El crecimiento de la población argentina es “positivo y moderado”, a pesar de que se registra un descenso en la tasa de natalidad, aseguraron especialistas en demografía en base a los resultados provisorios del Censo Nacional 2022, que arrojaron un aumento de casi 18% en relación a 2010, lo que puede explicarse por la influencia de la inmigración y el proceso de envejecimiento.
“Es un crecimiento moderado propio de la tendencia que tenía Argentina ya de largo plazo, y es un crecimiento positivo en el sentido de que permite alargar el proceso de envejecimiento”, explicó a Télam Leandro González, doctor en demografía e investigador del Conicet.
El censo efectuado el miércoles pasado arrojó que hay 47.307.407 habitantes en Argentina, y que un 52.83% son mujeres, un 47,05% de varones y un 0,12% que se definió como “ninguno de los anteriores”.
El Censo 2010 había reportado 40.117.096 habitantes: de ese total, había 20.593.330 de mujeres y 19.523.766 hombres.
Expertos estadísticos estimaban que la población actual iba a ser un 13% más grande que en 2010, pero resultó 18%, un primer dato sorpresa.
El segundo es que mientras en 2010 hubo 5,5% más mujeres que hombres, esa diferencia ahora se duplicó: hay un 12,2% más de mujeres.
Entre los censos de 2001 y 2010, el crecimiento poblacional había sido del 10% mientras que ahora estuvo a dos puntos de duplicar esa tasa aunque el espacio intercensal fue de 12 años dado que el operativo censal se retrasó dos años por el Covid.
“El envejecimiento de la población se refiere a que gradualmente va habiendo más población adulta y anciana, y cuando hay un crecimiento de la población moderado como el nuestro ese proceso se hace más lento”, continuó González, profesor de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) además de investigar para el Conicet.
Para González, el crecimiento moderado de la población es “positivo porque les da más tiempo a los gobiernos para hacer las previsiones de políticas de salud y de previsión social tendientes a financiar y atender la población anciana que va a ser creciente en el tiempo”.
A su vez, el investigador refrendó que este crecimiento fue superior a lo que esperaban las proyecciones del Indec, que estimaban para este año 46,2 millones de personas.
“Puede parecer mucha población un millón más de lo esperado, pero igual estamos en el orden de un 2 a un 5% de diferencia entre el resultado y las previsiones, así que son porcentajes relativamente bajos que están dentro de los márgenes de error previsibles”, detalló.
Respecto a las razones de este aumento, González aclaró que “deberíamos esperar a tener más información computada por el Indec para ver si el crecimiento de la población está dado por los inmigrantes internacionales”.
Sobre este punto, amplió: “Las poblaciones crecen básicamente por los nacimientos. Y los nacimientos en Argentina vienen en una tendencia en descenso desde el año 2015, entonces sería raro que haya habido un aumento fuerte de nacimientos el año pasado que explicara esta diferencia”.
“Cuando se procese la información del lugar de residencia y de nacimientos tal vez podríamos tener una pista que explique este crecimiento”, añadió el demógrafo del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs) dependiente del Conicet y la UNC.
El investigador afirmó que “si hay crecimiento por inmigrantes, generalmente vienen en edades jóvenes y refuerzan la masa laboral del mercado de trabajo”, y remarcó que “toda la población activa sostiene a la población anciana”.
Si bien nuestro país no presenta una población envejecida como en el caso de Cuba o Uruguay, González indicó que “estamos en proceso de envejecimiento, pero no en un grado marcado, lo cual da tiempo para planificar cambios de políticas”.
Sobre la diferencia entre la cantidad de varones y mujeres, explicó que muestra una “relación normal” en comparación al censo anterior, pero se puede observar un “pequeño crecimiento porcentual a favor de las mujeres”.
“Naturalmente las mujeres tienen una esperanza de vida mayor que los varones y aquí podríamos sospechar que la pandemia pudo haber aportado a este crecimiento porcentual porque hubo más mortalidad en varones que en mujeres”, precisó.
En ese sentido, la investigadora del área de Estudios Migratorios del Instituto Gino Germani, Victoria Mazzeo, coincidió en que el crecimiento poblacional con respecto a las previsiones del Indec fue “más o menos elevado, con un millón de personas más”.
“Si analizamos el crecimiento vegetativo (la diferencia entre natalidad y mortalidad) no es tan alto; la mortalidad se mantiene estable y la natalidad viene descendiendo desde 2015. En 2019 la tasa (de nacimientos) fue del 13,9 (por mil habitantes) y en 2020, 11,8”, explicó la doctora en Ciencias Sociales y Magister en Demografía Social.
Para Mazzeo, el crecimiento poblacional de casi 18 por ciento se puede vincular con dos aspectos. “Por el crecimiento migratorio o debido a un sobre registro en base a la mayor captación de personas que pudieron acceder a ser censados a través de la nueva metodología digital” que el Indec utilizó por primera vez en esta edición censal.
La investigadora resaltó que “fue importante la cantidad de personas que se censaron digitalmente”, un total de 23.813.773 según precisó el Indec.
En ese punto, la investigadora remarcó la importancia de obtener los datos de un Censo Nacional para determinar si hay más migrantes “porque habitualmente no se tiene datos continuos, solo entradas y salidas al país, y si se cruzan estos datos censales con los del 2010, eso se va a saber”.
Finalmente, Mazzeo destacó que la importancia de los resultados del Censo radica en “saber cómo somos en un momento dado, para tener una idea del tipo de población, hacer buenas políticas públicas y saber a qué poblaciones dirigirlas y dónde están ubicadas”.
“Es un relevamiento universal, en un mismo momento en todo el país, distinto a algunas encuestas que no toman la población rural”, concluyó.