Fácil acceso y contacto con el aire libre, los factores que cambiaron la vida de los shoppings. Dos arquitectos, especialistas en urbanismo, opinaron sobre por qué los rosarinos parecen preferir el centro comercial de barrio Refinería. La pandemia deja su rastro también en los dos grandes shoppings de la ciudad, donde el aire libre y la facilidad de acceso favorecen a uno más que al otro.
Si bien ahora los dos están clausurados por las restricciones, la semana pasada Portal Rosario Shopping admitió que está buscando una estrategia para reconvertirse luego de que cerraran 50 locales comerciales, algo que no sucedió con el Alto Rosario. ¿Qué factores influyeron? ¿Por qué, luego de 15 años, uno sigue concurrido y el otro quedó desolado?
La Capital consultó a dos especialistas rosarinos quienes brindaron una explicación desde la óptica profesional.
Ambos shoppings fueron inaugurados en 2004 con bombos y platillos, pero tuvieron distintos destinos. Hace un par de semanas, la compañía Cencosud, dueña del Portal Rosario, confesó que les jugó en contra no contar con un espacio abierto en la pandemia. En cambio, el Alto se las arregló para continuar abierto aprovechando al máximo el patio abierto que se encuentra en el corazón del centro comercial.
El ex decano de la Facuultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario y especialista en urbanismo, Héctor Floriani, fue cauto al opinar. Subrayó que “no hay ningún estudio riguroso sobre el tema” y aclaró que, si bien la realidad de los centros comerciales es distinta, ambos se encuentran ubicados en lugares estratégicos de la ciudad. “El Alto está más cerca del centro, pero el Portal cuenta con excelentes conexiones a los accesos, como avenida de la Costa y Circunvalación”, lo que permite la llegada desde Entre Ríos.
En cuanto a lo estrictamente arquitectónico, el especialista reconoció que el Alto cuenta con un elemento que tal vez sea más importante de lo que se cree: “La franca comunicación con el exterior, con la luz natural”. Según Floriani esto hace que el paseo sea más agradable. “El patio cuadrangular de este centro comercial posibilita que acceda el sol, y hace que sea muy luminoso. Esto permite estar en el exterior sin necesidad de abandonar el shopping y sensiblemente se capta lo que pasa en el afuera desde adentro”.
Además, este centro comercial cuenta con ingresos por varias calles, lo que facilita rápidamente el acceso.
Por su parte, la arquitecta Julieta Potalivo, referente de la comisión de Urbanismo del Colegio de Arquitectos, destacó la intervención sobre los ferrocarriles que se hizo en el shopping Alto Rosario, lo que le da una identidad propia y local. “Se rescató un edificio histórico y esto le da pertenencia a la ciudad, no es igual a otros en el mundo, a diferencia del Portal”.
Polativo consideró que la accesibilidad al centro comercial es clave: “Para entrar al Portal tenés que subir rampas, ascensores y escaleras, en cambio me parece que el Alto lo resolvió mejor con todo en planta baja. Esto permite ubicarse más rápido y la gente quiere eso”.
A su vez, explicó que el modelo arquitectónico del centro comercial del norte de la ciudad corresponde más a un estilo norteamericano, donde se intenta que el transeúnte se olvide del entorno y se concentre en las compras, por eso todos son iguales en el mundo, y da lo mismo si es de día o de noche, no guardan relación con el entorno.
Coincidió con Floriani en que la luminosidad y el sector al aire libre son una ventaja comparativa.
Cerca
A su vez, la arquitecta opinó que la ubicación fue determinante durante la pandemia a la hora de elegir dónde ir a comprar. “La gente va sitios cercanos y lo que pasó es que el barrio Refinería se transformó por completo con el desarrollo de Puerto Norte, tanto que el shopping quedó integrado a los edificios. Todo eso hace que logre abastecer a un gran conglomerado urbano, algo que no sucedió en el entorno del Portal, donde la población no creció”.
En este sentido consideró que el Portal podría haber sido más accesible para los barrios de zona noroeste, pero estos se vieron colmados con la construcción de dos centros comerciales más, el Fisherton Plaza, cerca del aeropuerto Islas Malvinas, y el Paso del Bosque, en Circunvalación y Newbery. “Esto hizo que la gente de esa zona no necesite recurrir al Portal, y quienes viven en el centro buscan algo más cerca y por eso van al parque Scalabrini Ortiz”, consideró.
“La pandemia cambió radicalmente la forma de adquirir productos, y algo que se preveía para dentro de varios años llegó para quedarse, y es la compra por internet”, dijo la arquitecta, quien consideró que, “a la hora de recorrer un centro comercial, tal vez empiecen a importar otras cosas como el paseo en sí mismo y las opciones de bares y gastronomía”, destacó.
Según ese criterio, la arquitecta indicó que “el Alto se adaptó rápidamente ofreciendo una variedad de locales gastronómicos y de bares, que además los pudo abrir al aire libre”.
Ambos arquitectos coincidieron que mientras los shoppings se reacomodan para responder al impacto de la pandemia, lo que salió perdiendo claramente fue el área central de la ciudad, específicamente las peatonales.
“El no tener dónde dejar el auto hace que el centro sea inaccesible, y a esto hay que sumarle la inseguridad, en cambio en los shoppings estos problemas están resueltos y tienen los mismos negocios”, opinó.
“Rosario, en una situación normal, da para dos grandes shoppings, y ambos podrán seguir conviviendo como lugares de compra, pero me preocupa el vaciamiento del centro de la ciudad provocado por la pandemia y por la crisis económica”, opinó Floriani, quien destacó la importancia de revitalizar este sector de la ciudad.