Santa Fe dio un paso más en lo que llama “soberanía de los insumos”, pero sobre todo dio un paso histórico en materia de derechos al garantizar en el territorio el acceso de las mujeres al misoprostol de producción pública y, así, a las interrupciones legales de embarazos (ILE) previstas en el Código Penal desde hace casi cien años. En las últimas semanas, la monodroga, producida en dos presentaciones por el Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) ya desde 2018, comenzó a ser distribuida en todos los centros de salud y hospitales de la provincia a través de las cabeceras de los nodos, para seguir a partir de allí los circuitos habituales de distribución, con la diferencia de ahora es de producción santafesina y estatal, un 70 por ciento más barato que el se compra a los laboratorios a precio dólar. “No hay otras experiencias como esta”, indicó el coordinador de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, Oraldo Llanos, y recalcó que “se trata de una inversión en salud y es un ahorro, pero sobre todo es garantizar derechos”.
Llegar a las últimas semanas y poner en marcha los engranajes que garanticen la llegada del misoprostol de fabricación santafesina a los centros de salud fue un camino tan arduo como “soñado por muchos”, recalcó el funcionario provincial; y señaló que más allá del enorme paso dado, Santa Fe viene garantizando el misoprostol gratuito para las interrupciones de embarazos legales desde 2013 (cuando adhirió al Protocolo ILE) y Rosario lo hace desde 2012, lo que marcó un punto de inflexión porque desde entones no se registran muertes por abortos.
“La diferencia ahora es que como sucede con la producción de cualquier insumo y más aún de los fármacos, significa una apuesta a la soberanía de los insumos y a garantizar derechos —indicó Llanos—. Y en esto la producción de misoprostol nos pareció central, más aún con la validación internacional que tiene desde el punto de vista técnico, lejos de ser una mirada sesgada”.
Es que la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), así como otras organizaciones internacionales, valoran esta droga como parte de la canasta básica de la salud de las mujeres.
Lo cierto es que no existen otras experiencias de laboratorios del Estado produciendo misoprostol. “Es una experiencia única que significó una decisión política por parte de la provincia, pero también un esfuerzo enorme por parte de los técnicos y los equipos del LIF”, aseguró el coordinador del área, que dejó en claro que el paso dado “es el piso establecido a la hora de garantizar derechos de salud sexual y reproductiva”.
El inicio del proceso
Si bien había habido algunos intentos entre 2013 y 2014, fue en los primeros meses de 2018 que ya con la decisión tomada, el laboratorio de la provincia inició las pruebas para fabricar el misoprostol en su propia planta, un proceso que se llevó adelante mientras en el Congreso Nacional estallaba el debate por la legalización de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, que obtuvo media sanción en junio y fue rechazada por el Senado en agosto pasado.
Esta fue la primera producción de estas característica y hoy, ya en efectores y centros de salud, su distribución es gratuita. Se trata de una dosis de 200 microgramos que se entrega en dos presentaciones diferentes, una de uso oral y otra de vía vaginal, y en ambos casos “se trata de la monodroga en dos presentaciones, lo que abre un abanico de posibilidades de suministro de acuerdo a cada caso”, detalló el funcionario.
“Tener este suministro de misoprostol es fundamental porque comprarlo era muy caro, pero además en estas dos versiones se puede utilizar uno u otro de acuerdo a los criterios médicos, que tienen que ver con la dosis necesaria, la edad gestacional e incluso las preferencias de la persona, cosas que se evalúan día a día en los centros de salud”, explicó.
La distribución
Durante los primeros meses de este año se terminó “la última fase de pruebas del producto” y comenzó la producción; lo que permitió al Ministerio de Salud de la provincia dar el plazo clave en las últimas semanas y avanzar en la entrega a centros de salud y hospitales.
“La distribución se hace a través de las cabeceras de los nodos, a partir de donde se hacen las distribuciones regionales”, explicó Llanos, sobre los esquemas de entrega que ya se mantenían desde el 2013 cuando se inició la entrega. “Hemos generado en estos años investigaciones para mejorar la calidad de los circuitos”, apuntó el funcionario, también señaló que la entrega “sigue siendo con doble receta archivada” y atendió los cambios en la demanda que puedan darse en el futuro. “A medida que la población se empodera y el Estado ofrece más acompañamiento, el contexto cambia favorablemente y vemos que las situaciones de mayor complejidad, van disminuyendo”, dijo.
Al señalar la complejidad, el funcionario apuntó centralmente “a llegar en el menor tiempo posible” y dejó en claro que “los casos de mayor complejidad, que la mayoría de las veces son los de abusos, donde hay niñas y ocultamiento de los embarazos, que no se pueden evitar, pero sí intentar abordarlos lo más tempranamente posible”.
Aunque una y otra vez, señala que “todo lo que queda por hacer en materia de salud sexual y reproductiva”, el coordinador del área retoma lo sucedido en 2018, tanto con la producción de misoprostol como en el impulso del debate por el aborto legal, seguro y gratuito.
“La Argentina no es la misma desde entonces —consideró—. Se ha podido debatir, eso marca un antes y un después, y eso se está multiplicando. Hay un Estado presente en las escuelas, en las familias y en las organizaciones. Y es un Estado que acompaña a las mujeres con la mejor calidad posible y con los insumos necesarios, y eso es un derecho”.