Por Silvina Dezorzi
Según una investigación que llevó adelante la Secretaría de Salud municipal, los motivos expuestos para interrumpir legalmente un embarazo invocan causas biológicas, sociales y psíquicas en el 67 por ciento de los casos, severos riesgos sociales en un 25 por ciento, peligro para la salud mental en el 7 por ciento y el hecho de que sean producto de una violación en el 1 por ciento restante.
¿Pero cómo llega la mujer a tomar esa decisión? ¿Qué caminos recorre dentro del sistema de salud?
Básicamente, el protocolo para el aborto no punible apunta a que la mujer encuentre contención y respuesta a lo que le está ocurriendo lo más pronto posible y lo más cerca de su hogar, por lo que los centros de salud barriales cobran mucho protagonismo.
A ellos pueden llegar las mujeres por cuenta propia o derivadas, "sin sacar turno", por las consejerías que funcionan en los hospitales Roque Sáenz Peña, Alberdi, Provincial, Centenario y Eva Perón de Granadero Baigorria (los horarios figuran en https://www.rosario.gov.ar/web/servicios/salud/prevencion-y-promocion/salud-integral-de-la-mujer).
Según precisó el titular de Salud Sexual del municipio y una de las voces más autorizadas para abordar el debate sobre el aborto que viene dándose en el Congreso nacional, Daniel Teppaz, la mujer que llega al centro de salud por sus propios medios es recibida por su "médico de referencia", profesional que integra un equipo que la conoce, posee su historia clínica y mantiene con ella un vínculo personal.
La mujer puede llegar relatando que sufre un conflicto con ese embarazo y será escuchada.
O puede incluso ocurrir, en caso de tener alguna enfermedad preexistente que pueda empeorar con el estado de gravidez, que sea el equipo de referencia el que se ve obligado a informarle sobre ese riesgo.
Un ejemplo de esos cuadros podría ser el lupus eritematoso. A veces, esa situación configura además un verdadero peligro para la salud psíquica de la mujer, porque "la pone en una situación subjetiva muy complicada", explica Teppaz.
Si lo que ella invoca es un profundo sufrimiento por estar embarazada —por causas emocionales y sociales tan diversas y complejas como la realidad vital de cada mujer— el problema es abordado junto al equipo para ver cómo se encuadra ese riesgo para su salud psíquica.
La palabra
En caso de que la preñez sea fruto de una violación, simplemente alcanza con su palabra: no es necesario que intervenga un juez, ni que investigue un fiscal. Por tratarse de un delito de índole privado, es la mujer quien decide si realiza o no una denuncia. Pero no es necesario que la haga para solicitar la interrupción del embarazo, recordó el médico.
Si la víctima es menor de 16 años, en caso de optar por un aborto debe ir junto a un "responsable legal". Que no tiene por qué ser su progenitor o tutor, "porque no le vamos a pedir autorización a un familiar que abusó de ella o a un padre o una madre presos por prostituir a su hija", recordó el experimentado profesional.
De todos modos, la palabra de la chica es determinante, porque también podría estar siendo coaccionada" para abortar.
En cualquiera de los casos, antes de llegar a la práctica la mujer debe firmar un "consentimiento informado".
Es entonces cuando comienza la evaluación médica propiamente dicha (determinación del tiempo gestacional, grupo y factor sanguíneo, ecografía o análisis en caso de ser necesarios o presumirse complicaciones).
Y a partir de entonces se acuerda por cuál alternativa de interrupción del embarazo se optará.
En el 80 por ciento de los casos, siempre que el embarazo sea de menos de 12 semanas, las mujeres eligen el misoprostol, una droga con varias dosis que puede usarse en forma sublingual o intravaginal.
En general, contó Teppaz, se aconseja la primera. Y todo transcurre en el hogar.
La otra opción —a partir de las 12 semanas, casi excluyente— es un procedimiento conocido como aspiración manual endouterina (Ameu), que también se realiza en forma ambulatoria, pero en determinados centros asistenciales: el Centro de Especialidades Médicas Ambulatorias (Cemar), el Alberdi y el Roque Sáenz Peña.
Tras los controles posteriores, es clave determinar el método anticonceptivo que seguirá usando la mujer. Para que no haya nuevos abortos, ni maternidad forzosa.