabilidad Penal Juvenil (Cerpj), y por otras instituciones estatales y privadas que poco pudieron hacer para contener su situación de vulnerabilidad.
Pero también estaba presente en otras actividades que se desarrollaban en su entorno y le generaban interés. Por ejemplo, colaboraba con una organización social que funcionaba frente a su casa, lugar en el que conoció a Silvana, una mujer a la cual un día "Ema" le confió un temor. "Seño, no llego a los 20, hace un par que lo vengo pensando, me matan antes", le dijo el chico en noviembre de 2017, cuando tenía 12 años.
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El sábado 22 de enero de 2022, cerca de las 22.30, Ema salió de su casa de Biedma y Grandoli para comprar cigarrillos. Al volver, en el ingreso de un pasillo a dos cuadras de distancia, se encontró con dos jóvenes que se le acercaron y lo acribillaron a balazos. Un vecino lo llevó al Hospital Provincial, donde falleció unas horas después.
El proyecto
Luego del crimen Gerónima sintió que podía atravesar la pérdida de su hijo con algo más que el dolor natural y la angustia por lo irremediable. Fue entonces que pensó en crear un merendero para los chicos de ese sector del barrio Tablada. "Yo no quiero quedarme con mi dolor, sino canalizar mi dolor en amor. Amor hacia estos chicos que están carentes de un plato de comida caliente. Ver la forma de sacarlos de la calle", dijo en aquel momento la mujer, que a su vez contó que necesitaba un horno, una heladera y otros elementos para empezar a darle forma al proyecto.
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Gerónima, la mamá de Víctor Emanuel González Benítez
Fotos: Celina Mutti Lovera / La Capital
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Con el paso de los días no solo aparecieron el horno y la heladera, sino también mesas, sillas, un freezer y otras herramientas que donaron vecinos y conocidos de Gerónima. También se sumaron a colaborar en el proyecto otras personas que ayudaron a que aquella idea se concretara. Hoy, en la misma casa de Biedma y Grandoli, funciona la Escuelita Maleza y la Asociación Civil "Emanuel".
"Yo no quiero que otros chicos pasen por lo que pasó mi hijo", contó Gerónima. También ofreció un mensaje para otras madres, padres o familiares de víctimas de la violencia callejera. "Sé que es muy doloroso. Los primeros tiempos son muy pesados, pero hay que pensar en las nuevas generaciones. No quedarse en la venganza o recluirse en el dolor, sino procurar sanar el corazón herido", agregó.