Campesinos brasileños están sufriendo graves efectos sobre su salud como consecuencia del contacto con diversos herbicidas diseminados cerca de sus residencias, denunció hoy la organización de Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW).
Campesinos brasileños están sufriendo graves efectos sobre su salud como consecuencia del contacto con diversos herbicidas diseminados cerca de sus residencias, denunció hoy la organización de Derechos Humanos Human Rights Watch (HRW).
En su informe llamado "Tú no quieres respirar más veneno: la respuesta fallida a la fumigación de herbicidas en comunidades rurales brasileñas", HRW informa además de que las personas afectadas por las supuestas sustancias contaminantes no denuncian lo que sucede porque temen represalias "de parte de los terratenientes" que controlan el agronegocio.
La denuncia de HRW llega en un momento en el que el uso de los herbicidas está en el centro del debate parlamentario en el país sudamericano. Un proyecto de ley que flexibiliza su aplicación y al que los ambientalistas apodaron "El paquete del veneno" se está discutiendo en la Cámara.
El informe de HRW documentó casos de exposición a herbicidas en siete comunidades rurales diferentes de Brasil, incluyendo asentamientos indígenas y "quilombos" (áreas de población afrodescendiente).
Richard Pearshouse, director de Derechos Humanos asociados al medio ambiente en HRW y autor del informe, advirtió: "Las autoridades brasileñas necesitan parar esta exposición a sustancias tóxicas y garantizar la seguridad de aquéllos que hablan sobre el daño que los herbicidas están causando a sus familias y comunidades".
De las siete comunidades visitadas por HRW, los habitantes de cinco de ellas manifestaron que habían recibido amenazas para no reportar el daño que estos productos estaban causando en sus lugares de residencia.
Según HRW, los dueños de grandes plantaciones en áreas rurales ignoran la ley que obliga a establecer una "zona de amortiguamiento" cerca de las residencias de los campesinos. Esta disposición está pensada para que las fumigaciones áereas de herbicidas no afecten a las personas que viven en las comunidades.
"Los datos oficiales sobre contaminación por herbicidas subestiman la severidad del problema", destaca el informe. Y añade: "El sistema gubernamental que monitorea la presencia de residuos de herbicidas en el agua potable y la comida es muy débil".
La presencia de herbicidas en el ambiente provoca náuseas, dolor de cabeza, vómitos y mareos a quienes se ven afectados. La exposición crónica a estas sustancias está asociada a la infertilidad, puede provocar impactos negativos en el desarrollo fetal, cáncer y otras enfermedades serias, asegura el informe de HRW.
"Tenía un dolor de cabeza muy fuerte, también de estómago, y muchas ganas de vomitar", contó una niña de 10 años a HRW en la comunidad de Cascavel, al sur del país. "La profesora dijo entonces: ‘vayámonos de clase porque el olor es muy feo'", prosiguió.
Otro testimonio incluido en el informe es de Jakaira, un hombre de la comunidad indígena Guaraní-Kaiowa, en el centro del país, que dijo: "Cuando ves ese líquido blanco en el aire, te empiezas a sentir mal: no quieren respirar más ese aire contaminado, pero no hay otro".
El informe concluye con un llamado a la acción gubernamental. "Brasil no debería permitir la diseminación de herbicidas desde aeroplanos cerca de las casas de las personas, o desde tractores al lado de las ventanas de las escuelas".
"El país debería imponer urgentemente una suspensión temporal en la fumigación aérea y crear 'zonas de amortiguamento' para la diseminación terrestre cerca de lugares sensibles", completa.
La lesgislación actual sobre herbicidas en Brasil data de la década de los 80, aunque fue enmendada en varias ocasiones. El proyecto de ley que se está discutiendo actualmente flexibiliza la utilización de estas sustancias y otorga más poder de decisión sobre su uso al Ministerio de Agricultura, en detrimento de las carteras de Salud y Medio Ambiente.
En el campo semántico, incluso, el proyecto propone modificar el uso del término legal "agrotóxicos" por los de "pesticidas" y "productos fitosanitarios".
Brasil es uno de los mayores consumidores mundiales de herbicidas: la ventas anuales se ubican en torno a los 10.000 millones de dólares. El 80 por ciento se usan en soja, maíz, algodón y caña de azúcar.
De los diez herbicidas más utilizados en Brasil, cuatro están prohibidos en Europa por el presunto riesgo que implican para la salud, según el informe de HRW.