El Papa Benedicto XVI llegó ayer a Washington en su primer viaje oficial como
Pontífice a Estados Unidos. Antes de aterrizar, sin embargo, asumió el tema más espinoso de su
visita, los escándalos de abusos sexuales por parte de sacerdotes: "Estoy profundamente
avergonzado", admitió.
"Es un gran sufrimiento para la Iglesia en Estados Unidos y en general, así como
para mí personalmente, que esto pueda ocurrir", manifestó a los medios que lo acompañaron en el
avión. Así, superó las dudas sobre cómo trataría el asunto que le costó a la Iglesia estadounidense
unos 1.500 millones de dólares en compensaciones y sobre todo un daño casi irreparable a su
imagen.
No pisará Boston.El jefe de la Iglesia Católica sólo visitará Washington y Nueva
York y no estará en Boston, el epicentro tradicional del catolicismo estadounidense y el foco
principal del escándalo.
"Al leer las historias de esas víctimas es difícil para mí entender cómo es
posible que haya curas que hayan cometido una traición semejante. Su misión es ofrecer sanación,
ofrecer el amor de Dios a esos niños". Aseguró que la Iglesia trabajará para asegurarse que los
pederastas no se conviertan en sacerdotes.
Con el asunto más controvertido enfrentado antes casi de empezar su gira, el
Papa inició una visita que hasta el domingo tendrá como puntos clave la entrevista de hoy con el
presidente estadounidense George W. Bush en la Casa Blanca, el discurso ante las Naciones Unidas el
viernes y las dos misas multitudinarias en ambas ciudades.
El Boeing 777 de Alitalia aterrizó en la base aérea de Andrews a las 15. 53
(hora de Washington). Después, Benedicto XVI pisó suelo estadounidense y fue recibido al pie de la
escalerilla por el propio Bush, su esposa Laura y Jenna, una de sus hijas.
Al recibir al Pontífice, Bush realizó una leve inclinación de cabeza y le
estrechó la mano mientras se intercambiaban unas palabras. Después lo saludaron Laura y Jenna Bush,
quienes también estrecharon su mano. Mientras duraban los saludos, los dos centenares de invitados
a presenciar la llegada del Papa se hacían oír con gritos y vítores.
Luego, Bush y el Papa caminaron hacia la terminal de recepción de invitados de
la base aérea, donde desaparecieron de la vista del público. El gesto del mandatario al acudir a
recibirlo no tiene precedentes. Nunca un mandatario de Estados Unidos abandonó su residencia de la
Casa Blanca y acudió a la base aérea de Andrews a recibir a un dignatario extranjero.
Agasajo y cumpleaños.Bush recorrió aproximadamente 16 kilómetros en auto ya que
su helicóptero no puede aterrizar como es habitual en los jardines de la Casa Blanca, que están
preparados para una ceremonia que se realizará hoy, a la que asistirán entre nueve y 12 mil
personas. Durante el recibimiento se conmemorará el cumpleaños número 81 del Papa.
Pasado mañana el Pontífice disertará ante la Asamblea de las Naciones Unidas en
Nueva York. Además visitará el lugar donde ocurrieron los atentados terroristas del 11 de
septiembre de 2001 en esa ciudad y oficiará una misa en el estadio de los Yankees.
El Papa y el presidente se desplazaron hacia Washington en limusinas separadas.
Bush regresó a la Casa Blanca y el Pontífice hacia la Nunciatura, situada en la avenida
Massachusetts. l (DPA y AP)
Pobreza y clima
El secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon tiene previsto abordar
pasado mañana, durante su encuentro en la ONU con el Sumo Pontífice, la lucha contra la pobreza, el
cambio climático, el desarme y el diálogo entre las culturas. "Necesitamos el fuerte apoyo
espiritual del Papa", admitió.