La muerte del policía Marcos Di Fazio caló en lo más hondo de cada uno de sus compañeros, quienes se acercaron ayer hasta una sala velatoria de zona oeste para despedirlo por última vez. Desde la fuerza, remarcaron la voluntad para el trabajo y el sacrificio que tuvo que desandar el efectivo de 39 años, quien en sus inicios debió vender pan casero y realizar diversas changas mientras cursaba sus estudios; la escala previa a los once años en los que se desempeñó como agente.
En la cuadra de la cochería se vieron varios móviles policiales de efectivos que fueron a despedir, aunque sea por un momento, a quien fuera su colega durante los once años. Entre quienes estuvieron se encontraba el director de Tránsito, Gustavo Adda, quien publicó una sentida carta abierta "a todos los homicidas viales" (ver en página 4).
En un por demás de respetable silencio, los compañeros de Di Fazio declinaron la posibilidad de dialogar con ellos. Quien sí accedió a charlar un momento, en nombre de todos, fue el subjefe del Comando Radioeléctrico, Luciano Vallejos, quien detalló los comienzos del efectivo que fue atropellado por un hombre de 28 años que evadió un control vehicular en la zona de Costa Alta.
El superior remarcó en varias oportunidades que Di Fazio era un policía honesto, con la sola idea de cuidar y fortalecer a su familia: "Siempre preocupado por su esposa y sus cuatro hijos (el más grande, de 16 años; el más chico, de 3), iba de la casa al trabajo y del trabajo a la casa. Todo era trabajo y familia".
El subjefe explicó que el efectivo prestaba servicios de 12 horas, por 36 de descanso. E hizo hincapié en que esos momentos libres, en los que dejaba el uniforme, se los dedicaba plenamente a su familia. "Su esposa está destrozada", expresó mientras señalaba el interior de la cochería donde fue velado el policía, en zona oeste.
Sobre la labor del efectivo, Vallejos contó que era alguien muy adepto al trabajo, alejado de todo tipo de problemas y muy voluntarioso. Desde el principio, no dejó de remarcar que "no hay un mal comentario" sobre Di Fazio.
"Nunca una novedad, nunca una discusión o un problema ni una carpeta médica. Sólo se escuchaba hablar de Marcos por su trabajo", confió Vallejos a La Capital en la vereda de la cochería, en el mismo momento en que un móvil policial llegaba con dos efectivos para despedir al efectivo, quien falleció el lunes, alrededor de las 16.30.
Luchador y sacrificado
Lejos del formalismo policial, Vallejos contó que el agente siempre tuvo que dar un esfuerzo más para llegar a calzarse el uniforme y vivir de ello, tal como su padre y su hermano: "La peleó siempre desde muy abajo para llegar".
Justamente fue el hermano mellizo, Cristian Di Fazio, quien contó el lunes que su hermano y él vienen de "una familia policial", fuerza en la que también se desempeñó el padre de ambos, quien "también sirvió a esta ciudad".
Vallejos continuó recordando al policía fallecido y reveló que tuvo que hacer diversas tareas ante la posibilidad de entrar a la fuerza.
"Hizo varias changas y vendía pan casero para poder pagar los estudios y los uniformes. Luchó para llegar donde estaba", recalcó el subcomisario.
Si bien Vallejos afirmó tener 600 efectivos bajo su mando, también detalló "el trato directo" que pudo lograr con Di Fazio, para reforzar que "siempre la peleó desde abajo".
La quietud diaria del barrio donde se ubica la cochería en la que fue velado el efectivo mutó ayer en un silencio respetuoso hacia un agente sobre el que sólo se escucharon elogios.