El ministro de Educación Nacional, Juventud y Deportes de Francia, Jean-Michel Blanquer, prohibió el lenguaje inclusivo en los colegios franceses. A principios de mayo ya había afirmado que la lengua no debía ser dañada y este jueves publicó una circular en el Boletín Oficial del Estado que oficializa su decisión, con el argumento de que este tipo de comunicación "constituye un obstáculo para la lectura y la comprensión de la escritura".
El gobierno francés explicó que el lenguaje inclusivo, que incorpora un sufijo femenino en un sustantivo masculino a través de un punto, constituye un obstáculo al aprendizaje de los alumnos y no debe ser usado como alternativa para la feminización de la lengua.
Blanquer destacó esta semana que la adopción de ese tipo de lenguaje modifica el respeto de las reglas de concordancia "habitualmente esperadas en el marco de los programas de enseñanza". Y sostuvo que "constituye un obstáculo a la comprensión de la escritura", además de afectar a la lectura en voz alta y a la pronunciación, al no ser posible una transcripción oral de ese tipo de grafías.
Asimismo, subrayó que que se ven especialmente perjudicados, contrariamente a lo que podría sugerir el adjetivo inclusivo, los niños con ciertas discapacidades o con problemas de aprendizaje.
En ese sentido, señaló que el aprendizaje y el dominio del francés "contribuyen a luchar contra los estereotipos y garantizan la igualdad de oportunidades de todos los alumnos", algo que no debe verse penalizado por ese lenguaje cuya "complejidad e inestabilidad" se presentan como un obstáculo para esa meta.
Sí aboga, en cambio, por la promoción y el uso de la feminización de ciertos términos, especialmente los cargos, "dentro del respeto de las reglas gramaticales".
La "invisibilización" de las mujeres
El lenguaje inclusivo había sido defendido en Francia por las agrupaciones feministas que consideran que el lenguaje masculino no es neutro e implica una "invisibilización" de las mujeres. No obstante, la Academia Francesa de la Lengua se manifestó en contra en octubre de 2017 al considerarlo una aberración, y en noviembre de ese mismo año el entonces primer ministro, Édouard Philippe, ordenó prohibirlo en los textos y actas oficiales.
Blanquer recordó ahora que en los documentos administrativos ya se están aplicando esas "reglas de feminización" dictadas entonces, y pidió que en el marco educativo se respeten también las normas gramaticales y sintácticas en vigor. Su circular incluyó un nuevo posicionamiento también de este miércoles de la Academia.
"En un momento en que la lucha contra las discriminaciones sexistas implica combates contra la violencia conyugal, la disparidad salarial o el acoso, la escritura inclusiva, aunque parece participar de ese movimiento, no solo es contraproducente para esa causa sino perjudicial para la práctica y la inteligibilidad de la lengua", indicó el organismo.