En 2003, un incendio desatado en el edificio que ahora ocupa la Facultad de Derecho de la UNR terminó con el 80 por ciento de la colección del Museo de Ciencias Naturales Ángel Gallardo. A veinte años del siniestro, la institución abrirá este viernes los depósitos del departamento de Zoología para que el público pueda recorrerlos y conocer las piezas de animales taxidermizados que sobrevivieron a las llamas: desde minúsculos insectos hasta un oso pardo de más de un metro parado en sus dos patas, que hace muchos años recibía a quienes visitaban el viejo museo.
Los recorridos, que anticipan la celebración del Día Mundial de los Animales, serán a las 11.30 y 12.30, con ingreso gratuito, cupos limitados y con reserva previa (al teléfono 477-2549). La experiencia anticipa una serie de visitas mensuales proyectadas para los próximos meses y una exposición prevista para recordar el 20º aniversario del incendio en la Facultad de Derecho.
El 1º de julio de 2003, mientras numerosos gremios estatales y del sector privado participaban de una movilización en plaza San Martin, una bomba de estruendo llegó a los techos del Museo Ángel Gallardo. Las hojas acumuladas en la azotea hicieron el resto: en poco tiempo las llamas consumieron el techo y llegaron hasta las salas de exposiciones, repletas de material inflamable (como el pelaje, las plumas de los animales o la estopa con que se rellenan los cuerpos) y desprovistas de cualquier sistema antincendios.
Siete años después, en julio de 2010, la Justicia Federal condenó a los sindicatos de Trabajadores Municipales y de Luz y Fuerza, considerándolos corresponsables del incendio y les impuso una indemnización de, por entonces, seis millones de pesos.
Los depósitos del departamento de Zoología guardan cerca de un millar de piezas que sobrevivieron al fuego.
Osos, leones y cóndores
El museo se mudó a su edificio actual, en la sede local de la Gobernación, en 2006. María de los Ángeles Nebozuk es profesora de ciencias naturales, desde hace 30 años trabaja como guía del Museo Gallardo y fue parte del personal de la institución que trabajó durante más de un mes para rescatar y recuperar las piezas menos afectadas por el fuego, como el dromedario exhibido en el primer piso de San Lorenzo 1949.
"Cuando se produjo el incendio, yo estaba trabajando en el museo", recuerda ahora mientras camina por los depósitos de Zoología, un lugar pequeño, lleno de vitrinas que guardan miles de piezas de taxidermia. Hay insectos, aves, peces y también mamíferos de gran porte, como osos o cachorros de león. Algunos están en una posición relajada, otros listos para comenzar el ataque.
Nebozuk explica que la idea de abrir los depósitos surgió a partir de las consultas de quienes visitan el museo. "Muchos conocían el viejo museo, el que funcionaba en el edificio de Moreno al 700, y ahora vuelven con sus hijos, con sus nietos o sus sobrinos y nos preguntan qué pasó con los animales, algunos piensan que se perdieron todos en el incendio. Por eso decidimos mostrarlos".
El depósito está en uno de los entrepisos del museo, al que se accede después de pasar por una serie de oficinas administrativas levantadas con al técnica de bioconstrucción (con barro, paja y materiales reutilizados) y una gran galería. El ambiente huele a algo parecido a la naftalina, son las emanaciones de las piezas taxidermizadas y los insecticidas que se aplican para evitar el ataque de insectos al pelo o las plumas de los animales.
Por eso las visitas se hacen en grupos, con cupos de diez personas, y se extienden durante no más de quince minutos. El recorrido no está recomendado para las personas alérgicas. "Las visitas son breves pero muy interesantes. Y el público se lleva información sobre diferentes especies que después puede profundizar en su casa", señala la guía.
La experiencia es la previa a una exposición que se proyecta para conmemorar los 20 años del nefasto incendio. Nebozuk recuerda que "cuando por fin los bomberos pudieron apagar el fuego, los trabajadores del museo seguimos yendo durante meses a rescatar lo que dejaron las llamas. Fue muy feo y desagradable el panorama con el que nos encontramos, pero queríamos al museo y queríamos que siguiera siendo un servicio para toda la sociedad, entonces teníamos que ir a rescatar lo que se podía".
El primer paso fue juntar las piezas que podían ser restauradas, mudarlas a un lugar seguro y, después, iniciar un delicado proceso para que pudieran volver a ser exhibidas. Al mismo tiempo intentó reconstruir la documentación sobre la procedencia de cada una de las piezas.
En las visitas de este viernes, se podrá conocer parte de este trabajo y aprender sobre especies animales originarias de Santa Fe y de Argentina, así como también ejemplares de biodiversidad exótica, tomando conciencia de las acciones que protegen y valoran a las especies autóctonas.
Depósitos-zoológicos01 (1).jpeg
Próximo a reabrir
El Museo Gallardo cerró sus puertas en noviembre pasado por problemas edilicios. Filtraciones de agua dañaron gran parte de los techos del entrepiso y afectaron también al a planta baja. Entonces se consideró que no se daban las condiciones adecuadas para que el público visite el museo y se decidió hacer un impasse hasta tanto se terminaran las tareas de refacción.
Los trabajos no se completaron aún, sin embargo en los próximos meses se habilitarán algunos sectores del museo, para que pueda ser recorrido por escuelas y público en general.