La llamativa y misteriosa mancha grisácea que aparece en la más famosa de las versiones de "El grito", de Edvard Munch, no es más que cera, según confirmaron ayer a DPA expertos de la Galería Nacional de Noruega.
La llamativa y misteriosa mancha grisácea que aparece en la más famosa de las versiones de "El grito", de Edvard Munch, no es más que cera, según confirmaron ayer a DPA expertos de la Galería Nacional de Noruega.
Durante años, los investigadores se habían preguntado si a Munch (1863-1944) se le había derramado algo de pintura en el icónico óleo de 1983 o si se trataba del excremento de algún pájaro. Pero gracias a un nuevo método de escáner se ha podido resolver el misterio.
"Creemos que había una vela delante del cuadro y que, al soplar la pintura, algo de cera acabó cayendo sobre ésta", dijo a DPA la investigadora Tine Frysaker.
"El grito", del que Munch pintó cuatro versiones, es una de las obras clave del Expresionismo. En 2012, una de las versiones fue subastada por 119,9 millones de dólares. Las otras dos están en el Museo de Munch, en Oslo.