Esa imagen de Pistorius se deshizo en pedazos la madrugada del 14 de febrero de 2013, cuando disparó a su novia en su domicilio de Pretoria causándole la muerte.
Obsesionado por la seguridad en un país con una de las tasas de crimen más altas del mundo, Oscar alegó que había confundido a su pareja con un intruso.
https://publish.twitter.com/oembed?url=https%3A%2F%2Ftwitter.com%2Fdw_espanol%2Fstatus%2F1728039652861329478&partner=&hide_thread=false
Sin embargo, en el mediático juicio posterior _que se alargó varios meses_ algunos testigos mostraron otra cara del deportista, al hacer referencia a las discusiones previas y los celos de Pistorius, que no avalaban la tesis del atleta.
Un primer veredicto llegó el 11 de septiembre: el exatleta evitó la cadena perpetua al ser exculpado de asesinato, pero fue condenado a cinco años por la jueza Thokozile Masipa. A partir de ahí, distintos recursos llevaron a la Corte Suprema de Apelaciones a elevar definitivamente a 13 años y cinco meses su castigo de prisión. Ahora Pistorius recibe la libertad condicional que le permitirá salir de la cárcel el 5 de enero.
>>Leer más: hallan un bate ensangrentado en la casa de Oscar Pistorius
Historia
Fue uno de los nombres más elogiados del atletismo, tanto en su natal Sudáfrica como a nivel mundial.
Nació el 22 de noviembre de 1986 en Sandton, Johannesburgo, con una malformación congénita llamada hemimelia peronea.
Aquello se traduce en que a sus dos piernas les faltaba el peroné, un hueso fundamental para la estabilidad y el soporte, por lo que a sus 11 meses le amputaron ambas por debajo de las rodillas.
Dicha operación le significó que enfrentara múltiples obstáculos a lo largo de su vida. Sin embargo, él se enfrentó a ellos y logró convertirse en un deportista de alto rendimiento.
Estudió en un colegio conocido por su exigencia, el Pretoria Boys, y más tarde cursó la carrera de comercio en la universidad.
GHSTPVJVVVF6BATOZ7E4M4OFIM (1).jpg
Ahí compitió en diversos deportes con sus piernas ortopédicas de carbono. Lo apodaban “Blade Runner” y se desempeñaba tanto en rugby, como en fútbol, y waterpolo. No obstante, su disciplina predilecta y en la que más destacaba era el atletismo.
Sus habilidades como velocista llevaron a que en 2004 clasificara para los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, en donde se llevó la medalla de oro en los 200 metros y la de bronce en los 100. A partir de ese momento, siguió con una carrera profesional que le significó más títulos. Incluso, buscó participar en competiciones regulares.
Si bien, en un principio negaron su petición bajo el argumento de que sus piernas de carbono podrían darle cierta ventaja, él apeló a la Federación Internacional de Atletismo y consiguió que lo aceptaran.
Ganó tres medallas de oro en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008 y entrenó para clasificar a los Juegos Olímpicos de Londres 2012.
Pese a que en esta última competencia no recibió premios, sí clasificó a las semifinales de los 400 metros llanos.
Pistorius gozaba de la popularidad de un ídolo imparable y personas de todo el mundo lo veían con admiración.
Pero sus amigos más cercanos y las parejas que habían estado con él conocían una faceta íntima que aún no era de conocimiento público en ese momento.
Detrás de las celebraciones, las medallas, las entrevistas en programas de televisión y los triunfos en las pistas de atletismo, figuraba un hombre violento, fanático de las armas y sin remordimientos.
Esa versión de Pistorius recién salió a la luz después de que cometiera un horrendo crimen, en el cual los investigadores policiales descubrieron que cometió un asesinato a mano armada en contra de su novia, Reeva Steenkamp.
Aquella noche
Fueron cuatro disparos los que se escucharon en la madrugada del 14 de febrero de 2013, entre las 3:12 y las 3:14. El primero de ellos fue aislado y los tres siguientes llegaron de golpe tras una pausa.
Varios de los residentes del complejo Silver Woods Estate de Pretoria se despertaron por los ruidos.
Poco después, escucharon: “¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Ayuda!”.
Los gritos venían de la casa de Pistorius, en donde vivía con su pareja Reeva Steenkamp, una modelo y abogada de 29 años que era conocida por su activismo en contra de la violencia de género.
En ese momento, él tenía 26 años, mientras que se habían conocido a finales de 2012.
oscar-pistorius-244809253-16x9_0 (2).jpg
Tras oír los pedidos de auxilio, un guardia de seguridad llamado Pieter Biaba fue hasta la casa y entró por la puerta principal, que estaba sin llave.
Luego llegó un vecino y amigo del deportista, Johan Stander, su hija Clarice, y un empleado que dormía en el área de servicio, Frankie Chiziweni.
Al interior, se encontraron con Pistorius empapado con manchas de sangre, quien llevaba en sus brazos a Steenkamp, con su cuerpo teñido de rojo.
Tras ver la impactante situación, Stander le dijo que acostara a su pareja en la alfombra y llamó a una ambulancia.
Pistorius trató de abrirle la boca con un dedo bajo el argumento de ayudarla a respirar, mientras que con la otra mano trataba de evitar que saliera más sangre de una herida que tenía en la cadera.
Steenkamp también tenía impactos de bala en el brazo izquierdo y en la cabeza.
En medio de ese escenario, pasaron dos minutos para que llegara el médico Johan Stipp, quien vivía en las cercanías de su residencia.
Consternado, preguntó qué había ocurrido.
“Le disparé, pensé que era un ladrón y le disparé”, exclamó Pistorius mientras seguía tratando de hacerla respirar.
Stipp le tomó el pulso y luego levantó su párpado derecho para revisar su pupila.
“Está muerta”, manifestó. El deportista se puso a llorar. “La maté, maté a mi novia. ¡Que Dios me lleve!”, lamentó ante los presentes.
Cerca de 20 minutos más tarde, a las 3:43, llegó la ambulancia y dos paramédicos confirmaron el diagnóstico de Stipp.
No había vuelta atrás.
Y a las 4:14 se hizo presente el detective Hilton Botha, quien asumió el caso para descubrir qué era lo que había ocurrido.
Los agentes policiales determinaron que la escena que llevó a la muerte de la modelo ocurrió en el primer piso. Específicamente, en el dormitorio con baño en suite en el que dormía con Pistorius.
Cuando tuvo que hacer sus primeras declaraciones a las autoridades, el atleta contó que se habían acostado cerca de las 22:00 y que se habían quedado dormidos.
Después, según su relato, se despertó en la madrugada porque escuchó unos ruidos extraños y pensó que había un ladrón en su baño.
Bajo el supuesto presentimiento de que él y su pareja corrían peligro, tomó una pistola de 9 milímetros que tenía en su velador, se bajó de la cama y apretó el gatillo repetidas veces.
“Como no llevaba las piernas ortopédicas y me sentía sumamente vulnerable, sabía que debía protegernos a Reeva y a mí. Me sentía atrapado, porque la puerta del dormitorio estaba cerrada y me cuesta desplazarme con los muñones. Disparé varios tiros a la puerta del baño y le pedí a Reeva a gritos que llamara a la policía, pero no me respondió”.
Pistorius dijo que fue en ese momento cuando optó por prender las luces y ver si Steenkamp estaba junto a él, lo que resultó no ser así.