El Colegio San Antonio tiene nuevo director para el nivel secundario. Es el profesor y diácono permanente David Escalante, quien asumió el cargo el lunes pasado con la misión de recuperar "la normalidad institucional y el diálogo". En junio pasado, los estudiantes de la escuela parroquial de Maipú al 3300 habían denunciado una serie de irregularidades, además de reclamar por una educación inclusiva. Ante la demanda, el colegio fue intervenido por el Arzobispado y se abrió un proceso para elegir una nueva dirección. El nombramiento de Escalante coincidió con la reciente inauguración de una biblioteca impulsada por el Centro de Estudiantes "Julio Más".
El presidente de la Junta Arquidiocesana de Educación Católica (Jaec), Walter Van Meegroot, detalló a La Capital que la designación del nuevo director para el secundario respondió a una convocatoria abierta a la que se postularon para el cargo dos profesores de la propia escuela y tres docentes externos. Entre estos últimos estaba Escalante. La evaluación de los antecedentes y de los proyectos presentados, más una entrevista personal, estuvo a cargo de los interventores y un equipo pedagógico de la Jaec. De ese proceso selectivo fue elegido Escalante, diácono permanente (a diferencia de los sacerdotes está casado), de 51 años, egresado del profesorado en filosofía y ciencias sagradas del Seminario San Carlos Borromeo y técnico superior en minoridad y familia, y quien posee mucha experiencia en el trabajo pastoral con los jóvenes y en la administración escolar. También ha dictado clases en el nivel secundario y terciario.
Normalizador. Además de la intervención del Arzobispado y de la participación del Ministerio de Educación provincial, Van Meegroot recordó que un primer paso para salir del conflicto institucional lo dio el director normalizador, Eduardo Berbetoros, quien estuvo a cargo de la escuela los últimos tres meses. Ahora Escalante tiene la tarea prioritaria de "que la escuela vuelva a la normalidad", apoyándose en su perfil "confesional, además de profundizar en el diálogo, la convivencia y la escucha" para construir una "escuela inclusiva y contenedora". En este mismo proceso de designación de nuevas autoridades, el arzobispo Eduardo Martín nombró como representante legal a Manuel Omar Vallejo.
"Tenemos el gran desafío de hacer que los padres se sientan confiados con la escuela que han elegido para sus hijos", expresó el referente de la Jaec sobre otros de los objetivos primordiales. Recordó que la intervención no terminó y que los abogados asignados a esta tarea seguirán en la escuela hasta fin de año.
Atropellos. En junio pasado, los estudiantes pidieron ser escuchados en su reclamos con una movida pública que organizaron en la puerta de la parroquia San Antonio (San Martín al 3300). En esa fecha (13 de junio), el arzobispo Eduardo Martín oficiaba una misa por ser el día del patrono de dicha iglesia. Los chicos esperaron el final de la celebración religiosa para acercarle un documento donde detallaban una serie de atropellos a los que eran sometidos como alumnos, y principalmente donde pedían recuperar la escuela cristiana, inclusiva, participativa y abierta al diálogo que habían conocido.
Entre otras cosas, en ese documento denunciaban la instalación de cámaras de seguridad en el interior del colegio (está prohibido); además que eran cuestionados por ser parte de un centro de estudiantes, y también hacían saber al arzobispo que personal administrativo había reivindicado el accionar de la última dictadura en un acto del 24 de marzo. No era todo: le advirtieron sobre la intromisión permanente en la vida pedagógica por parte del cura párroco Angel Di Benedetto, quien además es capellán de la Unidad Regional II de Policía, y dos de sus estrechas colaboradoras. El sacerdote también había sido denunciado ante el Arzobispado por profesores y maestros de la institución por atribuirse la designación y hasta el cese en el cargo de los docentes de la escuela que no le caían en gracia, entre ellos el caso de una maestra a quien despidió por estar embrazada sin estar casada.
Ex combatiente. Junto a estos reclamos para mejorar la escuela, los chicos siguieron trabajando organizados en el centro de estudiantes (al que bautizaron con el nombre de un ex combatiente de Malvinas: "Julio Más"). Protagonizaron muchos otros logros: desde jornadas solidarias y deportivas hasta la instalación de un bicicletero y la gestión para poner una fotocopiadora en la escuela. Y, por si fuera poco, el viernes pasado inauguraron la biblioteca para el nivel secundario. Un emprendimiento diseñado por ellos y que ahora tendrán a su cargo. A los textos que ya estaban disponibles sumaron obras de indiscutida calidad literaria que les llegaron por el Plan Nacional de Lectura. Al final hubo un aplauso generalizado y mucha alegría por los méritos colectivos.