El pedido de los vecinos de Pichincha para que la Intendencia revea la medida de autorizar a bares y restaurantes a instalar islas o corralitos sobre la calle, para garantizar durante la pandemia el distanciamiento social, encontró eco en el ala opositora del Concejo Municipal. Los ediles justicialistas Fernanda Gigliani y Lisandro Cavatorta hicieron hincapié en que esa decisión se adoptó a través de un decreto municipal que dio respuesta a los empresarios gastronómicos durante un momento de excepción que ya terminó, ya que los locales no cuentan con aforo y volvieron a utilizar la totalidad de su capacidad.
Es más, Gigliani presentó un pedido de informe que fue aprobado sobre el final del 2022, donde advierte sobre la existencia de una ordenanza ya sancionada que propone regular ese tipo de estructuras en la ciudad y que, pese a eso, nunca fue reglamentada en el Palacio de los Leones. "Es tiempo de terminar con el decreto y en todo caso, avanzar en reglamentación de esa herramienta que tiene especificaciones puntuales sobre el uso de espacio público", detalló.
Si bien el reclamo partió de los vecinos de Pichincha, el barrio con mayor movimiento nocturno de Rosario, la instalación de estas estructuras que permiten la colocación de mesas sobre la calle no es exclusiva de ese sector, sino que se las ve por diferentes zonas del centro y macrocentro, incluso donde ya la calzada ya está reducida por la traza de ciclovías.
Los vecinos presentaron su reclamo en la Defensoría del Pueblo, pero la inquietud había llegado previamente al Concejo Municipal en marco de los inicios del debate por una nueva normativa de nocturnidad y ya allí, encontró aliados entre los concejales opositores. Desde el oficialismo, en cambio, si bien abren el debate sobre la convivencia, afirman que en la Intendencia no se está evaluando dar marcha atrás con esa medida.
Fin de los tiempos de excepción
Con la misma contundencia que lo planteó en el Palacio Vasallo, la concejala Gigliani afirmó a La Capital que "si todas las islas de bares y restaurantes están habilitadas en el marco del decreto municipal que salió durante la pandemia, todas deben retrotraerse".
El hecho que viene puntualizando la edila hace ya unos meses es que "ya existe una ordenanza municipal aprobada por el Concejo que surgió de un proyecto de Martín Rosúa que justamente planteaba la regularización de esos espacios y que nunca fue reglamentada". Es más, a partir de esa situación se aprobó un pedido de informe que ahora deberá responder el Ejecutivo Municipal.
En ese sentido, Gigliani no solo insistió en la necesidad de retrotraer la situación a la previa de la pandemia, sino que además recalcó que "en todo caso, si se quieren regular estos espacios, existe ya una ordenanza que debería ser reglamentada y que cuenta con todas las especificaciones pertinentes: cómo deben ser las estructuras, los lugares donde sí y donde no se pueden instalar e incluso un canon que bares y restaurantes deben abonar al municipio".
Otro de los convencidos del fin de la excepción es el justicialista Cavatorta que así como Gigliani remarcó que "los aforos por la pandemia ya terminaron y esta es, en todo caso, una irregularidad que no se puede perpetuar".
Además, señaló que con el tiempo "el uso de ese espacio público que hacen bares y restaurantes se ha ido desvirtuando, la cantidad de metros que se utilizan, las extensiones que superan el ancho de los locales e incluso la colocación de mesas fijas".
Para el concejal, la discusión incluso está vinculada al debate de la nocturnidad que ya comenzó a darse en el Palacio Vasallo y por donde los vecinos de Pichincha ya pasaron. Y en ese sentido, recalcó que "lo que sucede es que no se puede evaluar justamente lo que pasa adentro de los locales, si bailar sí o no, sino sobre todo lo que sucede antes y el después en el espacio público y en este marco es que también hacen este planteo los vecinos de la zona".
Convivencia, pero no marcha atrás
La voz del oficialismo fue el concejal de CREO Ciro Seisas que si bien se refirió "a un debate que debe darse en torno a la convivencia y a qué clase de convivencia quieren los rosarinos", dejó en claro que la idea para nada es ir para atrás con la medida.
"Hay que pensar en cómo equilibrar entre quienes quieren disfrutar de estos espacios, que además son generadores de puestos de trabajo, las herramientas que tenemos y la vida tranquila de los vecinos de la zona", señaló el concejal.
Para Ceisas, para nada puede definirse una marcha atrás para todos los casos en forma genérica, sino que "deben analizarse las situaciones una por vez" y agregó: "Hay que ver si da el tipo de público y el entretenimiento que se ofrece, además de otras cuestiones porque la verdad es que ningún dueño de bar o local quiere tener problemas con los vecinos para trabajar".
Si bien admitió que normativamente, al menos por ahora, estos espacios están atados al decreto firmado por el intendente Pablo Javkin durante la pandemia, también hizo hincapié en la "herencia de la pandemia y su aprendizaje" y no dejó de señalar en ese sentido que "es necesario apuntar a un equilibrio entre el disfrute de los espacios abiertos y la vida cotidiana, que la mayor parte del tiempo son lugares tranquilos".