Esta vez, la mayoría no fueron maestros, aunque sí los hubo. Fueron sobre todo estudiantes, integrantes de organizaciones del barrio y voluntarios que se sumaron casi por curiosidad y que las 8 de la mañana salieron de la Escuela Nº456 Carlos Pellegrini, en la esquina de República y Ottone, en el corazón de Empalme Graneros, a censar un barrio tan diverso como densamente poblado. "Acá abarcamos desde esta zona más cercana al Juan José Paso hasta sectores mucho más vulnerables como Pumitas", detalló Estrella Tortorici, maestra desde hace más de 30 años y responsable del operativo en lo que técnicamente está determinado como la Fracción 10 de la ciudad. Y admitió que la principal preocupación de los censistas, incluso planteada durante las capacitaciones, fue "la seguridad".
La franja que tomaron los 209 censistas que salieron del establecimiento -previa firma de planillas porque nunca pudieron registrarse como tales a través de la aplicación- va hasta el límite del barrio en avenida Sorrento, las calles French y Chacho, y Circunvalación. "Justamente como es tan grande, la fracción 10 se dividió en A y B", explicó la docente para detallar el trabajo que encararon los 18 jefes de radio, junto a los 6 asistentes, más los jefes de cada una de las fracciones.
Para Camila, una joven estudiante de Trabajo Social y militante de la agrupación Proyecto Rosario de la Facultad de Ciencia Política de la UNR, el trabajo casa por casa que comenzó a hacer sobre Ottone era casi un ejercicio para su carrera.
Tres de las viviendas que había censado, ninguna había realizado el trámite de manera virtual, así que respondieron una a una las preguntas de la joven, que las hizo desde la puerta, en un barrio que estaba absolutamente desierto. Otros, como Alejo, que trabajaba en la misma cuadra, llegaron a último momento como reemplazo de quienes "se bajaron" sobre la marcha y mientras en la escuela aún convocaban voluntarios de "último momento".
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Los vecinos atendieron sin especial entusiasmo, pero con amabilidad ya sea a través de puertas o incluso de las ventanas y aunque no fueron mayoría, hubo algunos que habían logrado completar las preguntas digitalmente y esperaban a los voluntarios con su código en mano.
Quienes no hicieron el censo digital en las últimas semanas, ya no tuvieron ninguna chance en las últimas horas. "Lo intentamos, pero no hubo forma", dijeron Doris y Miriam, dos vecinas que charlaban desde la esquina sin dejar de mirar las puertas de sus casas a la espera de su turno para brindar la información.
"Hasta último momento con mi hija mayor intentamos hacerlo, pero no pudimos", contó Doris. Las mujeres, que pese al feriado habían logrado hacer algunos mandados por la zona, reconocieron que el barrio estaba "demasiado tranquilo" y afirmaron: "Acá los días normales, está cada vez más peligroso y más al atardecer que ya no se puede andar".
El sector más pobre del barrio
Para esa zona detrás de Empalme que choca contra Sorrento e incluso llega por sectores al arroyo Ludueña, conocida como Los Pumitas, la organización del operativo fue bien distinta. Los propios jefes de radio salieron con grupos de censistas hasta tanto estos pudieran ubicarse en esa trama de pasillos, pasajes y cortadas donde no hay cuadrícula e incluso lo hicieron con referentes del barrio.
"Ahí fuimos con gente que conoce el barrio e incluso se ofrecieron para censar integrantes de organizaciones sociales del barrio porque no se puede mandar a cualquiera", contó la maestra de la Carlos Pellegrini, que además por la tarde es docente en la escuela de adultos justamente en ese sector del barrio.
A diferencia de otros sectores del barrio, entre esas familias el censo digital era impensable, sin embargo, fue una de las actividades que ella misma impulsó desde la escuela de adultos. "En las últimas tres semanas, una tarea fue que vinieran con la documentación de su familia y de tres vecinas para que pudiéramos hacer el censo con las alumnas del tercer nivel", contó Tortorici y así avanzaron en una veintena de viviendas que ya quedaron registradas de manera digital.
Otro punto que hubo que trabajar allí en los días previos, fue una confusión que se dio entre algunas familias que estaban siendo registradas para un programa de ayuda para la ampliación de sus viviendas. "Se confundían y decían que los habían censado y los jefes de radio, venían desesperados, hubo que trabajar en eso y explicar detalladamente", indicó la mujer, que con varios operativos censales en su haber, así como elecciones, afirmó que "esta vez lo que lo cambia todo es la tecnología".
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"Hubo que aprender un montón de cosas", confesó la mujer y citó la violencia como otra de las situaciones a la que hubo que dar respuesta. "En las capacitaciones, la mayor preocupación es justamente qué hacer ante una situación de robo o de violencia, porque el resto de las salidas, frente a un problema del censo: una casa vacía, alguien que no responde o no atiende, la gente sabe qué hacer", señaló.
Por eso, hubo recomendaciones y acompañamiento: salir en grupo, la presencia de los jefes de radio y el consejo de no llevar celulares. Así y todo, hubo situaciones que no se pudieron evitar.
Sin embargo, esa no fue ni una preocupación ni un problema que solo afectara a ese sector de la ciudad. "A los chicos les están robando los celulares, nos avisaron recién", dijo una cencista minutos más tarde ya fuera de los límites de Empalme, en la esquina de Rossini y Travesía. Mientras completaba con un compañero las planillas de un edificio de la zona, la mujer concluyó: "No sabés cómo manejarte, pero hay que seguir".