En el marco de los actos por el Día de la Virgen de Rosario y de los 250 años de su llegada a la ciudad, se celebró ayer una multitudinaria misa y acto central en un Monumento Nacional a la Bandera colmado de fieles. En un acto que contó con la presencia de monseñor Miroslaw Adamczyk, representante del Papa Francisco en la Argentina, el titular de Arzobispado local, monseñor Eduardo Martín, ponderó la belleza y virtudes de Rosario, pero advirtió que "hay otra ciudad donde un 15 por ciento de la población vive en condiciones precarias, signado por la pobreza y la falta de elementos esenciales para una vida digna". Además alertó que la "asola la violencia proveniente del narcotráfico", que se cobró este año más de 200 muertos.
En un día a pleno sol con el marco del imponente río Paraná, la Iglesia Católica local celebró este domingo el día de la Virgen del Rosario, la patrona de la ciudad, cuya imagen llegó al Pago de los Arroyos hace 250 años.
Peregrinos
Tras una corta peregrinación desde la Catedral, decenas de familias con niños, adultos mayores, jóvenes, estudiantes de escuelas católicas, y comunidades de algunas de las 124 iglesias y parroquias que conforman la arquidiócesis local, caminaron unos 200 metros hasta colmar de a poco las escalinatas del Monumento a la Bandera y las adyacencias del parque nacional.
Al pie del Monumento de cara a las escalinatas se montó el altar donde resaltaba la vitrina elevada con la imagen de la Virgen del Rosario, y la presencia de casi todo el arco eclesiástico de la ciudad, en esta oportunidad se dio un dato distintivo: la presencia del monseñor Miroslaw Adamczyk, nuncio apostólico representante del Papa Francisco en Argentina.
Pero antes de la celebración de la misa, el titular del Arzobispado local, monseñor Martín, pronunció un discurso evocativo, aunque no pasó por alto la realidad de la ciudad. Tras valorar y agradecer la presencia de Adamczyk, el religioso recordó que la arquidiócesis local fue creada en 1934 por el Papa Pío XI.
Más adelante indicó que la ciudad está enclavada en la zona agropecuaria más importante del país. "Del puerto de Rosario se exporta la mayor cantidad de lo que produce el campo. La ciudad de Rosario, como dice el canto, siempre estuvo cerca. Es una hermosa ciudad a la vera del río Paraná en cuyas barrancas el general Manuel Belgrano izó por por primera vez la bandera nacional, el 27 de febrero de 1812".
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Recordó que le dio el nombre la Virgen patrona y fundadora, “que nos acompaña desde hace 250 años en todas las circunstancias de la vida. Cuando su imagen llegó a estas tierras se llamaba Pago de los Arroyos y lo habitaban unas 300 personas con sus casas alrededor de la pequeña capilla dedicada a la Virgen del Rosario”.
Doloroso contraste de la gran urbe
Tras marcar los orígenes de sus habitantes, "inmigrantes españoles y criollos y ya entrado el siglo XX la gran inmigración europea, la llegada de familias provenientes del interior de Argentina, de países como Bolivia, Perú, Paraguay, y enriquecida con la inmigración venezolana", marcó que se configuró "la actual gran urbe".
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Monseñor Martín y Miroslaw Ademczyk, enviado del Papa, oficiaron la misa.
Describió la ciudad como "un centro vital, siempre en efervescencia, , con grandes iniciativas empresariales, artísticas, culturales y deportivas". Sin embargo, luego de esa introducción, marcó los contrates. "Con toda la belleza de sus parques y plazas, la costanera, su arquitectura, existe otra Rosario", dijo, y habló de la población "que vive en condiciones precarias, signada por la pobreza, la marginación, la falta de elementos esenciales para una vida digna”.
Flagelos
Pero Martín no solo se refirió a la falta de recursos básicos para la subsistencia, sino que además apuntó una problemática que aqueja cotidianamente a los rosarinos. "Nos asola una violencia en su mayor parte proveniente del flagelo del narcotráfico, que lleva en este año más de 200 muertos".
Paradójicamente, en el mismo momento hablaba sobre la espeluznante cifra de homicidios dolosos en la ciudad, ingresaron a presenciar la misa familiares y amigos de Mauro Villamil, vistiendo remeras con el rostro del hombre que murió en mayo pasado tras una feroz balacera en una verdulería de Corrientes y Gutiérrez.
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Además, el arzobispo mencionó el problema de las adicciones. "Son una grave preocupación, la droga mata y afecta a todo el arco social". Esa descripción le dio pie para marcar “contrastes, luces y sombras, pecado y gracia. Desde la visión de fe, donde abundó el pecado sobreabundó la gracia, por eso no nos dejamos robar la esperanza. Cada mañana nos levantamos a sembrar la paz de Cristo Jesús, el hijo de María Santísima. Y con todos los hermanos de distintos credos, y de todas las clases procuramos trabajar y construir un mundo mejor”.
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La imagen de la Virgen del Rosario encabezó la celebración.
La homilía de la misa estuvo a cargo de Miroslaw Adamczy, y luego, sobre las 17.30 se dio paso a la fiesta popular en el Patio Cívico del Monumento. Mientras, en la Catedral se dispuso un cordón policial, ya que cerca de las 19 iba a pasar por el lugar la marcha del orgullo LGTB+.
Reafirmar la fe
"Mucho cariño a la Virgen porque creo que la solución en este país se está rezando, y porque soy católica y quiero reafirmar la fe con este tipo de actos. Siempre que puedo participo", resumió Alejandra, una mujer de 64 años, vecina del macrocentro mientras participaba de la procesión.
Muy cerca de ella, dos amigas caminaban juntas mientras rezaban el Rosario. "La fe nos motiva. Y en estos tiempos tan difíciles tenemos que buscar a Dios, y a la madre de Dios, que siempre nos protege, ella siempre está presente entre nosotros. Nos aqueja la violencia, la droga. Le pedimos a Dios que nos proteja de tanta violencia y delincuencia", indicó Luz, de San Francisquito, junto a Mercedes, que llegó desde Puente Gallegos.